«No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los sin ética, lo que me preocupa es el silencio de los buenos». Martin Luther King
Cuando un gobernante desperdicia su capital político en empresas que sólo sirven a sus creencias, rencores, animadversiones, filias o fobias, el gobernante se desborda sobre sí mismo, deviene en arrogante dogmático, exige obediencia ciega y lealtad, anula los contrapesos y cualquier asomo de discrepancia a sus más disparatados propósitos. El adversario es un disidente al que hay que exterminar, así lo exige la «regeneración de la vida pública nacional», así lo demanda el pueblo bueno encarnado en el oráculo. Decía Camus en alguna parte, quienes todo lo saben no tardan en querer matarlo todo. Aniquilar al pasado es condición para domar a la realidad, y edificar un nuevo orden sin mancha de hábitos corruptos. AMLO ordena una cirugía mayor, «dolorosa pero necesaria». Sus sentencias son inapelables, intimida, descalifica, amenaza y condena sin rubor. Es congruente cuando sentenció, «Al diablo con sus instituciones». El desmantelamiento institucional avanza inexorable, hace una condena radical del pasado y se autoproclama sujeto histórico privilegiado. Es la antipolítica, hostil a la arquitectura institucional, con un objetivo claro, reducir a cenizas todo lo existente, los «viejos valores» que oprimen a la sociedad. Su «proyecto» es misión y dogma, y lo abraza como causa religiosa. Esclavo de sus obsesiones, siervo de sus ocurrencias, cree en la filosofía de la nada creadora, un antinomiano que todo lo que piensa, cree y hace es puro, ergo, es incapaz de equivocarse. Nada importa el Estado de derecho, la crisis económica, la violencia galopante, la crisis sanitaria, la inseguridad, el pacto federal, la proletarización imparable de las clases medias, los millones de mexicanos que han engrosado las filas de la pobreza y la pobreza extrema. Es la política de la fe, la del más arrogante de los dogmáticos. A diferencia de los estadistas que defienden y construyen valores sin destruir otros igualmente importantes, AMLO destruye sin miramientos y con visión fanática; no duda, no titubea, con determinación busca doblegar y supeditar hombres e instituciones a su voluntad. Está dispuesto a la inmolación, con la creencia de un futuro sublime. ¿Y la sociedad mexicana? Qué de ese conglomerado tan heterogéneo. «Ahora, por lo visto vuelven muchos hombres a sentir nostalgia por el rebaño. Se entregan con pasión a lo que en ellos había aun de ovejas. Quieren marchar por la vida bien juntos, en ruta colectiva, lana contra lana y la cabeza caída. Por eso muchos pueblos andan buscando un pastor y un mastín. El odio al liberalismo no procede de otra fuente, porque el liberalismo, antes que una cuestión de más o menos en política, es una idea radical sobre la vida: es creer que cada ser humano debe quedar franco para henchir su individual e intransferible destino». José Ortega y Gasset, cit. Alberto B. Lynch.
Los medios nacionales en voz de muy prestigiosos columnistas, y las redes sociales han hablado profusamente de la cobardía y sumisión de algunos consejeros del INE, encabezados por Ciro Murayama y Lorenzo Córdova, a quienes AMLO no cesa de despreciar, de la absurda decisión de negar el registro como partido político a la organización México Libre, encabezada por Margarita Zavala, y sí otorgárselo a un partido abiertamente confesional como Encuentro Solidario. En el trasfondo están el rencor, el odio a Felipe Calderón y lo que éste representa. Aun siendo un partido en cierne, México Libre sería la auténtica oposición, en eso coinciden muchos analistas, se pueda o no compartir sus valores y declaración de principios, pues si no como explicar que hasta en su residencia de descanso AMLO celebre con fruición impropia de un Jefe de Estado, el que el INE le hubiese negado el registro. Aquéllos consejeros piensan que su abyección los salvará del dedo flamígero de AMLO, quien ya dijo que lo hicieron por la presión social y, porque además, va a desmantelar a ese Instituto. Tengo para mí que el Tribunal Electoral revertirá con argumentos sólidos la decisión, en una oportunidad inmejorable de mostrar autonomía y no ceder a las presiones y amagos del poder.
¿Cómo puede asegurarse la justicia en Atenas? «Cuando aquéllos que no han sido lastimados se sientan tan indignados como los que sí lo han sido». Solón.