¿Y la oposición?
El gobierno de la nueva era avanza. Las cifras lo respaldan. La presidenta lo reconoce. Pero ¿es la vida democrática un monólogo desde el poder?
Pasamos el umbral de los 100 días y en Chiapas se sigue escuchando una sola voz. No hay diálogo de fuerzas. No hay mirada crítica. No hay oposición ni resistencia.
Los partidos que deberían ejercerla no están desdibujados. Están ausentes. Sin proyecto, sin narrativa, sin liderazgo visible. Parecen esperar que algo se derrumbe para ver qué recogen.
Y eso es un error. Renunciar a ser oposición es un error. No le hacen bien a nadie. Solo a sus propios intereses. Y al final, todos perdemos.
Porque un gobierno sin oposición no necesariamente es un gobierno fuerte. A veces, solo es un gobierno al que le gusta el silencio.
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