Mariauxilio, artista de corazn altruista

En esta entrevista, la reconocida fotógrafa nos comparte una de las facetas que más disfruta en su vida: el animalismo

Julieth Rodríguez

[dropcap]L[/dropcap]a luz entra tenuemente a través de extensas cortinas rosas que cuelgan de amplias ventanas, y resplandece sobre la humedad del piso que poco a poco se desvanece a la caricia del aire. Mariauxilio Ballinas camina hacia el diván. Es bajita pero de figura tonificada, lleva un short de mezclilla y una blusa negra ceñida al cuerpo; de su cuello pende un ámbar que armoniza con su tez apiñonada, –Me protege de las envidias– diría más tarde entre risas.
Aunque estudió psicología social, es una afamada fotógrafa; sin embargo, hay una parte que no captan los reflectores, ni se devela en «aquellas noches de glamour» como ella las llama, un estilo de vida que sólo conocen sus verdaderos amigos, y de «oídas» otros más. Se trata de su labor altruista como rescatadora de animales callejeros.
Está sentada sobre el diván negro, se toma una rodilla con ambas manos y se balancea lentamente. Sus bucles oscuros con canas entretejidas, siguen el compás que ella marca.
–Mi vida gira alrededor de tres cosas: Mi trabajo profesional, el budismo y mi trabajo de rescate y apoyo comunitario.
De pronto, se oye un tintinear sobre los azulejos. Es Nicky (†), una pequeña perra negra de ojos saltones y pelos larguiruchos en las orejas, quien de un salto se sienta en un banco de madera, y pareciera atenta a la conversación.
–Cuando la encontré, era una bola rosa. Estaba muriéndose de hambre, con llagas y sarna… apestándose. Lo recuerdo porque fue el día en que murió Carlos Olmos.
2003
Mariauxilio se dirige en su automóvil al homenaje luctuoso del dramaturgo, en compañía de Rodrigo Núñez (fotógrafo también). Va por la 2ª Norte, justo por los servicios de transporte de Ómnibus Cristóbal Colón.
Un autobús de pasajeros sale del andén y está a punto de arrollar a una perrita maltrecha que está frente a él; Mariauxilio, de una maniobra se atraviesa en su camino ante el respingue de su acompañante para salvar la vida del animal.
Se arma un barullo en la calle. Ella baja y se postra cerca de la criatura pestilente que tiembla de espanto y le dice: «Déjate agarrar porque soy tu única oportunidad de vida».
Ante el asombro de su rescatadora, la perrita permanece impávida con la mirada fija hacia ella. Mariauxilio toma al animal con una franela que lleva en su coche, la coloca en su cajuela y reanuda su camino.
– ¡Estas loca! ¡Te vas a enfermar! ¡Qué no vas a ir al homenaje de Carlos Olmos!
Exclama su colega, así que ella se orilla en la Avenida Central y lo deja ahí para que él prosiga al compromiso.
– ¡Es el homenaje de Carlos Olmos! ¡No irás!
–Carlos Olmos ya está muerto, y esta perrita todavía puede vivir.

*****
Hace 13 años de eso. Debido al grado de maltrato, a Nicky le llevó uno adaptarse a los humanos, era huraña y desenfrenada; después se volvió una perrita afectiva y tranquila.
–El animal de la calle es el más leal y cariñoso que te puedas imaginar luego de ser rescatado…
En casa de la fotógrafa han vivido varios animales –también rescatados– pero han sido reubicados en hogares.
–Cuando vives esa experiencia (salvar animales), sabes que lo harás el resto de tu vida.
Desde hace 26 años se dedica a rescatar animales, tiempo en el que ha visto situaciones muy dolorosas, como perros agonizantes después de ser arrollados, otros con alambres encarnados en el cuello y patas, e incluso animales abusados sexualmente por propios humanos.
–Conoces la crueldad del hombre… El ser humano se ensaña con los seres vivos, su maldad no tiene límites.
–Finalmente hay de todo, pero cuando los ayudas, te da una satisfacción ver al animal contento, feliz, amoroso…
Cuando adquieres una mascota, en los próximos 10 años serás responsable de su alimentación, seguridad y salud, es un compromiso de vida, destaca María.
–Me choca que la gente los compre como regalos de navidad… Son como un bebé, hacen popó, pipí se enferman, y la gente los tira a la calle como si fueran basura.
Por ello, su experiencia como rescatadora –además de sus prácticas budistas– han cultivado en ella la disciplina, la compasión y la humildad.
–Uno tiene que trabajar la humildad, lo que te recuerde que eres un ser humano, que eres terrestre.
Los animales que ha reubicado en este tiempo «han sido cientos», y procura estar al corriente de su situación. Mariauxilio ha sufrido la pérdida de sus peludos y amorosos compañeros de cuatro patas pero puede estar segura que ahora están en un mejor lugar, tan cálido como el hogar de la fotógrafa, donde la luz entra tenuemente a través de extensas cortinas rosas que cuelgan de amplias ventanas, y resplandece sobre la humedad del piso que poco a poco se desvanece a la caricia del aire.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *