Los Nandayapa cumplen 100 años haciendo «cantar» al hormiguillo

Durante tres generaciones se han dedicado a la fabricación y ejecución de marimbas

Elizabeth Marina / Portavoz

[dropcap]L[/dropcap]a marimba es símbolo de fiesta y tradición, sus vibraciones sonoras son reconocidas en cada rincón del estado, y aunque su creación moderna data del año 1892, actualmente sigue siendo valorada e internacionalmente reconocida.
Entre sus más grandes exponentes chiapanecos se encuentran los hermanos Nandayapa, quienes se han dedicado a la fabricación de este reconocido instrumento y mantienen el negocio familiar fundado por Norberto Nandayapa desde al año 1917.
Junto a su hijo Alejandrino, se convirtieron en los marimberos más reconocidos de Chiapa de Corzo, y tras el fallecimiento de ambos personajes, fueron Carlos, Alejandro y Javier ─hijos de Alejandrino─ quienes continuaron el negocio hasta alcanzar importantes reconocimientos internacionales.
Cien años después, los hermanos Nandayapa celebran su centenario en la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo.

Legado viviente

Durante tres generaciones, han fabricado y tocado incontables piezas de la tradicional marimba chiapaneca en la casa que los vio crecer y en donde su abuelo Norberto fundó el taller que ahora ha sido convertido en la «Casa Museo de la Marimba Nandayapa».
Año tras año, miles de turistas conocen la historia del tradicional instrumento y se deleitan con los conciertos que en punto de la 1 de la tarde los hermanos ofrecen a la vista del majestuoso Cañón del Sumidero.
Carlos, el menor de los hermanos, comparte para Portavoz sus 22 años de experiencia ejerciendo el oficio de marimbero y marimbista; y nos da un recorrido por la casa que alberga cien años de cultura y tradición.
«Mi padre heredó el talento de mi abuelo Norberto, y aunque amaba lo que hacía se empeñó en impedir que nosotros continuáramos con el oficio, esto a pesar de que los tres hermanos conocíamos el oficio a la perfección pero él decía que su mayor sueño era que fuéramos profesionistas».
Fue así como los tres hermanos se alejaron de la legendaria tradición y se mudaron a la Ciudad de México para terminar sus estudios en la Universidad Autónoma de México.
Años más tarde, la noticia del fallecimiento de su padre Alejandrino paralizó a la familia entera e impulsó a los hermanos a volver a Chiapas y continuar con el legado.
«¿Qué diría mi padre si viera en lo que el museo se ha convertido?» ─esboza una sonrisa─ «sin duda estaría orgulloso, a pesar de tratar de impedir que continuáramos con el oficio que desde pequeños aprendimos, no rechazamos esta herencia», afirma Carlos, orgulloso de los logros que como familia han obtenido.

Innovación familiar

En 100 años era inimaginable que los Nandayapa no se pusieran creativos, aunque el proceso de fabricación de las marimbas no ha evolucionado, su forma de hacer música sí, y ha sido gracias a la marimbanda como se han colocado entre los favoritos del público nacional.
Esta «marimba que anda» forma parte de los nuevos proyectos familiares, se trata de una orquesta compuesta por seis muebles desarmables que conforman una marimba de concierto y fue creada con la finalidad de proyectar una imagen viva del instrumento; permite a los músicos caminar mientras crean música, interactuar y crear un vínculo más estrecho con su público.
El proyecto tiene entusiasmados a los hermanos Nandayapa, la buena aceptación por parte del público les ha permitido hacer recorridos anuales por el Estado de México, Veracruz, Guerrero y Tabasco, y dar una mayor difusión a Chiapas.
«Este proyecto ha tenido una aceptación bastante buena, a los turistas les encanta bailar, cada músico se mueve y baila con ellos mientras toca, es muy divertido hacerlo».
Aunque la Casa Museo recibe a turistas de talla internacional, el idioma no ha sido una barrera para los hermanos, de acuerdo con Carlos, el éxito viene acompañado de nuevos retos y para poder brindar una experiencia única a los visitantes, se han visto en la necesidad de aprender nuevos idiomas, como inglés e italiano.

Magia, tradición y cultura

Como parte de sus creencias y tradiciones, la familia Nandayapa solicitó desde hace una década ser priostes de San Sebastián en la fiesta grande de enero 2017, por lo que este mes será inolvidable y llenará de vida la Casa Museo de la Marimba en su centenario.
Como parte del acto conmemorativo, los Nandayapa deleitarán a lugareños y visitantes con su música; «estamos muy entusiasmados, jamás imaginamos que esta tradición llegara tan lejos, sin duda, celebraremos compartiendo nuestro talento con los turistas y chiapacorceños que nos visiten».
Del 8 al 23 de enero, la familia espera la visita de alrededor de un millón de turistas locales, nacionales e internacionales, por lo que los preparativos iniciaron desde el pasado diciembre del 2015.
Para celebrar a San Sebastián Mártir, han preparado la tradicional pepita con tasajo o también conocida como «comida grande». Este guiso, con el que esperan alimentar a un aproximado de 2 mil parachicos los días 17 y 20 de enero, está hecho con arroz y semillas de calabaza (primero dorada y después molida) que se acompaña de carne de res en tiras secas.
Para hacer posible este banquete (en el que el pozol, la chanfaina y el estofado de res también son típicos) es necesario que cada año, los priostes desembolsen un aproximado de 50 mil pesos, sin embargo, la carga se hace menos pesada, pues al tratarse de una fiesta dedicada a San Sebastián, los mismos pobladores se ofrecen a «apadrinar» a la familia con tamales, pan, café, y cualquier bocadillo típico durante la celebración.
Es así como 100 años después, los hermanos Nandayapa celebran su centenario en la fiesta grande de Chiapa de Corzo.

Fabricando música

En un taller dividido en tres niveles, 11 manos realizan un arduo trabajo durante 40 horas. Cuidan cada detalle, cortan la madera, afinan las piezas, dan el barniz final para sellar y crear un sonido fino.
La marimba es un instrumento que produce su sonido a partir de su propia vibración y sin ayuda de otros elementos como cuerdas, membranas o columnas de aire, por lo que su fabricación requiere dedicación y esfuerzo.
Carlos, que tiene gran experiencia en la fabricación del emblemático instrumento, señala que sus teclas están hechas de madera de hormiguillo por ser la más sonora, mientras que el cedro es utilizado para los resonadores; los palillos de las baquetas se hacen con varas de huizizil; los bolillos suaves, grandes y pesados para las teclas graves, las duras, pequeñas y livianas para las teclas más agudas.
En Casa Museo, también se elaboran las marimbas de conciertos, son terminadas en un periodo de siete días y son las marimbas más grandes que aquí elaboran, mismas que están conformadas por cinco octavas y media.
«Somos muy cuidadosos en el elegir la madera, una vez que la tenemos, hacemos las teclas y las cajas de resonancia, hacemos una pequeña incisión en la parte baja para colocar cera y una membrana de intestino de cerdo, que le da el peculiar sonido a la marimba chiapaneca», detalla Carlos.

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