Los panzudos llenan de fe y color las calles de San Cristóbal

La peregrinación de la Virgen de la Merced reunió a miles en San Cristóbal de Las Casas, con los tradicionales panzudos que desde el siglo XIX representan los pecados capitales

Primer Plano Magazine / Noé Juan Farrera Garzón

San Cristóbal de Las Casas vivió este 22 de septiembre de 2025 una de sus celebraciones más esperadas: la tradicional peregrinación de los panzudos, personajes emblemáticos que con sus enormes barrigas y máscaras grotescas acompañan la procesión de la Virgen de la Merced, patrona del barrio que lleva su nombre.

Considerada la segunda fiesta religiosa más importante de la ciudad, solo después de la Virgen de Guadalupe, la festividad mantiene un profundo arraigo en la población desde el siglo XVII, cuando en 1637 se consolidó la devoción mercedaria en esta zona. Con el paso de los siglos, la representación de los pecados tomó forma en los panzudos, quienes a finales del siglo XIX sustituyeron a los antiguos moros, encargados antes de anunciar la llegada de la celebración.

La participación de los panzudos simboliza la carga de los siete pecados capitales —soberbia, avaricia, lujuria, envidia, gula, ira y pereza—, y al mismo tiempo, la intención de redimirse al caminar junto a la imagen de la Virgen. Niños, jóvenes y adultos se suman a esta procesión vestidos con trajes llamativos que representan al mal, convirtiendo las calles en un escenario lleno de color, música y devoción.

En la actualidad, además de los atuendos tradicionales, algunos disfraces incluyen referencias a la política, personajes públicos o temas de actualidad, lo que refleja la capacidad de la tradición para adaptarse a los tiempos sin perder su esencia. La procesión no solo es un acto de fe, sino también una manifestación cultural que atrae a visitantes nacionales y extranjeros.

La fiesta de la Virgen de la Merced se reafirma, así, como un símbolo de identidad sancristobalense, donde la religión, la historia y la creatividad popular, se entrelazan para mantener viva una tradición que ha sobrevivido por más de tres siglos y que hoy, en pleno 2025, sigue convocando a miles de creyentes y curiosos en los Altos de Chiapas.

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