En el mundo digital es posible entablar vínculos diversos con otras personas. Algunos son de tipo afectivo y romántico que han terminado en noviazgos, relaciones estables o matrimonios, y otros en donde la unión de personas se da por compartir ideas y actitudes contra un sector. Así de diferentes y opuestas las cosas.
Esto no es nada nuevo. Lo diferente es la facilidad con la que ocurren, aunado a la necesidad de orientación en muchas áreas de la vida diaria porque ante el exceso de información, parece ser que resulta complicado discernir, seleccionar y sistematizar.
Esta facilidad e inmediatez, aunado a la performatividad de quienes se colocan como orientadores, hace que las personas empiecen a consumir lo que publican atraídos, muchas veces, porque refuerzan sus propias ideas, algunas que poco tienen que ver con la igualdad y el respeto de lo otro y de la otra.
Las comunidades digitales que se crean sobre discursos violentos contra los grupos en situación de vulnerabilidad no son pocos. La manosfera (híbrido formado por (man y esfera) es el término que sirve para designar a las comunidades virtuales, integradas por hombres, cuyos vínculos se establecen a partir de la discusión de temas de género, masculinidades y relaciones con las mujeres. Hay más: consideran que a ellas la sociedad les da privilegios inmerecidos en detrimento de los hombres, siendo el feminismo, en términos generales, un mecanismo de opresión.
No se trata de un asunto menor. Desde la Secretaría General de las Naciones Unidas se ha abordado el tema. El informe de 2024 sobre la violencia contra las mujeres y las niñas señala:
«En los últimos años también se ha venido prestando cada vez más atención a los nuevos espacios virtuales que alimentan la misoginia y perpetúan actitudes que normalizan y justifican la violencia contra las mujeres y las niñas. La “machosfera” es un conjunto descentralizado de comunidades digitales en plataformas múltiples, por ejemplo grupos de chat, foros de debate y blogs, unidas por su oposición al feminismo. En la “machosfera”, los hombres se presentan como las víctimas del clima social actual mediante contenidos centrados en varios temas, por ejemplo representaciones denigrantes de mujeres, discurso despectivo sobre los movimientos de mujeres y mitos perjudiciales sobre la igualdad de género y la violencia contra las mujeres y las niñas».
Los grupos virtuales de este tipo forman parte de una subcultura digital antiderechos que, a todas luces, comparten una visión misógina de la realidad. Los miembros de estos espacios son incentivados por influencers que defienden una concepción supremacista del hombre bajo el velo de mostrar cómo son las cosas.
La violencia contra las mujeres no es una fantasía ni un invento, sino una realidad material. Señalar que los hombres viven en condiciones de infravaloración es una distorsión de lo que existe.
La manosfera promueve una cultura del odio hacia las mujeres. Lo virtual tiene consecuencias en lo tangible. ¿Lo duda? Sea un poco paciente y verá cuántos grupos de hombres existen en donde se comparten ideas machistas y si usted es más paciente y valiente aún (o prefiere consultar reportes de policías cibernéticas) podrá enterarse de los grupos de WhatsApp o Telegram en donde se suben videos agrediendo a las mujeres.
La lucha contra las violencias contra las mujeres también debe darse en el mundo de los algoritmos, los “me gusta” y los “compartir”.








