Las mariposas monarca están cada vez más en riesgo debido a los cambios climáticos, señala la investigadora Anna Walker, encargada de dirigir la evaluación de la especie realizada por IUCN
Thelma Gómez Durán / Mongabay
Si hay algo que provoca la mariposa monarca es fascinación. Y también preguntas, sobre todo porque la ciencia aún no ha podido desentrañar muchas de las incógnitas que rodean a este insecto que acapara, una vez más, los reflectores; sobre todo ahora que la subespecie migratoria fue clasificada recientemente En Peligro de extinción y, en especial, por hacer aún más evidentes los efectos negativos que el cambio climático provoca en la biodiversidad.
Desde la década de los noventa, las poblaciones de la mariposa monarca migratoria (Danaus plexippus plexippus) ha disminuido en forma drástica: entre un 22 y 72 %. Incluso, la población de la que menos se habla, aquella que migra por la costa oeste de Estados Unidos para pasar el invierto en los bosques de California, presenta un descenso brutal del 95%.
Ese desplome en las poblaciones fue el motivo por el que, a finales de julio, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) clasificó a la mariposa monarca migratoria como una especie En Peligro.
Es importante recordar que no todas las mariposas monarca migran. Hay poblaciones que, por decirlo de alguna forma, son residentes permanentes en zonas tropicales del centro y norte del continente americano, así como en el caribe.
En la lista de especies En Peligro de la IUCN solo se incluyó a la mariposa monarca migratoria, explica en entrevista con Mongabay Latam la investigadora Anna Walker, del Grupo de Especialistas en Mariposas y Polillas de la Comisión para la Supervivencia de las Especies de la organización y encargada de dirigir la evaluación de la monarca.
En esta evaluación también participaron Emma Pelton, especialista en la población de la monarca que migra al oeste; Karen Oberhauser, investigadora de la Universidad de Wisconsin que ha estudiado a la monarca durante poco más de tres décadas, y John Pleasants, de la Universidad Estatal de Iowa, quien ha realizado estudios sobre el efecto de agroquímicos en las zonas de reproducción de la mariposa.
El umbral que alerta del riesgo
Los datos de las poblaciones de mariposas monarca recolectados, desde la década de los noventa, en los sitios de hibernación en México (por el World Wildlife Fund WWF-México) y en California, Estados Unidos (por el Western Monarch Thanksgiving Count) sirvieron como base para aplicar los criterios de la IUCN y considerar incluir a la mariposa monarca migratoria en la Lista Roja de especies en riesgo de extinción.
«El umbral para incluir a una especie como En Peligro, es el 50 % de la disminución de la población. La monarca alcanza el umbral», explica en entrevista la investigadora Anna Walker. La evaluación consideró que la población de la monarca migratoria cayó entre un 22 y 72 %.
Los datos recopilados por WWF-México durante dos décadas muestran que la disminución de las poblaciones de las monarca que migran por el este de Norteamérica, y llegan a los bosques de México, se comenzó a resentir después de la temporada de 1996-1997. En los últimos 10 años, la población migratoria a México ha sido más o menos estable con un promedio de ocupación de 2.62 hectáreas de bosque. En la más reciente temporada de hibernación, de 2021-2022, la monarca ocupó 2.84 hectáreas.
La situación es aún más preocupante cuando se habla de la población migratoria del oeste de Norteamérica: «Es la que actualmente se encuentra en mayor riesgo», precisa Walker. Y los números lo muestran: «Ha disminuido alrededor de un 95% desde la década de los ochenta».
Los investigadores que realizaron la evaluación, y que para ello revisaron casi una centena de artículos científicos, destacan que son varios los factores que están provocando la disminución de las poblaciones de la monarca. Entre ellos está el uso excesivo de herbicidas en las tierras de cultivo que se encuentran a lo largo de la zona central de Estados Unidos, territorio que coincide con las áreas en donde la mariposa pone sus huevecillos y en donde nacen sus orugas.
Investigadores como Oberhauser y Pleasant han publicado estudios que documentan cómo en la zona del centro de Estados Unidos —donde se encuentran los grandes campos agrícolas— el uso de herbicidas tiene un efecto en la disminución de Asclepias o algodoncillo, plantas silvestres que son el alimento exclusivo de las orugas de las monarcas.
La disminución de la población de monarcas entre 1994 al 2003 se relacionó, sobre todo, con el uso de herbicidas en los sitios de reproducción de Estados Unidos, resaltó el WWF-México en un comunicado de prensa.
En su evaluación, los investigadores de la IUCN también señalan que la pérdida de hábitat en las zonas de hibernación, tanto en el centro de México, como en California, también afecta a las monarca.
