Primeros 8 meses del 2021, el Sistema DIF-Chiapas ha atendido a más de 800 niños, niñas y adolescentes no acompañados, que han sido detenidos en su intento por cruzar territorio mexicano y llegar a los Estados Unidos
Ana Liz Leyte / Aquínoticias
Niñas, niños y adolescentes que huyen de sus países de origen debido a la pobreza, delincuencia y violencia, también se convierten en blanco fácil del crimen organizado por su paso por territorio mexicano y chiapaneco, sobre todo, aquellos que no vienen acompañados.
De manera oficial, el DIF en Chiapas dio a conocer que, en los primeros ocho meses del 2021, el Albergue Temporal para Menores Migrantes del Sistema DIF-Chiapas, ha atendido a más de 800 niños, niñas y adolescentes no acompañados, que han sido detenidos en su intento por cruzar territorio mexicano y llegar a los Estados Unidos, sin embargo, al no existir un mejor protocolo para su atención, éstos abandonan los albergues temporales y siguen su travesía, con los riesgos que esto implica.
Esto los deja expuestos a la trata de personas, la prostitución, trabajo forzado, incluso al narcotráfico.
«Muchas veces la misma población con esta cuestión de la xenofobia, violentan los derechos de estas personas, muchas veces los mismos transportistas abusan de esta población migrante, cobrándoles cuotas sumamente altas cuando el costo real por sus servicios es menor», denunció Rosemberg López Samayoa, presidente de la Asociación Civil «Una Mano Amiga».
Es decir, quienes huyen de violaciones a sus derechos humanos, vuelven a repetir estas agresiones, sin que autoridades ni la misma población pueda frenarlas.
«Huimos de nuestros países de origen porque no tenemos cómo pagar la cuota o renta, uno empieza a pagar si uno quiere seguir en el lugar, como miran que es puntual le suben la renta, si no puede pagar tienes que salir y huir para que no les hagan daño, ya que te amenazan.
Yo tenía una tortillería y tenía que pagar, pero como ya no pude, mejor me salí, a mi hijo lo mandé a otro lugar, sin decirle a nadie», dijo Karla López, migrante hondureña, quien lleva más de dos semanas fuera del Instituto Nacional de Migración (INM) esperando ser atendida para obtener su visa humanitaria.