El relato como forma de contención
Sandra de los Santos / Aquínoticias
Cada vez que veo películas fatalistas sobre el fin del mundo, el apocalipsis zombie, un naufragio o de ese tipo de filmes siempre me quedo con la sensación que si llegara a suceder sería de esas personas que mueren o se sacrifican al principio de la película. Mis habilidades son limitadas.
El manejo que tengo de la tecnología considero que es promedio. No sé producir mis propios alimentos (he intentado varias veces sembrar cilantro, hierba buena y diferentes clases de flores, y he fracasado todas las veces). Tampoco soy la persona más prodigiosa en el uso de herramientas. Mi condición física apenas y me da para caminar 3.5 kilómetros al día en 45 minutos, y antes era mucho menos.
En muchas circunstancias apocalípticas sería peso muerto o alguien que bien podría servir para ofrecer en sacrificio a los zombies para entretenerlos un rato mientras el resto corre (no es mi intención darles ideas, sino todo lo contrario. Porfitas, lean todo el texto y al final querrán tenerme en su equipo).
Creo que donde podría tener futuro es en caso de un ataque alienígena. Ustedes no saben, pero uno de mis súper poderes es que soy buena conciliadora, pero es una habilidad que por una cuestión ideológica no la potencializó. También soy buena organizando personas y aprovechando las habilidades de cada uno. Además, que tengo el súper poder de colarme. No minimicen esa gran habilidad que no es poca cosa, y cuando se es periodista vale puntos extras.
Pensaba en todo esto cuando iba hoy camino al trabajo y pensaba que podría ofrecerle a las personas en estos tiempos de Coronavirus. No soy médica, no soy científica, soy mala cuidadora, no produzco alimentos; pero soy periodista y creo que puedo hacer cosas desde ahí, inclusive, más allá de informar sobre lo que está pasando con la pandemia. Tener información nos ayuda a tomar mejores decisiones.
Pero, no es precisamente lo que les quiero ofrecer en estos tiempos porque ese es mi trabajo y considero que en estos momentos extraordinarios se necesitan acciones que salgan de nuestra labor ordinaria y todas las personas desde donde estamos y con las herramientas que tenemos podemos ofrecer algo a las y los demás. El respetar lo más posible la cuarentena, por ejemplo, es una forma de ayudar. No salgamos más que para lo estrictamente necesario.
Bueno…lo que he decidido hacer es compartir un relato cada día. Creo que esa es otra de mis habilidades, el contar historias y hacerlo en los momentos difíciles para que las personas se entretengan. Creo que esa habilidad bien vale la pena apreciar en caso de un apocolipsis zombie así que, porfitas, no me ofrezcan en sacrificio, que tengo algo que ofrecerles.
Junto con este texto, que compartí en mis redes sociales, le hice la invitación a otros amigos y amigas que tienen a bien dedicarse a escribir (yo solo tecleó) a sumarse a esta actividad de contar relatos en sus redes en lo que esta la contingencia sanitaria. Santana García, Karla Gómez, Karla Barajas, Lorena Vasconcelos, Damaris Disner, Greysi León y Antonio Reyes decidieron sumarse a la propuesta (Ojalá y más personas lo hagan) bajo el hashtag de #RelatosenCuarentena. Que este tiempo nos sea leve.