La Presidencia de la República ha sido epicentro, centro solar o eje gravitatorio del sistema político mexicano. Aquél que la ocupa es responsable de encumbramientos o de silenciamientos. El Presidente reparte premios y castigos. Incluso, con facultades constitucionales disminuidas desde el año 2000, con la alternancia y las consiguientes reformas a la Constitución, sigue siendo un actor poderoso, pero no es el único por el que la ciudadanía debe votar.
Las elecciones que se celebrarán el 2 de junio de 2024 ofrecen a los electores un amplio abanico de cargos que deberán ser ocupados por los mejores hombres y las mejores mujeres a juicio de quienes estén en circunstancias de ejercer su derecho al sufragio.
Las precampañas adelantadas –con sus pleitos internos– y las condiciones de ausencia de gobernabilidad en distintas partes del país hacen ver que el proceso electoral será intenso y complicado. En este contexto, se pensará que el futuro del país debe recaer en las decisiones de una sola persona, pero ningún país funciona gracias a un solo individuo. Y qué bueno que así sea, menos en uno federal y democrático como México.
Los problemas locales no los conoce por completo el Presidente de la República, aunque haya estado en ese lugar en algún momento. Las condiciones cambiantes del mundo y las propias de los procesos políticos, económicos y sociales del interior del país hacen que su atención –e interés– tenga que se ser repartida en temas urgentes e importantes; por ello, la necesidad de autoridades electas que, aunque con diferencias políticas, colaboren entre sí.
En esta dimensión subnacional, los electores elegirán ocho gubernaturas y una jefatura de Gobierno; 1,088 diputaciones locales; 1,803 presidencias municipales; 1,973 sindicaturas; 14,171 regidurías; 204 concejalías; 22 presidencias de juntas municipales; 88 regidurías de juntas municipales; en fin, 299 presidencias de comunidad. En total, se disputarán 19, 657 cargos.
A esta significativa cifra hay que sumar los 629 cargos de alcance federal: 128 senadurías, 500 diputaciones y, claro, la Presidencia de la República. Sumando ambas cantidades da un total de 20,286 cargos que se elegirán en el sexto mes de 2024.
El cargo más codiciado es la Presidencia de México que es, a la vez, el más distante de la ciudadanía. Una paradoja. La elección que más emociona es la de quien ocupará la “silla del águila”, pero la que en la cotidianidad es la que menos incide.
Hay que tener presente que local es importante; incluso, hoy lo es más considerando que la reconstrucción y el fortalecimiento del tejido social pasa por ese nivel.