El proceso electoral de Chiapas no había comenzado y la violencia política en la entidad ya era noticia de primera plana en los medios nacionales: “Matan en dos días a tres precandidatos”, tituló El Reforma hace unos días, uno de esos tres precandidatos era Geovanni Lezama Barrera, quien aspiraba por el Frente Amplio por México a la presidencia municipal de Suchiate, en la región fronteriza de Chiapas.
La violencia por el narcotráfico en Chiapas en los últimos días se ha exacerbado. Al menos por tres días, en los municipios de Frontera Comalapa, Chicomuselo, Bellavista, La Grandeza, Amatenango de la Frontera y Motozintla, se presentaron bloqueos, retenes, enfrentamientos y desplazamiento de personas.
En este contexto es que este domingo 07 de enero inició el proceso electoral local 2024 en Chiapas, en el que se elegirán 123 presidencias municipales, hay que recordar que en Oxchuc no habrá elecciones porque se rigen por el sistema normativo de usos y costumbres; 24 diputaciones por el principio de mayoría relativa y 16 por el principio de representación proporcional; y la titularidad de la gubernatura del estado.
La jornada electoral del 02 de junio será concurrente, es decir, será junto con la federal por lo que también se elegirán: diputaciones federales, senadurías y la presidencia de la república. Tanto el proceso federal como estatal se cruzarán. Esto será el proceso electoral más grande de la historia de Chiapas, según las propias autoridades electorales.
El proceso electoral 2020-2021 fue especialmente violento para las personas que se postularon a un cargo de elección popular y el contexto no se veía tan adverso como el que se percibe ahora. La violencia en la entidad sin duda es el principal reto para todas las autoridades que están inmiscuidas en el proceso electoral.
La violencia política contra las mujeres por razón de género
La resistencia a la participación política de las mujeres continúa y muchas veces esa resistencia se convierte en acciones de violencia contra ellas tan solo en pasado proceso electoral (2020-2021) se registraron 58 delitos cometidos contra ellas.
La paridad de género obliga a todos los partidos políticos a postular al 50 por ciento de candidatos hombres y 50 por ciento de mujeres, estas serán las elecciones (por el número de puestos que están en juego tanto a nivel federal como local) en el que participarán un mayor número de mujeres. Sin embargo el contexto en el que participan son adversos.
Los partidos políticos poco o nada han hecho para impulsar cuadros de mujeres, se siguen resistiendo a entender que la paridad de género es una nueva forma de gobernar, y continúan poniéndose creativos para burlar la Ley e impedir que las mujeres participen. Han impulsado desde candidaturas simuladas hasta acciones que obstaculizan su participación.
El Consejo General del Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IEPC), apenas dos días antes de que iniciara el proceso electoral local, aprobó los Lineamientos en Materia de Paridad de Género. Estos lineamientos establecen los principios de paridad de género, alternancia y homogeneidad de las fórmulas y planillas que competirán, es decir, su trabajo es poner las reglas en claro para que los partidos políticos no hagan simulaciones a la hora de presentar sus candidaturas y solo presenten a mujeres en espacios en los que históricamente han perdido o inclusive solo en lugares con menor número de habitantes.
Aún no tenemos claridad de cómo quedaron esos lineamientos porque no han sido publicados y lo que se aprobó en la sesión sufrió modificaciones. Es muy importante que estos lineamientos se den a conocer para que también la ciudadanía se encargue de vigilar que las postulaciones cumplan con las reglas.
Los órganos electorales tienen una gran tarea en ser vigilantes del cumplimiento de la paridad de género así como la ciudadanía. También de estar pendiente de que se eviten y sanciones los delitos cometidos contra las mujeres que participen en este proceso electoral.
La pobreza el gran obstáculo de la democracia
La Sierra Madre de Chiapas es de los más hermoso que han visto mis ojos. Subimos a un ejido en un municipio que debo de confesar no recuerdo si era Motozintla, El Porvenir o Siltepec, estaba impactada con el paisaje. Hacía frío y olía a café. Llegamos a un salón de usos múltiples en que el entonces un candidato a diputado se reuniría con la población de diferentes comunidades.
Me mandaron del medio, en el que entonces trabajaba, a cubrir la gira que tenía ese político por la zona. Todo iba “normal” hasta que de repente quedamos encerrados en el recinto. “No salen” nos dijeron. No recuerdo o no me enteré bien cuánto fue la cantidad que pidieron por dejarnos ir. Mientras llevaban el dinero, me puse a platicar con varios de los ejidatarios, que estaban resguardando que nadie se escapara (como que si eso hubiera sido una posibilidad).
Me dijeron que los políticos solo llegan a sus comunidades en épocas de campaña, que le prometen de todo, pero que no les cumplen nada así que su razonamiento era: “ahora que está acá le sacamos lo que podamos porque luego nunca va a volver”. Para ellos no había diferencias entre un candidato u otro, de hecho algunos no tenían claro aspirante a qué era, quién era o por qué partido político estaba el hombre que tenían retenido. En ese sujeto con camisa blanca, pluma de marca, pantalón cargo y botas de montaña, que trataba inútilmente de convercerlos que él era diferente, veían un político más.
Después del pago, nos dieron de comer, y hubo la promesa de votar por el candidato, que era el más espantado de la comitiva por la “encerrona”. Creo que los pobladores sí cumplieron porque al final del día, ganó.
Esta práctica es más común de lo que quieren aceptar los propios candidatos y autoridades, algunos casos han sido muy públicos, como el del candidato a presidente a municipal de San Cristóbal en el pasado proceso electoral, Juan Salvador Camacho, quien fue amarrado en una comunidad.
Para mi tesis de maestría, entrevisté a decenas de mujeres candidatas a un puesto de representación popular, más de una de ellas me contó historias parecidas y otras tantas del rechazo generalizado que siente la ciudadanía a la clase política “no los culpo” me dijo una de ellas. Yo tampoco.
Chiapas es de los estados con mayor pobreza en el país, la población está más preocupada por resolver su día a día, y ve que esa cotidianidad no necesariamente se está resolviendo por votar por un candidato u otro. Esa es la percepción, aunque creo que está muy lejos de la realidad.
Lograr un “voto razonado” es difícil en una entidad con el grado de pobreza (y ahora inseguridad) en la que está Chiapas. La ciudadanía vota muchas veces no por las propuestas, no por la esperanza, no porque crea que uno sea mejor que otro, sino lo hace por otras motivaciones que está muy lejos de ser las deseables.
En este contexto inicia este proceso electoral. No es mi intención dejarles con desesperanza, al contrario mi objetivo es compartirles mis inquietudes para que hagamos lo que nos toca para cambiar esta realidad que no nos favorece.