Mexico vive crisis de gobernabilidad: Politlogos

La incapacidad para gobernar del Presidente Enrique Peña Nieto y su Gabinete han provocado un ambiente de crispación y enojo peligroso en todos los sectores, coincidieron analistas. Los expertos alertaron que cuando un Presidente en el que la gente no confía se enfrenta a que la gente no reconozca su autoridad

Agencias

[dropcap]»[/dropcap]Los mexicanos necesitan urgentemente un liderazgo que ponga la mirada en los temas relevantes, que con serenidad los afronte sin miedo, con cambios de fondo, que genere consensos sociales en todos los sectores. Que verdaderamente coloque a México como prioridad», dijo ayer la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en un comunicado.
Un mensaje duro, que una traducción todavía más dura: Coparmex, uno de los sindicatos patronales más poderosos de México, decidió no firmar el Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar, una versión reeditada de los muchos pactos que han lanzado los presidentes mexicanos. Reveló que le dieron el documento dos horas antes de firmarlo. Dijo que era apresurado y poco responsable.
Y en una señal del desfase que se vive dentro del gobierno, en el evento realizado en Los Pinos para la firma del Acuerdo, desairado por Coparmex, Alfonso Navarrete Prida, Secretario del Trabajo y un priista del Estado de México como el mismo Presidente, llamó a Peña «estadista». Y afuera, en las calles, la gente continúa las movilizaciones en contra de los aumentos a los combustibles.
La posición de Coparmex, sin embargo, no es distinta a la de los analistas de la vida política del país, quienes consideran que la crisis de gobernabilidad que enfrentan el Presidente Enrique Peña Nieto y su Gabinete es más aguda y peligrosa que cualquier otra que se haya vivido en México durante los últimos sexenios.
Politólogos a SinEmbargo plantearon que ni el levantamiento del movimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1994; ni la caída del sistema de 1988 que le permitió arribar al poder a Carlos Salinas de Gortari, o la elección de 2006 donde el panista Felipe Calderón Hinojosa obtuvo la Presidencia de la República con una marginal diferencia de votos respecto a su contrincante Andrés Manuel López Obrador, significaron una crisis como la que se vive hoy.
Y si la historia se remonta al final de la administración del expresidente Gustavo Díaz Ordaz con la represión estudiantil de 1968, aún con aquel repudio a cuestas, el Partido Revolucionario institucional (PRI) y el mandatario pudieron salir mejor librados que Peña Nieto en la actualidad.
Crespo Mendoza hace referencia a las manifestaciones que se han replicado durante los últimos días en casi todo el país en contra del incremento del precio de las gasolinas y los saqueos que se registraron el miércoles, jueves y viernes de la semana pasada en diversos estados del país.
Las consignas de «fuera Peña» y «no al gasolinazo» han sido la constante.
Para María Eugenia Valdés Vega, politóloga especializada en procesos electorales, padrón electoral y sistema político mexicano de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), México no había tenido un Presidente de la República tan repudiado como Peña Nieto.
Ivonne Acuña Murillo, académica del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana, recordó que antes de 1968 hubo una gran movilización en el país, pero de sectores que pertenecían al PRI y al campo.
María Eugenia Valdés explicó que la recta final del Gobierno de Carlos Salinas de Gortari fue complicada: se dio el levantamiento zapatista en enero de 1994; y el crimen del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio Murrieta en marzo de ese mismo año. Aunado a la crisis económica, esos hechos hicieron de la sucesión presidencial un evento difícil.
Sin embargo, criticó, los equipos de los expresidentes eran más robustos que el Gabinete de Peña Nieto.

El presidente no tiene reconocimiento

En agosto de este año el diario Reforma publicó una encuesta en la que el Presidente de la República tiene un 74 por ciento de desaprobación. Es decir sólo dos de cada 10 ciudadanos aprueban su administración.
La muestra también reveló que entre líderes, Peña Nieto registró el nivel más bajo con 82 por ciento de desaprobación. De abril a agosto, en cuatro meses, el Jefe del Ejecutivo Federal cayó 7 puntos en su popularidad.
Acuña Murillo explicó que el factor de la baja popularidad no estaba presente en casos de otros presidentes.
La caída de Peña Nieto no tiene precedentes y podría llegar incluso a presentar números negativos en los dos años de Gobierno que le restan.
Acuña recordó que presidentes algunos expresidentes llegaron a posicionarse como mandatarios fuertes, por ejemplo, Carlos Salinas quien llegó fortalecido a su Cuarto Informe de Gobierno. Mientras, Peña Nieto vivió el clímax de su sexenio en el segundo año con el «Pacto por México» y la aprobación de las reformas estructurales, pero a partir de su tercer año empezó su descenso. En 2014, por ejemplo, el escándalo de la «casa blanca» y la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa fueron dos momentos mortales para la figura presidencial.
La académica precisó que se esperaba que Peña Nieto diera una explicación sobre el «mega gasolinazo» creíble en su primer mensaje del año, después de regresar de vacaciones. O que incluso diera marcha atrás a la medida. Pero no fue así. El mandatario anunció sólo dos cambios en su Gabinete, entre ellos, el retorno del exsecretario de Hacienda Luis Videgaray Caso, ahora en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE). Los cambios en el Gabinete se percibieron insensibles a lo que sucede en el país.

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