Mujeres en Afganistan / Claudia Corichi

Ya hemos leído y escuchado bastante sobre la toma del gobierno de Afganistán por parte de los talibanes, hecho que tiene muchos efectos en la política exterior de Estados Unidos, en la dinámica del Medio Oriente e incluso en la geopolítica relacionada con los mercados de petróleo, armas y drogas derivadas de la amapola que se produce en ese país. Sin embargo, quiero aprovechar este espacio para hablar de un tema que también impacta mundialmente y es el de los derechos de las mujeres.

En México, se defiende el principio de progresividad de los derechos humanos, que quiere decir que cada derecho que se gana jamás debe perderse y que siempre se avanzará en beneficio de la humanidad. Sin embargo, esto no es una realidad para otros países. Día a día, hemos leído en las noticias y en redes sociales como los derechos de las mujeres en Afganistán están desapareciendo poco a poco a través de decretos que, escudados en una interpretación del islam fundamentalista, no reconocida por la mayoría de quienes practican este credo, y francamente, limitativa y machista.

La sociedad internacional es consciente de los efectos nocivos que tuvo el régimen talibán en los derechos de niñas y mujeres en Afganistán, a finales del siglo pasado, lo que ha cimbrado un estado de alerta entre las mujeres de todo el mundo. Ahora, vemos como se extinguen todos los logros junto a noticias como las de profesionistas y universitarias huyendo del país.

Me conmovió ver en redes la imagen de un grupo de mujeres, jóvenes, que pertenecen al equipo femenil de robótica y que han salido de Afganistán esperando encontrar refugio en Qatar y buscan financiamiento para continuar con sus estudios, claro, bajo el entendido de que quedarse en su país de origen representa dejar atrás su vida, familia y todo lo que han construido hasta ahora, al igual que cualquier sueño o esperanza de desarrollo profesional.

Apenas el domingo 15 de agosto de 2021, los talibanes tomaron Kabul, provocando la salida del ahora expresidente Ghani, y ya hay noticias de prohibiciones absurdas para las mujeres, como salir a la calle sin un acompañante hombre, presentarse a trabajar o a estudiar.

Es momento de total solidaridad con niñas y mujeres en Afganistán y de reconocer el riesgo que representa este cambio de gobierno y la derivada crisis humanitaria para ellas, ya sea porque tuvieron que dejar el país o porque no pudieron hacerlo. Necesitamos llamar a la cooperación internacional para proteger los derechos humanos de ellas y evitar que todas las libertades en las que trabajaron los últimos 20 años sean extinguidas por el nuevo gobierno talibán. El anuncio de asilo en México, por parte del Canciller Ebrard, entre al menos una decena de países, es una noticia alentadora que sustenta las bases de una política exterior humanitaria. Los derechos humanos deben defenderse en cada rincón del planeta.

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