El 30 de marzo no solo arrancó una campaña. Inició una nueva caminata histórica. Un nuevo éxodo por la democracia. No se trata de una huida, sino de un llamado. No es una marcha de protesta, sino de propuesta. No va contra el poder, sino a transformar la forma de ejercerlo.
Hace más de tres décadas, en 1991, un éxodo partió desde Cárdenas, Tabasco. Era un éxodo encabezado por las fuerzas locales de una izquierda orgullosa de los resultados electorales obtenidos, que caminó más de mil kilómetros en defensa de la voluntad popular. Marcharon campesinos, maestras, obreros, jóvenes. Anduvieron bajo el sol, con la dignidad a cuestas.
Su reclamo era simple, pero poderoso: Que se respetara la decisión popular volcada en las urnas. Fue un movimiento de fe cívica y valentía política. Fue una marcha que además de una elección, ganó en conciencia. Y en el polvo de aquellos barros, se sembró algo que hoy está floreciendo.
Por eso hoy, desde el sur, comienzo un nuevo éxodo. No solo para exigir democracia, sino para ejercerla. No solo para defender el voto, sino para hacer valer uno nuevo: el voto por la justicia.
Por primera vez en la historia del país, el pueblo podrá elegir a juezas, jueces, magistradas, magistrados, ministras y ministros. Y yo, como chiapaneco, como abogado y como ciudadano, he decidido dar un paso al frente y levantar la mano. Estoy en la boleta azul. Soy el número 07.
Compito con convicción por una magistratura en la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Lo hago porque creo en una justicia que no sea privilegio de unos cuantos, sino derecho del pueblo. Lo hago porque sé que el sistema judicial necesita recuperar su legitimidad. Necesita abrirse, escucharse, caminarse. Y por ello, durante los sesenta días de la campaña, recorreré el país.
La elección judicial es también una prueba de coherencia. Porque no se puede juzgar con imparcialidad si no se compite con equidad. Por eso pedí licencia. Por convicción. Porque a la justicia hay que practicarla desde la contienda misma.
Así como en el éxodo del ‘91 se exigía el respeto al voto, hoy la exigencia es por el respeto a la justicia. Y que el pueblo tenga voz no solo para elegir a sus representantes, sino también a quienes deben juzgar con imparcialidad.
Este nuevo éxodo no camina por la carretera. Camina por las redes, por las plazas, por los foros. Camina sin dispendios, sin acarreados, sin espectáculos. Es un éxodo con principios. Una campaña con reglas y principios nuevos.
Marcho con la memoria de quienes abrieron camino. Pero también con el compromiso de renovar las instituciones desde dentro. No con estridencias, sino con firmeza. No con discursos, sino con decisiones éticas. El Poder Judicial puede ser mejor, si se pone al servicio de la ciudadanía.
Estoy muy convencido de que el cambio en la justicia no comienza en los tribunales. Comienza en cómo se llega a ellos. Y por eso, esta campaña la hago con dignidad, con vocación, sin excesos y sin simulación.
Este es un llamado a la ciudadanía: para que sepa que en la boleta hay propuestas, hay historia, hay ética. Para que concurramos en esta senda y caminemos otra vez, ahora juntos. Desde el Sur. Desde la esperanza. Desde una convicción: hagamos justicia a la justicia. Hagamos más con menos.
Gilberto Bátiz García
Magistrado del Tribunal Electoral del Estado de Chiapas con licencia
en funciones y candidato a magistrado de la Sala Superior del Poder Judicial de la Federación.
@gbatizg