El caso Liliana Guadalupe; Los medios informadores, concientizadores o…
La semana pasada la capital chiapaneca, y creo que Chiapas en general, fueron testigos de un acto de salvajismo y violencia contra una menor de tan solo 12 años de edad. Se trata del caso de Liliana Guadalupe cuyo cuerpo fue localizado en pleno centro de Tuxtla y si bien no existen detalles en cuanto a la forma en como ocurrió su muerte, esto fue catalogado de feminicidio.
Hubo un marcado arrastre y atención de los medios de comunicación principalmente en redes sociales quienes a las pocas horas de la desaparición se encargaron de la difusión respecto a este caso. Y eso es bueno porque contribuye a alertar a las autoridades que por lo general están pasmadas ante este tipo de situaciones. No sé si pasmadas, omisas o cómplices porque sencillamente no les interesa.
El tema a tratar acá es como en este caso una vez que se dio la localización del cuerpo de la menor asesinada, los medios de comunicación explotaron de diferentes maneras esta noticia.
En mis años mozos leí una fotonovela policiaca denominada “El Pantera”, que posteriormente se hizo una serie televisiva. Trataba de un héroe urbano que hacía justicia por mano y a su manera. En una de tantas peripecias, se descubre precisamente el cuerpo de una mujer asesinada, al lugar, acude una reportera y toma fotos del cuerpo descuartizado.
Un policía se acerca a la reportera y le recrimina el porqué de su actuar y esta responde: “No se trata de un acto de amarillismo o de sensacionalismo simplemente hago mi trabajo como una forma de que las autoridades tomen cartas en el asunto de manera efectiva y al mismo tiempo la sociedad sea consciente de los peligros que se viven hoy en día.
Pongo esto de contexto porqué?
Al día siguiente de la localización del cuerpo de la menor, muchos compañeros a quienes respeto y admiro por su trabajo se trasladaron hasta el municipio de Berriozábal e hicieron transmisiones en vivo en lo que consideró debe de ser un acto de respeto y privacidad hacia la memoria de quien ha fallecido.
Sé, que son profesionales y no dudo en pensar que el trabajo que hicieron contó con el permiso de la familia de la menor asesinada.
Sin embargo, desde mi punto de vista si en muchas ocasiones como reporteros o comunicadores aplicamos la autocensura como una medida de protección hacia nuestra integridad. En este caso, ¿Por qué no hacerlo como una medida de respeto hacia la dignidad de la persona fallecida o de sus familiares.
En estos tiempos de las redes sociales y de la inmediatez, donde valen más los likes, como sinónimo de aprobación hacia un trabajo, sería bueno también cuestionamos como comunicadores hasta dónde es válida nuestra presencia y nuestra función de informar sin que ello represente algo que se ha interpretado como morbo, sensacionalismo o amarillismo que en un determinado un momento pueda afectar la dignidad de las personas.
Dejo también en claro que está la otra parte. La otra parte es esa sociedad que está ávida de imágenes, fotos. Videos y audios. Hay muchas personas que mientras más dolor refleje la transmisión en vivo más gusto le da o tiene más likes.
Pero, este es un punto de vista y es tan solo a una opinión porque al final de cuenta como comunicadores o profesionales del tema, cada quien asume la manera de comportarse y de cómo dar a conocer la información más allá de los likes o el crecimiento de la aceptación en redes sociales.