Medicina maya, herencia de los «dioses»

Las prácticas, que aún perviven en algunas comunidades de Chiapas, no se encuentran en libros, tratados o manuales, sino que se transmiten de generación en generación

Elizabeth Marina / Portavoz

[dropcap]E[/dropcap]l olor a hierba e inciensos se funden. Los cánticos y plegarias turban el ambiente, mientras el curandero vestido con el traje tradicional recorre con sus manos, lentamente, el cuerpo del enfermo. Sobre el piso de tierra da unos cuantos pasos y rodea la tina que a fuego lento prepara la curación.
Por abolengo, inteligencia o «don divino», la medicina natural se ha extendido en diferentes partes del estado, particularmente en la región de los Altos, en donde los poderes sobrenaturales, siguen actuando a favor de la conservación de las tradiciones y combatiendo las desigualdades que dan origen a la muerte de sus habitantes.
Aún existen especialistas que se valen de la herbolaria, adivinación, magia, imposición de manos y algunos fármacos para curar a sus enfermos, esto como una alternativa a las condiciones precarias de salud de sus comunidades; se dice que de acuerdo a las especialidades que cada individuo desempeñe es el prestigio que adquiere en la población.
La medicina tradicional indígena es una amalgama de prácticas curativas que existen en Chiapas desde antes de la llegada de los conquistadores españoles a México, todas forman una gama de saberes y prácticas en torno al cuerpo humano, los humores, la flora y fauna, el medio ambiente y las fuerzas que dominan y regulan el complejo salud-enfermedad.
Y es que, de acuerdo con los practicantes de la medicina tradicional, las enfermedades pueden ser consecuencia de causas naturales o sobrenaturales, que en su mayoría, traen como consecuencia castigos divinos provenientes de Dios, los santos, la Virgen o «seres mágicos»; y solo ellos tienen la facultad de curar.
Si bien, las enfermedades no son necesariamente provocadas por la presencia de fuerzas malignas, algunos creen que existen espíritus de difuntos que aún se encuentran en el mundo de los vivos, por lo que es necesario conocer el origen de la misma para encontrar una pronta curación; misma que puede ser revelado a través del sueño, el humo (del tabaco o las velas), cartas, agua o la lectura del maíz. Una vez conocido el diagnóstico, la enfermedad puede ser tratada por medio de los rezos, infusiones naturales, limpias, tabaco, flechas y plumas, entre otras cosas.

El «Ilol»

Según especifica la investigadora María Luisa Armendáriz, en su libro «Chiapas, una radiografía», se conoce como ilol al curandero que posee la gama más amplia de conocimientos, lo que permite sanar a los enfermos del cuerpo y del alma. Puede incluso, tratar enfermedades agudas, graves y crónicas; y puede ser ejercida por hombres y mujeres.
Generalmente, son personas de edad avanzada (de 40 años o más) y aunque algunos, tienen la capacidad de adquirir los conocimientos desde los 10 años, no es común encontrar iloles jóvenes. La mayoría de ellos asegura adquirir el don a través del sueño y muy pocos señalan que fue por herencia o inteligencia.
Pero, para llegar a ser un verdadero ilol (también se le conoce como jilol) no basta con soñar o ser inteligente, de acuerdo con Armendáriz, es necesaria la aprobación del pueblo, «se lo tienen que ganar», ser tan buenos que, incluso, comunidades vecinas necesiten de sus conocimientos y atenciones.
Para la curación de males, el ilol utiliza una amplia gama de recursos: ritos, rezos, uso de velas, aguardiente, «soplidos», baños, polvos, entre otros. En función de la enfermedad, indica al enfermo cómo colocar el altar, si la curación debe realizarse por la mañana, tarde, noche o media noche y el tipo, tamaño y color de velas que debe encender.

Conservación de la práctica

En San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, existe un espacio dedicado a la preservación y difusión de la medicina tradicional indígena, se trata del Museo de la Medicina Maya.
El recinto está conformado por una diversidad de ambientes museográficos que recrean los usos de esta medicina tradicional, además de la práctica y recursos terapéuticos utilizados por los Ilol o Jilol (pulsador), Koponej witz (rezador de los cerros), Tzakbak (huesero), Jvetome (partera) y Acvomol (hierbero).
Incluso, cuenta con un área de herbolaria y venta de productos medicinales, en donde se puede encontrar una gran variedad de productos medicinales y artesanales elaborados por los médicos tradicionales que laboran en la Organización de Médicos Indígenas del Estado de Chiapas.

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