Aumento voraz
La semana pasada autoridades de transportes y los propios transportistas propiciaron un severo golpe a la economía de las familias chiapanecas al autorizar un incremento voraz del 25 por ciento a la tarifa del transporte público.
Pasó de 8 a 10 pesos por persona ñ, sin importar que esto representa un golpe a la economía de los chiapanecos si se toma en consideración que hay familias donde 3 o más de sus miembros utilizan el colectivo en 2 ocasiones diariamente Para llegar a su centro de trabajo o bien a sus centros de estudios.
La misma ciudadanía lo ha dicho, este incremento no tendría nada de malo si las autoridades en verdad obligarán a los transportistas concesionados a brindar un servicio de calidad, con conductores capacitados, sobre todo educados y con unidades automotrices en buenas condiciones
Pero ello no sucede así, si no todo lo contrario. Unidades que en su gran mayoría son prácticamente chatarras rodantes, conductores soberbios, altaneros y groseros por no decir prepotentes.
Pareciera que la ciudadanía está obligada a soportar este pésimo servicio que durante años han venido padeciendo. Quizá muchos aposten a la liberación del transporte y que no siga siendo monopolio de unos cuentos como sucede hasta hoy en día.
Con el pretexto de el incremento en la gasolina, insumos, refacciones y el mismo costo de las unidades, durante años los concesionarios habían venido esperando la autorización de este incremento, Es un acto de voracidad pedían que la tarifa fuese a los 13 pesos. Por fortuna no fue asi.
El gobierno federal presume constantemente de que durante esta administración se ha incrementado el salario mínimo el cual se ve pulverizado ante este tipo de incrementos en las tarifas del pasaje
La población merece un transporte público de calidad con unidades nuevas; quizá hasta climatizadas derivado del clima tropical que priva en Chiapas.
Pero ello no ocurre así, los concesionarios está demostrado que únicamente velan por sus intereses económicos.
Muestra de ello son las unidades que circulan en las calles de las ciudades chiapanecas prácticamente fierros rodantes donde prácticamente se desafían las leyes de física que señalan que dos cuerpos no pueden ocupar el mismo lugar al mismo tiempo.
Los concesionarios adecuan las unidades automotrices para meter hasta 18 pasajeros en estas unidades. Si se puede hasta más pasajeros llevándolos de pie.
Aunado a esto priva una estricta falta de control, quizás hasta corrupción en las autoridades encargadas de vigilar este servicio. Se han dado casos de accidentes de tránsito con resultados fatales, que han puesto en evidencia los excesos en que incurren muchos transportistas.
Conductores sin un salario digno, sin prestaciones sociales, pasajeros lesionados a quienes no se les cubren los gastos correspondientes por la falta de seguros de vida, son algunos de los elementos que hacen que el transporte público en Chiapas sea deprimente.
Por todo ello, este es claramente un incremento voraz y es un golpe más al bolsillo de las familias chiapanecas