Nombres y cargos / Eduardo Torres Alonso

El gabinete de la próxima presidenta constitucional, Claudia Sheinbaum Pardo, tiene de todo un poco: personas experimentadas, jóvenes políticos, técnicos, operadores y herencias. Las mujeres y hombres invitados a trabajar en el primer nivel de la administración pública federal tienen la tarea de ayudar a resolver los problemas del país.

En las distintas rondas de anuncios del gabinete legal y ampliado se puede observar que Claudia Sheinbaum ha buscado el equilibrio en su más amplio sentido. Reúne distintas formaciones, experiencias administrativas y orígenes políticos en un mismo equipo para que la mayoría de las expresiones de Morena estén tranquilas. Esto debe ser así porque al ser este el partido mayoritario, las rupturas o enfrentamientos en su interior tendrían consecuencias graves en términos electorales y pasarían la factura a la administración 2024-2030.

Los nombres revelados provienen de cuatro sectores: la administración federal saliente, el partido, la academia y el gobierno de la Ciudad de México que ella encabezó. En el primer grupo, los que lograron ser transexenales o que pueden verse como herencia del presidente Andrés Manuel López Obrador son: Rosa Icela Rodríguez, Rogelio Ramírez de la O, Ariadna Montiel, Alicia Bárcena, Marcelo Ebrard, Raquel Buenrostro, Marath Baruch y Zoé Robledo.

Pasar de un gobierno a otro no es malo; al contrario, para la persona que es invitada a mantenerse en la administración pública puede significar un reconocimiento a sus capacidades, conocimientos y habilidades; aunque, también puede leerse como un vigilante de los intereses del presidente que se va. ¿En dónde radica su lealtad? No será difícil responder esto una vez que tomen posesión de sus encargos. Todos deben acompañar el proyecto de la nueva administración; si no es así, es facultad (discrecional) de la persona que encabeza el poder Ejecutivo destituirlos.

El que deja el partido para irse al gabinete es Mario Delgado, quien ocupará la Secretaría de Educación Pública. Es notorio que llega ahí para ser un interlocutor con los grupos magisteriales y que sus dotes negociadoras permitan tender puentes entre el gobierno, el sindicato y la coordinadora. Delgado no se compara con José Vasconcelos, Agustín Yáñez, Jaime Torres Bodet o Jesús Reyes Heroles, sus antecesores, pero la sombra de ellos es muy grande. Su encargo exige resultados.

Juan Ramón de la Fuente y Rosaura Ruiz son personas que pueden ubicarse en el sector académico y tendrán responsabilidades fundamentales: la Secretaría de Relaciones Exteriores y la nueva Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación. Ambos ya trabajaron para el gobierno. En el caso de De la Fuente, se desempeñó como representante permanente de México ante las Naciones Unidas entre 2018 a 2023; mientras que Ruiz fue secretaria de Ciencia en la Ciudad de México en el mismo periodo, durante la administración de Sheinbaum. Decidir colocarlos como provenientes de la academia a pesar de su labor en el sector público obedece a que su trayectoria en la docencia, investigación y en la gestión universitaria abarca un tramo mucho más largo de su vida que su experiencia gubernamental. Como parte del sector académico también puede ubicarse a Edna Elena Vega, futura secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, y a David Kershenobich, titular de la Secretaría de Salud.

Los que dieron el salto del gobierno de la capital del país al de la República son Luz Elena González, Jesús Antonio Esteva, Claudia Curiel, Ernestina Godoy, Omar García Harfuch y José Merino. Son mujeres y hombres que han construido parte de su carrera política y administrativa con Sheinbaum y existe una relación de confianza y lealtad. Son “sus” mujeres y hombres.

A Lázaro Cárdenas, Julio Berdegué y Josefina Rodríguez es difícil colocarlos en alguno de los grupos anteriores. Cárdenas fungió como coordinador de asesores del presidente López Obrador, pero más que ser invitado al nuevo gobierno como jefe de la Oficina de la Presidencia de la República por esa razón, su incorporación se da por sus buenos oficios administrativos, su eficiencia, discreción, don de gentes y el respeto que concita en todos los colores partidistas y, claro, por su propio apellido que, se quiera o no, es un sello de distinción en el sistema político mexicano. Se espera mucho de él en esta administración federal.

Por su parte, Berdegué, próximo secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, proviene de la burocracia internacional ya que ha trabajado en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y en centros de investigación e innovación ubicados en el extranjero. Como en el caso de Cárdenas Batel, la invitación al gabinete se pudo dar por los conocimientos que él tiene en la materia.

Josefina Rodríguez es la única funcionaria de un gobierno estatal (Tlaxcala) invitada, por el momento, al gabinete presidencial. Su labor en la dependencia del ramo fue buena para su entidad y contó con los apoyos para que su nombre fuera considerada por la primera mujer presidenta.

Falta que se anuncien a los secretarios de la Defensa Nacional y de Marina. Eso ocurrirá pasadas las fiestas patrias. La virtual presidenta electa tendrá que decidir entre quienes integran el generalato y el almirantazgo de cada instituto de armas.

En suma, a este momento se han designado a 10 mujeres y a 12 hombres. La mayoría proviene de la Ciudad de México. Ocho son herencias o transexenales, uno proviene del partido, cuatro son académicos, seis pertenecen al grupo de Sheinbaum cuando gobernó la CDMX y tres pueden considerarse independientes.

Ellas y ellos, junto con la Presidenta, tienen la tarea de hacer de México un mejor lugar para vivir. Los problemas son muchos; las expectativas, también. No hay tiempo que perder.

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