El mundo y yo en lo personal no acabamos de asimilar la proeza que nos conmueve. 40 días con sus noches cuatro menores lograron sobrevivir en condiciones extremas en medio de una espesa selva, impenetrable para cualquier persona ajena a ese entorno. Lesly de 13 años y sus hermanos de 9, 4 y 1, pusieron a prueba su conocimiento y aptitudes para no rendirse ante la falta de alimentos y de refugio para resguardarse de jaguares y serpientes que proliferan ahí.
El 1° de mayo abordaron una avioneta que se estrelló en medio de los árboles en la que fallecieron el piloto y un acompañante, mientras que la madre de los infantes agonizó durante cuatro días según los primeros testimonios. Comenzaron su periplo apoyados con una linterna y ropa que encontraron dentro del aparato siniestrado y que abandonaron para buscar ayuda.
El ejército colombiano halló hasta el día 17 los restos de la avioneta con las tres personas sin vida y rastros de los menores. Fue entonces que el presidente Gustavo Petro ordenó un despliegue de 100 elementos de las fuerzas especiales que diseñaron una estrategia de búsqueda junto a otros 70 de la Guardia Indígena, una cuadrilla de personas capaces de incursionar en la densa selva amazónica ubicada en el sur del país.
Lesly y sus hermanos pertenecen al pueblo indígena uitoto que habita en la Amazonía colombiana y que desde niños conocen las entrañas de un territorio tan salvaje como agreste. Esa fue la razón de su supervivencia: el dominio del terreno y el conocimiento de qué plantas y hongos son comestibles o venenosos. El viernes al mediodía finalmente fueron localizados luego de cuarenta eternos días. Se encontraban débiles, deshidratados y con las ropas húmedas por la incesante lluvia.
El encuentro habría sido imposible sin el acompañamiento de las comunidades indígenas y perros rescatistas del Ejército, cuatro de los cuales se extraviaron. Los protagonistas de la hazaña se recuperan ahora en un hospital militar de Bogotá.
Hace 50 años, un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya que se dirigía a Santiago de Chile se estrelló en una montaña de Los Andes. Dos meses y medio después del accidente lograron sobrevivir 16 pasajeros en medio de condiciones extremas por las bajas temperaturas; la asombrosa historia que ha sido llevada al cine y a la televisión profusamente, tendrá el mismo destino con los niños de la selva.
Lo ocurrido en ese inhóspito paraje es un ejemplo de fortaleza, temple y capacidad de sobrevivencia. Es una inspiración y reflexión de cómo luchar y aferrarse a la vida. La esperanza y la alegría que estos niños han dado al mundo es inmensa.