Aunque algunas prácticas de gestión menstrual como el uso de la copa o el sangrado libre se han popularizado no a todas les cae bien y está bien
Berenice Chavarria Tenorio / Cimac Noticias
Nadie está obligada a dar explicaciones sobre el método de gestión menstrual que decida utilizar. Toda niña, adolescente o mujer tiene la opción de recurrir a aquel producto que la haga sentir cómoda y cumpla con sus expectativas y necesidades, de ahí la importancia de tener acceso a información sobre el abanico de posibilidades para vivir este proceso con libertad y autonomía.
En la actualidad, dos métodos han sido nombrados con mayor frecuencia en medios de comunicación y redes sociales, lo que ha traído consigo –además de conocimiento y apertura– una serie de desinformaciones y romantización que en algunas ocasiones ha provocado presión e incomodidad en las mujeres: se trata del sangrado libre
y la copa menstrual, dos alternativas que podrían permitirte conocer tu cuerpo y sus procesos.
Liberemos la sangre
«Corrí con la sangre goteando por mis piernas por mis hermanas que no tienen acceso a tampones y mis hermanas que, a pesar de los calambres y el dolor, esconden la menstruación y fingen que no existe», expresó Kiran Gandhi, una mujer estadounidense que corrió el maratón de Londres en 2015 sin utilizar ningún producto de gestión menstrual, mostrando al mundo entero que en la sangre lleva su fuerza.
Su acción le dio la vuelta al mundo y trajo al debate actual un concepto que ha existido desde los inicios de la vida humana: el sangrado libre.
Para la maestra en Filosofía y educadora menstrual, Emilia Almanza, este término «es relativamente nuevo para designar algo muy viejo», pues por siglos las mujeres han menstruado a través de sangrar libremente. Cabe recordar que las primeras toallas sanitarias comerciales desechables aparecieron a finales del siglo XIX, con la empresa Hartmann en Alemania, y Jhonson & Jhonson en Estados Unidos.
Para muchas mujeres, el sangrado libre también ha representado el nulo acceso a productos de gestión menstrual. En el contexto mexicano, es posible vislumbrar esta práctica en aquellas «que no tienen de otra, porque están en la calle o en la cárcel», explicó Emilia Almanza en entrevista con Cimacnoticias.
Por ello es necesario evitar la romantización de este método para manejar la menstruación, pues son diversos los contextos que atraviesan a cada niña, adolescente o mujer, quienes incluso en muchas ocasiones no tienen acceso a servicios básicos como el agua.
Por otro lado, para aquellas mujeres que cuentan con acceso a servicios de agua y saneamiento, además de tener un espacio seguro, el sangrado libre llega a representar una manifestación política, un activismo menstrual que permite conectar con la sangre, dejando de concebirla como algo «sucio» que debe esconderse.
La ginecóloga con perspectiva feminista, Mariana Robles Mejía, detalló que para poder llevar a cabo el sangrado libre es imprenscindible el autoconocimiento y la conexión con nuestro cuerpos.
«Este método se acompaña de conciencia de salida del sangrado. La humedad y una sensación en el vientre bajo anuncian que habrá una descarga de sangre, es entonces cuando una mujer acude al sanitario», detalló Mariana Robles.
En entrevista con Cimacnoticias, la especialista desglosó mitos sobre lo que NO es el sangrado libre:
- No es una acumulación de sangre. La conciencia sobre el cuerpo y un «pequeño espasmo en el útero» serán la señal que indique el momento de expulsión.
- No es un proceso riesgoso para la salud: «Es tan higiénico y seguro como cualquier otro método».
- No es «escurrir sangre» durante todo el día. Aunque sí debe conocerse la posibilidad de que ocurra un traspaso a la ropa cuando se comienza a practicarlo.
- No significa quitar la toalla, tampón o copa de un día para otro: «Puedes apoyarte de pantaletas menstruales» como recursos para sentirte más cómoda e ir paso a paso.
Para lograr la libertad corporal que permite sentir el sangrado libre, Emilia Almanza destacó la importancia de promover el autoconocimiento y la capacidad que tiene cada una de adquirir conciencia sobre su suelo pélvico, musculatura y fluidos.
«Propongo despertar sentidos respecto a los fluidos y los cambios hormonales que ocurren, y no es solamente físico, también emocional. A partir de esa conciencia, se puede manifestar la posibilidad de una forma de menstruar que sea libre de cualquier producto».
Emilia Almanza
Ninguna alternativa es obligatoria…sí, incluida la copa
Desde 1867, existían copas menstruales rudimentarias, la primera fue patentada por la estadounidense Leona W. Chalmes; sin embargo, en ese momento se mostró resistencia por parte de las mujeres para usarla, por lo que este producto se convirtió en un fracaso para su época.
Años más tarde, con la llegada de la tecnología y el marketing, la copa rápidamente se popularizó, convirtiéndose en el mejor método de gestión menstrual para algunas y una pesadilla para otras.
Si bien es cierto que las copas menstruales son amigables con el medio ambiente y también representan un ahorro económico, no son el método adecuado para todas las mujeres.
Si no se cuenta con acceso a servicios de saneamiento y agua, la copa menstrual no será una opción viable. En ese sentido, se deben «ofrecer opciones que se adapten al contexto cultural y social de niñas, adolescentes y mujeres», afirmó Mariana Robles.
La especialista indicó que quien decida utilizar la copa menstrual debe ser consciente de que este método conlleva menos riesgos que el uso del tampón; sin embargo, debe tenerse en el cuerpo durante el tiempo estipulado y procurar no excederse, pues podría presentarse alguna complicación.
Al respecto, Emilia Almanza compartió: «Es completamente normal que muchas mujeres o niñas digan que no quieren introducirse nada, pero también es importante que tengan acompañamiento quienes quieran usarla. Para eso hay que tener una cultura de respeto a la diversidad de experiencias menstruales, porque hay un mundo de ellas y estamos hablando de la relación que cada una tiene con su cuerpo».
Entonces, ¿cuál producto de gestión menstrual debería escoger?
Para que cada una elija libremente sobre la forma de gestionar sus procesos, es necesaria una educación menstrual y sexual que deje de enviar el mensaje que el cuerpo y la sexualidad de las mujeres es de otros y no de ellas.
Ahí surgen las responsabilidades de gobiernos e instituciones para brindar información que deje de estigmatizar la menstruación y, sobre todo, deje de mostrarla como un proceso «meramente reproductivo», aseveró Emilia Almanza.
Hablando desde la libertad, el mejor producto de gestión menstrual será el que cumpla con tus expectativas y necesidades. Tal como señala la médica Mariana Robles: «Tu cuerpo es tuyo y tú decides, no le debes explicaciones a nadie. Utiliza lo que te haga sentir cómoda. Un solo producto no es la solución para todas».