Sheinbaum afirmó que su gobierno investigará quién está detrás de la marcha juvenil del 15 de noviembre. Críticos ven un intento de controlar la disidencia que alguna vez representó
AquíNoticias Staff
La presidenta Claudia Sheinbaum anunció que su gobierno investigará a quienes convocan a la marcha del 15 de noviembre, protagonizada por jóvenes. La decisión desata debate sobre los límites entre gobernabilidad y libertad de expresión
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, informó que su gobierno investigará la convocatoria a la manifestación nacional del 15 de noviembre, impulsada principalmente desde redes sociales por jóvenes que se identifican como parte de la llamada Generación Z.
En declaraciones recientes, Sheinbaum afirmó que gran parte de las cuentas que promueven la movilización son “falsas o generadas con inteligencia artificial”, y que detrás de ellas podría haber “intereses políticos identificables”.
“Se está haciendo un análisis de las cuentas que impulsan la convocatoria; muchas de ellas no son reales”, declaró la presidenta.
De acuerdo con sus declaraciones, el gobierno federal presentará un informe sobre “quién convoca y con qué propósito”, en referencia a las protestas que se prevé se realicen en distintas ciudades del país, incluyendo la Ciudad de México.
El límite entre el orden y la libertad
El anuncio ha generado polémica entre colectivos ciudadanos, quienes advierten que investigar a quienes convocan a manifestarse puede interpretarse como un acto de intimidación política.
En redes sociales, diversos usuarios recordaron que la oposición —incluidos los partidos y movimientos críticos— también forma parte de la ciudadanía, y que el derecho a reunirse y expresarse está protegido por los artículos 6°, 7° y 9° de la Constitución mexicana.
La libertad de manifestación es un pilar democrático que obliga al Estado a garantizar las protestas, no investigarlas.
Y aunque el gobierno puede monitorear riesgos de seguridad, el discurso oficial ha sido interpretado por sectores sociales como un intento de controlar la expresión pública y deslegitimar el descontento juvenil.
Una marcha que inquieta al poder
La movilización del 15 de noviembre se ha difundido bajo el lema “Marcha de la Generación Z”, con llamados a exigir mejor educación, empleo, medio ambiente y respeto a las libertades digitales.
Sin embargo, desde Palacio Nacional se ha sugerido que detrás de la convocatoria hay operadores políticos de oposición, argumento que recuerda estrategias discursivas usadas para desactivar protestas sociales en gobiernos anteriores.
Lo cierto es que, en democracia, toda voz disidente es también parte del mismo cuerpo ciudadano.
Investigar quién protesta no fortalece la gobernabilidad: la debilita.
El gobierno de Sheinbaum enfrenta su primer ciclo de movilizaciones ciudadanas tras tomar posesión.
El manejo que dé a esta manifestación marcará su relación con la crítica pública y con los jóvenes que, desde su generación digital, ya no buscan permiso para protestar.








