Por el momento, se apacigua lucha magisterial

Dan una tregua a las consignas contra el gobierno federal y sus reformas estructurales, los docentes afiliados a la CNTE vuelven a casa y atrás queda, como siempre, basura por todos lados

Daniel Torre

[dropcap]E[/dropcap]n el último día de lucha las acciones que tomaron los maestros huelguistas, son la toma de plazas comerciales y el levantamiento del plantón; los estragos son visibles.
La explanada del parque central se encuentra casi vacía, los estragos de su presencia comienzan a hacerse notorios debido a los cúmulos de basura que gracias al viento, papalotea y se amontona en puntos estratégicos. A lo lejos, una señora con chaleco naranja de municipio, lleva a cuestas la bolsa negra de basura junto a las demás, incontables bolsas llenas a tope.
La avenida central se ha convertido en un estacionamiento ambiguo y extraño; a las diez de la mañana poco a poco se van.
A pesar de su hundimiento cada vez más notorio y fuera de conciencia de ello, diversos autos son estacionados en la explanada del parque, una carpa blanca con diez individuos que divagan en sus celulares y platican entre ellos; conforman una de las tres multitudes, la otra bajo una lona azul, está situada frente al tercer mayor banco del mundo Hsbc, la última no pertenece al movimiento magisterial, es una huelga de hambre, un reclamo social del preso político Juan Díaz Montejo.
Lo único que alegra el tristísimo ambiente es la canción del vendedor de bolis, quien con un sombrero vaquero, unos lentes ridículamente blancos y su hielera con bocina incluida emite la populachera canción de Sergio el bailador editada adrede «Ya llego, ya llego, el amigo de los bolis con rico sabor».
La lucha anticapitalista es un completo fraude, la calamitosa empresa del Fomento Económico Mexicano y el Oxxo, se encuentra llena de maestros que compran vitales líquidos y gaseosas, pertenecientes a la Coca-Cola Company.
No corre la misma suerte la calle central, esa si es un completo caos, el unicel invade la acera, bolsas de plástico y un intenso olor a orina al llegar casi a la esquina del Congreso penetra a las sensibles narices que pasan.
El Congreso está tomado. ¿Qué no saben que eso sólo causa aplausos de nuestra burocracia? Los colores comunistas contrastan con la enorme estatua de Belisario Domínguez; bajo lonas negras y rojas cinco casas de campaña y dos decenas de personas obstruyen la entrada.
Nunca falta el que llega tarde y viene de afuera, un señor de la costa -lo delata el tono de voz-desorientado y consternado pregunta: «disculpe joven, ¿está muy lejos plaza sol de aquí?»
Mientras tanto un predicador grita la palabra del señor y los maestros ante el yugo de una educación laica lo ignoran vilmente.
Siendo las diez con veinte minutos, dos maestros se saludan frente a la farmacia:
-Profesor, ¿cómo esta? Ya es tarde, ¿no?
-Ni modo, vamos a tener que pagar taxi entre los dos

Plaza Sol

Ocho miembros de la Policía Estatal vigilan desde la esquina la plaza de las Américas, seguramente están para dar pitazo por si algo ocurre, porque ni se mueven.
La terminal no es tomada y funciona con normalidad, alrededor de 80 personas se encuentran en su interior; el calor comienza a pronunciarse. Afuera hay maestros por doquier, se resguardan en las ínfimas sombras que generan los cuantiosos árboles, los menos afortunados crean refugios con cartón.
Suena Silvio Rodríguez y Pablo Milanés; muchas canciones de protesta son emitidas y pocas veces entonadas, ¿quién rayos será el Dj? Nadie se sabe ni una.
Los maestros toman pozol, desayunan, juegan cartas, platican, una brigada de volanteo reparte papeles en la quinta norte; todas las entradas están tapadas a excepción de la de los bancos.
Llega la hora de la reunión, pequeñas células comienzan a formarse en las efímeras sombras pasan lista y hablan a discreción. El estado del tiempo indica los 39 grados. Hay quienes se aprovechan de las multitudes y abusan «pozol, pozol, a 15 el vaso de pozol».
El clima siempre es un factor importante en la prevalencia de las luchas; en la segunda guerra mundial los alemanes perdieron innumerables batallas en contra de los rusos por que atacaron en invierno. Muchos murieron congelados «hace tanto calor que yo creo levantamos a las 2» dice un maestro a sus compañeros mientras se echa aire con su sombrero.

Plaza Cristal

El helicóptero pasa inspeccionando, los maestros que están en plaza cristal se la llevan relax. Poca es la incomodidad que causa el excesivo polvo de la construcción, de una irritación de ojos y garganta no pasa. La mayoría de los que resguardan la entrada de Sanborns son jóvenes, se les nota más aburridos, pero gozan del privilegio de una enorme sombra.
Aquí también juegan cartas y platican, la diferencia es que no venden pozol, sino agua de coco y limonada. La presencia de niños jugando llama la atención: «Cómo no somos como ellos, que nada les preocupa» dice una maestra que los observa jugar.
Su suerte es mucho mejor que la de los maestros de la plaza Sol, aquí el segundo piso del estacionamiento les permite estacionar sus carros en las sombras; los huelguistas también disfrutan de ella y emiten expresiones culturales veracruzanas, un grupo en círculo de alrededor de 20 personas bailan y disfrutan el ritmo de La Bamba, beben refrescos y platican cómodamente, seguido de la bamba un disco de Juan Gabriel suena, hasta el dj esta mejor aquí.
Saben que ya se van, que la lucha terminó; son conscientes que regresarán y marcharán once días después.

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