Otra amenaza, es la presencia del parásito Ophryocystis elektroscirrha, que reduce la fecundidad en las mariposas y ha aumentado su incidencia desde la década de los noventa, en especial en la población de monarcas que migra por la ruta del oeste.
Es una mariposa que utiliza hábitats diferentes en un continente, en diferentes épocas del año, «por lo que —destaca Walker— es difícil diferenciar el impacto relativo que tienen las diferentes amenazas en la población».
Ahora, se suma el cambio climático
La investigadora, quien también es una de las especialistas en polinizadores de la Society Biopark de Nuevo México, explica que las evidencias científicas muestran que «la disminución de la población de las monarcas se está estabilizando. Sin embargo, la población sigue siendo muy baja y no está protegida contra las crecientes amenazas del cambio climático«.
La vulnerabilidad de las monarcas ante los nuevos escenarios climáticos ya se ha hecho evidente en varios momentos. En 2002, por ejemplo, una tormenta invernal mató a cerca de 500 millones de mariposas. Además, son cada vez más recurrentes las condiciones de sequías extremas a lo largo de las rutas migratorias. Eso, destaca Walker, «limita la disponibilidad de plantas hospedantes y de néctar».
WWF-México señala que, de acuerdo con estudios científicos, la disminución de la población de las monarca que se registró entre 2004 y 2018 se debió a las variaciones en el clima que se presentaron en los sitios de reproducción en el este de Norteamérica.
Desde 2016, un comité científico alertó que para garantizar la conservación de la monarca y su fenómeno migratorio era necesario que las colonias ocuparan, por lo menos, seis hectáreas de bosques en México para 2020. Esa cifra solo se alcanzó en la temporada 2018-2019, en los siguientes años la superficie ocupada por las monarcas no ha ido más allá de las 2.84 hectáreas.
En mayo de 2002, la doctora Karen Oberhauser publicó un artículo en el que escribió que tener colonias de monarca que ocupen, al menos, seis hectáreas darían a la especie una mayor ventaja para lidiar con las abruptas disminuciones en su población que se han registrado de un año a otro.
El cambio climático ya afecta, también, los sitios de hibernación de la monarca. Cada vez se registran más incendios en estos bosques —en especial en California— y las condiciones de clima seco y falta de humedad provocan que sus árboles sean más susceptibles a las plagas forestales.
Además, estudios realizados por especialistas en ecosistemas forestales, como el doctor Cuauhtémoc Sáenz Romero, del Instituto de Investigaciones sobre los Recursos Naturales (Inirena) de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, alertan que el aumento en la temperatura afectara a los bosques templados y en especial a los oyameles, árboles que predominan en las zonas de hibernación de la monarca en México.
Las presiones no paran
Desde la década de los ochenta, los gobiernos de México, Canadá y Estados Unidos pusieron sobre la mesa la necesidad de realizar acciones para proteger a la mariposa monarca, en especial a las poblaciones que realizan la migración por el este de Norteamérica y recorren poro más de 4 mil kilómetros para pasar el invierno en los bosques de oyamel del centro de México.
En 1986, el gobierno mexicano declaró como área natural protegida 16 mil hectáreas de bosques que, para noviembre del 2000 se ampliaron a un total de 56 mil hectáreas que hoy conforman la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca. Esa declaratoria implicó que se prohibiera la tala y que se crearan pagos por servicios ambientales para compensar a los habitantes de las comunidades forestales que se encuentran dentro de la zona núcleo de la reserva.
Walker reconoce que la protección del hábitat de hibernación en México, con la creación de la Reserva de la Biosfera, ha contribuido a la conservación de la especie, como también lo han hecho las iniciativas de científicos y ciudadanos que se han organizado para plantar Asclepias o algodoncillo a lo largo de su ruta migratoria.
Aun así, en el estudio de evaluación de la IUCN, los autores señalan que se necesita un esfuerzo continuo para evitar la tala ilegal en la Reserva de la Biosfera y restaurar las zonas donde crecen las Asclepias.
Desde que se estableció la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) realiza un monitoreo anual del estado de conservación de la zona forestal. Los más recientes datos muestran que 13.9 hectáreas fueron taladas en forma ilegal entre marzo de 2020 y el mismo mes del 2021. Entre 2019 y 2020, la superficie afectada había sido de 13.3 hectáreas y en 2018-2019, fue de 0.43 hectáreas.
Las comunidades de la región también han denunciado la presencia de grupos del crimen organizado ligados con la tala ilegal en la zona; además de que alrededor de la Reserva de la Biosfera existe una fuerte presión por cambiar el bosque por cultivos de aguacate.
