Mandrágora / Ednita Montoya

¿Por qué Mandrágora?

Porque en muchas culturas, esta planta era sagrada. Se decía que tenía poderes curativos y hasta sobrenaturales. Que su raíz tenía forma humana. Que si la arrancabas, gritaba. Y ese grito, capaz de matar a quien lo escuchara, era también un anuncio de vida. Porque la mandrágora ha sido símbolo de fertilidad, renacimiento, poder femenino, conexión con la tierra. Y, sobre todo, de resistencia.

Crece en condiciones adversas, entre sombras y suelos secos. Es planta de brujas, pero también de sanadoras. Tiene el poder de curar… o de exterminar. Por eso esta columna lleva su nombre: porque nace del caos y florece con ternura. Porque es un espacio para gritar, sí, pero también para sanar.

Aquí hablaremos de lo que nos atraviesa: lo visible y lo que se oculta. Lo que ha marcado nuestras vidas y nos ha obligado a renacer. Las mujeres que somos no siempre emergieron de la luz. Muchas hemos salido del fuego, de la destrucción, del silencio.

Hoy me da gusto estar viva. Compartir esta nueva etapa como columnista es un acto de alegría… pero también de resistencia.

No solo soy sobreviviente de feminicidio en grado de tentativa. También soy madre autónoma, activista feminista, tallerista, tarotista y defensora de las infancias. Crío a dos hijas que me enseñan cada día que la vida vale, que la ternura es trinchera, que el amor es refugio.

La mayor camina hoy hacia sus sueños. La menor lleva en su segundo nombre una semilla de fuerza y renacimiento. Por ellas, por mí, por todas las que hemos sobrevivido, escribo.

Esta columna es una guía para existir. Un mapa para las que creen estar solas. Un camino para quienes buscan vida después de la violencia, después del abandono institucional, después del dolor.

Aquí hablaremos de maternidades autónomas que sostienen el mundo sin que el mundo se dé cuenta. De la violencia que nos espera en la calle, en casa, en el trabajo, en las redes. De lo que nadie dice y de lo que urge nombrar. De amor, de política, del planeta, de música, de historia. De lo cotidiano y de lo inmenso.

Hablaremos de nosotras. De ellos. De cómo habitamos el mundo. Porque nuestras historias importan. Porque estamos vivas. Porque escribimos desde la raíz.

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