Su pertinencia es incuestionable. El autor de la obra es Lewis Dartnell, autor del bestseller «Abrir en caso de apocalipsis», doctorado en biología en el University College de Londres, actualmente trabaja como investigador y profesor de astrobiología en la Universidad de Westminster. La primera edición en México fue en septiembre de 2019. El libro es voluminoso y la bibliografía impresionante. Orígenes nos revela cómo la historia de la Tierra determina la historia de la humanidad; nos habla del «extraordinario impacto que la Tierra ha tenido en la transformación de las civilizaciones», y plantea la pregunta más profunda de todas: «¿qué procesos planetarios causaron la evolución de la humanidad?» Con maestría enlaza geología, meteorología, geografía, paleontología, física, química, historia política, etc. En síntesis, pone a la Tierra en el centro de los interrogantes perennes que como humanidad nos hemos planteado, y enfático nos dice que la Tierra es dinámica e inquieta y «sus rasgos faciales y procesos planetarios han desempeñado un papel decisivo a lo largo de toda la historia humana». Ofrezco una disculpa al lector por intentar condensar en pocas líneas el magistral relato humano expuesto por el autor. Priorizo, por razones obvias, la pandemia más devastadora en la historia de la humanidad: la peste negra, muerte negra o peste bubónica. Van algunas pinceladas.
La unificación de Asia durante la Pax Mongólica impactó hondamente el comercio y cambió la naturaleza de la guerra. Los kanes entendieron que podían obtener muchos más beneficios del intercambio que del saqueo. Al existir facilidad para desplazarse por el continente, la unificación y el desplazamiento trajeron otra cosa mucho más destructiva que fluía a lo largo de las arterias de comunicación que recorrían Eurasia: la peste negra o «muerte negra». Alcanzó a China en 1345 y a Constantinopla en 1347. De allí viajó hasta Génova y Venecia a bordo de barcos mercantes, para el verano siguiente ya se había propagado al norte de Europa. En el transcurso de solo cinco años la peste negra había matado al menos un tercio de los habitantes de China y Europa. También devastó Oriente Próximo y África del Norte. Aproximadamente 25 millones de personas murieron tan solo en Europa. Las consecuencias en lo político se dejaron sentir. Cayeron imperios y se alteró sustancialmente el equilibrio de poder. En China la dinastía Yuan fue destronada por la Ming en 1368 y el vasto imperio mongol se fragmentó de nuevo en multitud de Estados sin unidad política ni económica. Las estepas se convirtieron una vez más en un mosaico de tribus nómadas que peleaban entre sí. La autopista entre Oriente y Occidente se vino abajo. El autor señala que en Europa occidental la peste negra tuvo algunas consecuencias beneficiosas. La grave despoblación significó que muchos señores perdieron a los arrendatarios de sus tierras, con lo que se obligaron a aceptar rentas menores y una mano de obra campesina más móvil. También la escasez permitió que artesanos y obreros agrícolas exigieran salarios mayores. Ello suavizó el vasallaje y mejoró la movilidad social en Europa occidental. La irrupción de la muerte negra, surgida en las estepas y propagada gracias a la infraestructura comercial en manos de los mongoles, sacudió los cimientos del feudalismo y ayudó a sentar las bases de una sociedad diferente y con mayor movilidad.
Voy a otro ángulo. «Cómo la Tierra nos hizo… cada uno de nosotros está hecho literalmente de ella». Prosigue. «El carbono presente en las moléculas orgánicas de nuestras células fue extraído de la atmósfera por las plantas que comemos. La sal en nuestro sudor y nuestras lágrimas, el calcio en nuestros huesos y el hierro en nuestra sangre surgieron por erosión de las rocas de la corteza terrestre, y el azufre de las moléculas de proteína presente en nuestro pelo y nuestros músculos fue expulsado por los volcanes». Amén de las materias primas para generar nuevas herramientas y tecnologías. Fueron las fuerzas geológicas activas de nuestro planeta las que impulsaron nuestra evolución en África oriental como una especie de simio singularmente inteligente, comunicativo y habilidoso, mientras que un clima planetario fluctuante nos permitió migrar por el mundo para convertirnos en la especie animal más ampliamente extendida de la tierra.
Subraya y preocupa al autor el impacto de la humanidad sobre el ambiente natural. Homo sapiens ha acabado por sustituir a la naturaleza como la fuerza ambiental dominante en la Tierra. La construcción de ciudades y carreteras, el represamiento de ríos y la actividad industrial y minera, tienen un efecto profundo y duradero, que remodela el paisaje, cambia el clima global y causa extinciones generalizadas. Los científicos han bautizado a esta época geológica caracterizada por nuestro predominio sobre los procesos naturales del planeta, como el Antropoceno, la [era reciente de la humanidad]. Agrega que todas las transiciones principales en la evolución de los homíninos tuvieron lugar en África oriental. Transcribo una reflexión larga y profunda. «Esta región… se encuentra entre el cinturón de pluriselvas que rodea al ecuador del planeta, que comprende el Congo, la Amazonia y las islas tropicales de Indonesia. Por lo tanto, por derecho, África oriental debería estar también densamente arbolada, pero en cambio se caracteriza sobre todo por praderas secas, por sabanas. Si bien nuestros ancestros primates eran moradores de los árboles que vivían a base de frutos y hojas, algo drástico ocurrió en esta región del mundo, nuestro lugar de origen, que transformó el hábitat de bosques frondosos y lo convirtió en sabanas áridas, y a su vez impulsó nuestra trayectoria evolutiva desde primates que se columpiaban en los árboles hasta homíninos bípedos que cazaban en las praderas doradas. ¿Cúales fueron los factores planetarios que transformaron esta región concreta para crear un ambiente en el que podían evolucionar animales inteligentes y adaptables?…¿cuáles fueron las razones últimas por las que Homo sapiens prevaleció hasta heredar la tierra como el único superviviente de nuestra rama evolutiva?