En un encuentro multitudinario, el escritor cubano Leonardo Padura presentó “Morir en la arena” y dialogó sobre cómo lo local revela lo universal, en un país marcado por carencias y resistencias
AquíNoticias Staff
La literatura volvió a colocar a Chiapas en la conversación latinoamericana. El escritor cubano Leonardo Padura presentó en el Centro de Convenciones Universitario “Dr. Manuel Velasco Suárez” de la UNACH su más reciente novela, “Morir en la arena”, una obra que revisita la fragilidad cotidiana de la vida en Cuba a través de los ojos de un jubilado.
Padura compartió algunos de los hechos reales que alimentaron la trama. No buscó la espectacularidad del conflicto político, sino la crudeza íntima de una vida marcada por carencias, incertidumbre y la erosión silenciosa del tiempo. Su mirada, sin embargo, trasciende la Isla.
Recordó a Miguel de Unamuno para explicar la raíz estética de su obra: “en el arte debemos hallar lo universal en las entrañas de lo local y, en lo circunciso y limitado, lo eterno”. Desde ahí, dijo, intenta narrar la condición humana “desde la perspectiva de lo más universal que nos reúne, nos caracteriza y nos homogeniza a todos”.
El rector de la UNACH, Oswaldo Chacón Rojas, dio la bienvenida al autor y destacó que su obra invita a cuestionar el mundo que habitamos. Señaló que el trabajo de Padura no se limita a retratar la vida cubana, sino que abre preguntas críticas sobre las sociedades contemporáneas.
La presentación contó con la participación de las académicas Tania Ramos y Yadira Rojas, bajo la moderación de María Fernández Serrán, quienes analizaron la novela como una crónica de la decadencia y la crisis que atraviesa Cuba, sin perder de vista su trasfondo emocional y humano.
Durante su visita a la UNACH, Padura también impartió una Master Class a estudiantes de distintas instituciones de educación superior, interesados en la creación literaria. Ahí compartió su método de trabajo, sus motivaciones y ese régimen de disciplina silenciosa del que nacen sus novelas.
La presencia de Padura en Chiapas no solo celebró un libro: abrió un espejo incómodo donde los lectores pueden mirar la historia de una isla, de un continente y de sí mismos.








