Ir juntos, en caravana, no ha sido suficiente para que las personas que buscan el «sueño americano» puedan salir de Chiapas. Han agotado cada recurso. Su futuro es incierto. Probablemente tendrán que echar raíces en la entidad y empezar una vida nueva
Marco Aquino / Aquínoticias
Amparos, paciencia, esperanza e incluso la violencia y la rebeldía no han sido suficientes para escapar de su realidad: permanecer de manera indefinida en Chiapas.
La madrugada del sábado 12 de octubre, mil 500 migrantes caminaron hacia su libertad y sus sueños. Por 12 horas todo parecía ser posible, hasta que fueron cercados por fuerzas del orden.
Efectivos de la Guardia Nacional frenaron en Tuzantán a la caravana de migrantes centroamericanos, caribeños y africanos que partió por la mañana de Tapachula con la intención de llegar a la Ciudad de México y de ahí continuar a la frontera norte.
Las intensas lluvias hicieron ceder a los migrantes de su cometido, abordaron los vehículos preparados para ellos y fueron trasladados a la estación migratoria Siglo XXI en Tapachula.
Unas 500 personas lograron escapar del operativo.
No hay salvoconductos
La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, fue tajante, destruyendo así toda esperanza. Advirtió que, si bien podrán acceder a una identidad de registro que les garantice todos los servicios, incluso trabajar, no les serán entregados oficios de salida.
Los extranjeros llevan aproximadamente seis meses varados en Tapachula, Chiapas, pero todo parece indicar que esa espera aún será más larga.
