Milei, especulador financiero / Claudia Corichi

Javier Milei ha cumplido 14 meses en la Casa Rosada, sede de la presidencia argentina. Su llegada al poder sigue asombrando a no pocos sectores en su país y en el resto del hemisferio. El agobio económico y el desencanto por las promesas incumplidas de sucesivos gobiernos de izquierda explican el ascenso de este personaje.

Aunque se declara ultra, libertario y “anarco-capitalista” (lo que pueda entenderse por eso), Milei es difícil de clasificar políticamente pero no ideológicamente. Se inclina claramente hacia la doctrina y el pensamiento de la ola ultra conservadora y reaccionaria que recorre el mundo y que busca achicar el Estado, recortar programas sociales y acotar los derechos humanos de las mujeres.

El hastío de la sociedad argentina con sus gobernantes se acumuló durante años. Desde 2001 cuando el presidente Fernando De la Rúa no tuvo mejor idea que imponer el corralito que limitaba el retiro de depósitos bancarios para evitar el colapso del sistema financiero, hasta 2018 con Mauricio Macri que incrementó de forma descomunal la deuda por el crédito de 45 mil millones de dólares solicitado al FMI.

En diciembre de 2023 cuando Milei asumió el cargo, la inflación anualizada se ubicó en 211% y el último dato de este mes la situó en 84.5%. La caída ha sido significativa, pero a un costo altísimo: la motosierra del presidente ha recortado 30% el presupuesto público para jubilaciones, pensiones, subsidios, programas sociales y fondos a universidades, resultando en un aumento sin precedentes de la pobreza.

El histriónico y deslenguado economista que emplea frases incendiarias contra “la casta” y que prometía quemar el banco central para terminar con la inflación, promocionó una moneda virtual que horas después terminó en un brutal fracaso, una acción incompatible con sus funciones.

El día de San Valentín, Milei anunció en la red social X una nueva criptomoneda llamada $Libra. Aseguraba que ese proyecto privado se dedicaría a incentivar el crecimiento de la economía argentina, fondeando pequeñas empresas y emprendimientos; veladamente, llamaba a adquirir la moneda virtual.

Luego de la publicación, el valor del cripto activo se disparó, pero al superar los 4 mil millones de dólares los principales impulsores retiraron el dinero invertido y su valor se desplomó en minutos. Tras estallar la burbuja, Milei se dijo engañado al afirmar que no estaba interiorizado del proyecto y eliminó el anuncio.

Aún no se cuantifican las pérdidas para inversores incautos (se estiman unos 40 mil), pero ya hay más de 100 denuncias. El presidente se desmarca y afirma que los que invirtieron sabían el riesgo que corrían. Cristina Kirchner lo acusa de ser el gancho de una estafa digital y la oposición ha pedido juicio político.

El resbalón ha pintado de cuerpo entero a un esperpéntico Milei que prefiere respaldar fondos especulativos antes que gobernar. Mientras el populismo de derecha y la especulación digieren un trago amargo, el Estado argentino lidia contra un enemigo interno.

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