Un experto explica que la mejor forma de prevenir desastres y pérdidas económicas es respetar los límites del mar
Lucero Natarén / Aquínoticias
Los efectos del fenómeno conocido como Mar de Fondo han perdurado más de lo usual; de manera intermitente, este evento marítimo ha asolado durante aproximadamente un mes la franja costera de Puerto Arista, Playa del Sol, Manglares de la Barra, Boca del Cielo y Madresal, por mencionar algunos lugares de Tonalá, Chiapas, causando crisis económica, razón por la cual hacen un llamado a las autoridades competentes para su atención.
Los problemas no sólo incluyen el derribo de palapas asentadas cercanas al mar, sino también alejan a los turistas, potenciales comensales de restaurantes, huéspedes de hoteles y así como a usuarios de la renta de cuatrimotos.
Las pérdidas también contemplan mariscos y pescados comprados con antelación que comienzan a dejar de ser viables para su consumo con el paso de los días; además de que no existen playas que recorrer, por lo que los paseos en cuatrimoto, ya ni se diga la pesca en lanchas, son posibles.
En este escenario, el exalcalde de Tonalá, Manuel de Jesús Narcía Coutiño, quien fue convocado como vocero de los prestadores de servicio, solicitó que la Secretaría de Economía, la Secretaría de Bienestar o la instancia correspondiente se apersone a los lugares afectados para aplicar algún tipo de fondo o alternativas para brindar atención a quienes viven exclusivamente de las actividades turísticas. «Hay que ver qué se puede hacer, implementar programas o préstamos sin intereses, para apoyar a las y los afectados por el mar de fondo», sugirió.
Además de señalar la necesidad de establecer los límites del mar, comentó que se debería inventar algo para dar una solución «definitiva». «Cimentar, árboles de coco sembrados a dos metros…, algo debemos de hacer», señaló.
Por su parte, el biólogo Luis Arturo Álvarez Márquez, testigo ambientalista de la región, comentó que «es importante entender la dinámica natural del mar y su fuerza. Esto es un fenómeno (mar de fondo) cíclico anual y que, dado las tendencias, cada vez será más fuerte».
«La falta de conocimiento, cultura y respeto por los límites del mar, la destrucción de las barreras naturales (dunas y vegetación) harán que los efectos sean cada vez más caóticos. La solución no está en volver a construir o reparar las palapas; hay que prevenir; siempre será mejor y más barato reeducar, revalorar y hacer valer el estado de derecho, pues existen normas y leyes al respecto», agregó Álvarez.
En lo que concierne a colocar barreras artificiales como son bolsas de arena, muros o cualquier tipo de material, indicó no son una opción pues: «estas modifican la estructura y micro topografía de la playa.
En el caso del mar de fondo, cuando la arena extraída por el mar regresa, al poner barreras artificiales, generará sobre acumulamiento en sitios donde naturalmente no sucedía. En perspectiva el mar de fondo no es el problema, sino la intromisión de infraestructuras humanas (palapas) en territorio de las olas. El mar sólo reclama su lugar».
Álvarez Márquez aseveró que lo más conveniente ante estas circunstancias es pensar en un plan de prevención y atención de riesgos ante efectos de mar de fondo que incluya una evaluación del potencial de riesgos basados en la infraestructura turística y la dinámica del mar de fondo, además de un acuerdo de reordenamiento y alineación de infraestructuras turísticas fuera de la zona federal y terrenos propios del mar.
Así mismo una propuesta de mitigación de impactos ante efectos de mar de fondo, restaurando y conservando las barreras naturales (dunas, vegetación costera, manglares y más), para que en años posteriores las y los prestadores de servicios no vuelvan a verse afectados.
Dunas costeras, barreras naturales y refugios de riqueza natural