El riesgo el fenómeno migratorio
La noticia de que la mariposa monarca migratoria era considerada por la IUCN como una especie En Peligro sorprendió al doctor Alfonso Alonso, miembro de la junta de la organización no gubernamental Monarch Butterfly Fund e investigador del Centro para la Conservación y la Sustentabilidad del Smithsonian Conservation Biology Institute.
«No me parece la decisión más adecuada», señala Alonso en entrevista con Mongabay Latam. Lo que más sorprendió al investigador es que los especialistas de la IUCN se refirieran a una subespecie de la mariposa monarca, cuando «no está registrado como un hecho científico que exista una subespecie de Danaus plexippus plexippus. Los estudios genéticos que se han hecho, comparando las mariposas del este de Estados Unidos con las del oeste, muestran que no hay diferencias significativas para que sean especies distintas… Entiendo que es una justificación para poder delimitar que, en realidad, el fenómeno migratorio es lo que está en peligro. Yo considero que la mariposa no está en peligro, el fenómeno migratorio, sí».
El doctor Alonso destaca que en la actualidad la mayor amenaza para el fenómeno de la migración de la monarca es el uso de herbicidas en los campos agrícolas de Estados Unidos. «Estos químicos están matando a las plantas de las que se alimentan las orugas de las mariposas (y sus orugas). Esto está provocando que bajen las poblaciones de las monarcas que migran a México».
Al investigador le preocupa que con la inclusión de la mariposa en la Lista Roja de la IUCN se desconozcan los esfuerzos que han realizado los ejidos y comunidades que se encuentran dentro de la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca. «Hay muchas presiones para cortar los bosques, hay mucha presión para que se siembre aguacate en las zonas bajas, pero las comunidades han sido muy fuertes y están conservado el bosque».
Para Alonso, la población de mariposas que migra por la costa oeste de Estados Unidos sí tiene más factores que considerar: las mariposas hibernan a todo lo largo de la costa de California formando muchas agregaciones de varios cientos de mariposas que están en propiedades privadas y en arboles introducidos de Eucalipto.
«En cierta forma —señala— son más difíciles de contar que las mariposas que migran a México. Además, de todos es conocido las grandes sequías y los múltiples incendios muy graves que están ocurriendo en las zonas en donde las mariposas estarían comiendo de las Asclepias durante el verano».
Desde hace ya algunos años, recuerda el doctor Alonso, se han dado iniciativas para que el gobierno estadounidense incluya a la mariposa monarca en su lista nacional de especie en riesgo de extinción. En diciembre de 2020, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos decidió no incluirla. Uno de los argumentos fue que hay otras especies que requieren de atención más urgente. Para el doctor Alonso esa decisión fue acertada.
El que ahora la mariposa monarca se encuentre en la Lista Roja de la IUCN no obliga a los gobiernos de Estados Unidos, Canadá ni a México a diseñar algún plan de acción para recuperar las poblaciones de esta especie.
No bajar la guardia
Si en algo coinciden los investigadores que estudian a la monarca es que esta especie aún guarda muchos secretos, que hay preguntas que la ciencia no ha logrado responder. Por ejemplo, hay muchas incógnitas sobre los mecanismos que intervienen en el fenómeno de la migración, en cómo las mariposas están adaptando sus viaje migratorio por el clima, el por qué hay una generación de mariposas que, sin haber estado antes en los bosques de México, conoce cuál es la ruta que debe seguir.
La ciencia comunitaria que se realiza tanto en Estados Unidos como en México, menciona la investigadora Anna Walker, es necesaria para encontrar las respuestas a muchas de las interrogantes que aún existen sobre esta mariposa y su migración.
En ello también coincide el doctor Alonso. Los investigadores también comparten la idea de que una de las acciones necesarias para garantizar el futuro del fenómeno de la migración de la monarca es «restaurar el hábitat en las áreas de reproducción de la mariposa. Esto incluye plantar flores que proporcionen néctar y plantas de algodoncillo», dice Anna Walker.
El doctor Alonso propone crear todo un corredor, en especial en la zona central de Estados Unidos, en donde se asegure la existencia de Asclepias. «No se trata de solo sembrar algodoncillo, sino que debe hacerse en zonas estratégicas y de tamaño considerable que proporcione un incremento substancial en las poblaciones al final de primavera».
Anna Walker tiene esperanzas de que en un futuro, la mariposa monarca pueda tener poblaciones más robustas, lo suficientemente grandes para hacer frente a los vaivenes que trae consigo el cambio climático. «Las mariposas pueden reproducirse con bastante rapidez, por lo que si continuamos mejorando sus hábitats, la recuperación de las poblaciones será posible».
Este texto fue originalmente publicado en Mongabay. Puedes consultarlo aquí.