“Nada se interpondrá en nuestro camino” / Eduardo Torres Alonso

El 47.o presidente de los Estados Unidos es Donald Trump. Ganó las elecciones del 5 de noviembre de 2024 y juró el cargo el 20 de enero pasado. Con ello, inicia su segundo periodo no consecutivo como titular del gobierno estadunidense. Aunque mucho de lo que pensaba hacer lo expresó en la campaña, a su discurso inaugural hay que prestarle atención porque ya habla el Presidente y muy probablemente esas palabras se conviertan en acciones.

Después de los saludos de cortesía a los representantes de la Corte Suprema y del Congreso y a los expresidentes Bush, Clinton y Obama, al presidente saliente Biden y a la vicepresidenta, también saliente, Harris, empezó con una sentencia que desarrolló a lo largo de su mensaje: “la edad de oro de Estados Unidos comienza ahora mismo”. Si se pensaba que el “excepcionalismo norteamericano”, para usar la expresión de Seymour Martin Lipset, ya no era tema de investigación, habrá que retomar no sólo esa obra clásica sino los trabajos sobre pragmatismo y teología política escritos por José Luis Orozco Alcántar, uno de los más importantes pensadores mexicanos sobre el poder en EE. UU.

Examinemos su discurso. La soberanía, para Trump, es un elemento definitorio y definitivo de su país. Más allá de ser un componente de cualquier Estado-nación, esta representa, para EE. UU. la capacidad de mantenerse como un actor primordial en el concierto multipolar contemporáneo. Para hacerla valer, la declaratoria de emergencia nacional en la frontera sur de EE. UU. es una forma de exacerbar el sentido de pertenencia e identidad de sus seguidores como de aquellos que, no habiéndolo apoyado, consideran que la migración, sea legal o no, es un problema para su forma de vida. La idea que está detrás de esta decisión es que Estados Unidos vive una invasión. No es algo nuevo, pero sí peligroso, porque es el resurgimiento del nativismo. El intelectual conservador Samuel P. Huntington ya había hablado de esto en su difundido libro El choque de las civilizaciones. De forma inmediata y directa, México sufrirá las consecuencias de lo que en la parte sur estadunidense ocurra. A esto habrá que sumarle los efectos de declarar como organizaciones terroristas extranjeras a los cárteles.

Pero la soberanía no sólo es interna. El Canal de Panamá es uno de los objetivos al considerar que se les cobra más a los barcos de Estados Unidos y señalar a China como quien, en los hechos, lo maneja. ¿América para los americanos?

Por su parte, la desconfianza hacia el gobierno es un síntoma, dijo, de la forma en que las administraciones demócratas han gestionado las crisis internas y externas. En particular, aquellas que tienen que ver con la seguridad de sus ciudadanos frente las amenazas de quienes no lo son y a los eventos catastróficos como los registrados en Los Ángeles o Carolina del Norte. Con una modificación en el sentido de las políticas, buscará recobrar la confianza en la administración que, desde su juramento, ha dejado de ser impersonal a tener el rostro del Presidente. El soundtrack oficial de este gobierno es: Y. M. C. A., de Village People.

No dejó de lado mencionar el apoyo electoral que recibió de todos los grupos de edad y de las comunidades afroamericanas, hispanoamericanas y asiáticoamericanas. Del voto proviene su legitimidad democrática, desde una perspectiva minimalista, claro. El 45 por ciento del voto latino fue para Trump, cuya razón puede ser explicada por las condiciones económicas que les resultaron adversas por la pandemia y la guerra en Ucrania. Resuena la frase “the economy, stupid”, de Clinton en su campaña contra Bush padre en 1992.

Adiós a las políticas de conservación ambiental. Se va a perforar como nunca: más petróleo y más gas. Bye, coches eléctricos. Es el fin del Green New Deal. A ver qué tanto aguanta el mundo, el único que tenemos.

El mesianismo de Trump es más que claro: “Dios me salvó para hacer a Estados Unidos grande de nuevo”, “el 20 de enero de 2025 es el Día de la Liberación”, “comenzaremos la completa restauración de América y la revolución del sentido común”, “Volveremos a ser una nación rica”, “El legado del que me sentiré más orgulloso será el de pacificador y unificador”, “América reclamará su legítimo lugar como la nación más grande, más poderosa y más respetada de la Tierra, inspirando el asombro y la admiración del mundo entero”, “al liberar a nuestra nación, la conduciremos a nuevas cotas de victoria y éxito”, “Me presento ante ustedes como prueba de que nunca deben creer que algo es imposible de hacer”, “En los últimos años, nuestra nación ha sufrido mucho. Pero vamos a traerla de vuelta y hacerla grande de nuevo, más grande que nunca”, “Soñaremos con audacia y nada se interpondrá en nuestro camino porque somos estadounidenses. El futuro es nuestro y nuestra edad de oro acaba de empezar”, entre otras frases pronunciadas dan cuenta de ello.

Trump no sólo sabe que es el presidente de Estados Unidos, se piensa como su redentor.

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