Muchos de los síntomas físicos que genera el SARS-CoV-2 cada día son más claros, sin embargo, poco se habla de los padecimientos y secuelas neurológicas que este virus produce en el cerebro
Lucero Natarén / Aquínoticias
Especialistas indican que las secuelas tras padecer COVID-19 incluyen tos crónica, falta de aire (disnea), cansancio, taquicardia, pérdida de olfato o parosmia, en la que los olores y sabores no vuelven a ser los mismos para algunas personas; sin embargo, poca atención se le ha prestado a las de tipo neurológico como la «niebla mental», insomnio o dificultad para concentrarse; y muy frecuentemente las de tipo psicológico: depresión y ansiedad.
En cuanto a la niebla mental, el neurólogo Mitchell Elkind del NewYork-Presbyterian/Columbia University, explica que las personas infectadas por COVID-19 pueden presentar este síndrome neurológico que provoca pérdida de memoria, dificultad para encontrar palabras, problemas de atención y abrumarse por tareas simples.
Por otro lado, la especialista en Virología, Susana López Charretón, señala que es importante saber que presentar o no estas secuelas es independiente de si se tuvo COVID severo o una enfermedad leve. «No es que se alargue el padecimiento, es que puede ser agudo y después de librar la infección se quedan secuelas graves; esto sucede entre 10 y 15 por cierto de los casos. Son rastros que dejó el virus».
Indicó también que aunque muchos pacientes tardaron semanas y hasta meses en su recuperación tras infectarse con el SARS-CoV-2, no se puede hablar de Covid largo o como le han llamado muchos medios en Estados Unidos long covid. López Charretón aclaró que en estos casos los pacientes «ya no tienen infección, es decir, ya no se detecta el virus, lo que hay son secuelas». Ella descartaría el término pues «suena a que se alarga, pero en realidad son secuelas, y no se sabe por qué pasa».
Para la experta y miembro de El Colegio Nacional «cuando mucha gente refería malestares, sobre todo el insomnio, los médicos pensaron que era por una situación de estrés porque tener Covid era una impresión fuerte, un susto espantoso. Se pensaba que eran secuelas psicológicas, que la gente se había puesto muy nerviosa. Existe el síndrome posterapia intensiva, que se presenta por la situación tan estresante de estar en las unidades de terapia intensiva de los hospitales. Se creía que era algo parecido, pero no lo es».
Actualmente, ya se están realizando terapias específicas para las secuelas del COVID-19. La rehabilitación es muy importante para recuperar la calidad de vida, ya que hay gente que señala que «después de seis meses siguen con pérdida de olfato; también ya hay terapias para el insomnio y para los problemas respiratorios. Al principio, los terapeutas tenían mucho trabajo, porque bastante gente tuvo enfermedad severa y secuelas fuertes por inflamación en los pulmones. Después de esto hay que dar rehabilitación para que los pulmones se vuelvan a expandir, hay que ejercitarse».
Recalcó que, todavía no hay resultados de estudios sobre la relación entre las vacunas y las secuelas. Éstas suceden frecuentemente, por lo que hay que seguir con las medidas de prevención y no pensar en salir a infectarse: «se pueden presentar sin importar si se cursó una enfermedad leve o severa. No podemos decir que si te vacunas no tienes secuelas, pero tenemos que pensar: vacúnate y síguete cuidando porque no podemos asegurarlo».