Partidos politicos, mas que colores e ideologias

De cara a la contienda electoral que se avecina en 2018, la actividad partidista ya va más que adelantada en los márgenes que permite la ley. Símbolos y colores son fácilmente reconocidos y vinculados a más de un rostro habitual en la política; se apresuran a sumar más adeptos a sus filas pero no todos pesan lo mismo y algunos se dirigen a segmentos especializados

PORTAVOZ STAFF

[dropcap]D[/dropcap]e izquierda, centro o derecha, conservadores, liberales o moderados y de todos los colores, los partidos políticos son necesarios en el sistema político y por tanto, conforman la representación ciudadana en las democracias modernas. ¿Será?
De cara a la contienda electoral que se avecina en 2018, la actividad partidista ya va más que adelantada en los márgenes que permite la ley. Símbolos y colores son fácilmente reconocidos y vinculados a más de un rostro habitual en la política; se apresuran a sumar más adeptos a sus filas pero no todos pesan lo mismo y algunos se dirigen a segmentos especializados.
Alejandro E. Lerma Kirchner, Sergio Bárcena Juárez y Romeo Vite López han analizado estas estructuras en su libro «Marketing Político». Delinean un panorama general —sin dar denominaciones— de la manera en que se clasifican y de cómo se sirven de sus miembros para subsistir, por lo que se retoman datos de su publicación para develar su tipología.

Para reconocerlos

Un partido político consta de un conjunto de individuos que se organizan para competir por el poder público por la vía electoral, además, representan una opción y una causa determinadas. Su objetivo primordial es la obtención del poder.
Esta organización la conforman miembros que comparten una misma ideología; representa los valores, las preocupaciones o los intereses de un grupo específico de la sociedad. Tienen gran capacidad para aglutinar un amplio conjunto de intereses que existen en la sociedad y también pueden movilizar a la población e incentivar la participación mediante la identificación ideológica o práctica.
En sí, su función es presentarse como dispositivos de gestión de intereses en busca del bienestar de los representados. Pero para conseguir tal representación, es necesario que los partidos coloquen miembros suyos en el gobierno, espacio donde se toman e implementan decisiones colectivas. En pocas palabras, son el medio o la correa de comunicación entre el ciudadano y el gobierno.
Por sus características y funciones, dichas organizaciones políticas tienen el derecho de participar en procesos electorales y su labor es mejorar la calidad de la democracia, vinculándose con la ciudadanía mediante distintas estrategias que promuevan el apoyo mediante el voto.
Los elementos que son fáciles de reconocer y que consiguen diferenciar a un partido de otro, se denominan como «identificables». Se trata de una serie de símbolos para alcanzar uno de sus principales objetivos: tener identidad propia. Los principales identificadores de partidos son:
1. La denominación: Es el aspecto escrito de la identidad. Consta de una o varias palabras que pretenden sintetizar la visión, misión o valores del partido político.
2. El logotipo: Es un elemento gráfico, verbo-visual o auditivo que permite identificarlo fácilmente y distinguirlo de otros partidos políticos u organizaciones, es decir, es el elemento que los representa como organización política con determinada ideología.
3. El símbolo: Es una representación gráfica o signo, cuya función es identificar a un determinado instituto político; no debe confundirse el símbolo con el logotipo; el símbolo es una figura, en tanto que el logotipo es una palabra.
4. Las mascotas: Algunos partidos también suelen identificarse mediante un objeto o animal, que suele ser la representación caricaturizada que ha sido seleccionada y desarrollada para comunicar cierta idea y como representación visual.
5. Los lemas: Son frases breves que expresan mensajes centrales y propuestas de un partido político y sus integrantes. Así, los lemas de cada partido serán diferentes dependiendo de su ideología y propuestas.

Estructura interna

La actuación de los partidos políticos que observan los ciudadanos es sólo su cara externa. Sin embargo, estas organizaciones poseen una configuración en su interior que es muy importante tener en cuenta. Los elementos básicos dentro de estos institutos son: miembros, normas, procedimientos y órganos. Nos concentraremos en hablar de los primeros, fundamentales para su subsistencia.
Los miembros son aquellos individuos que voluntariamente han decidido dedicar algún tipo de esfuerzo en apoyo al partido. Es decir, el ciudadano escoge libremente si quiere o no participar en las actividades de un partido y decide también a qué partido apoyar. Por su tipo de participación, se clasifican de tres maneras: militante, adherente o simpatizante.
Un militante es el que participa en las actividades cotidianas de éste: forma parte de alguno de sus departamentos (burocracia partidista), es miembro de algún órgano de gobierno del mismo. Estos miembros tienen una participación intensa dentro de la estructura partidista. Además, gran parte de las normas que regulan a los partidos determinan las conductas que aquellos deben seguir, dado que su nivel de compromiso con el partido es alto. Su participación es constante.
Los adherentes son personas que se afilian a la fracción política y que adquieren derechos y obligaciones con ésta. Un afiliado se aproxima al partido porque siente cierta afinidad por los principios, valores o las propuestas del partido. Su nivel de compromiso es alto pero en el terreno ideológico, no necesariamente laboral, pues los adherentes no forman parte de la estructura burocrática del instituto.
La característica que define a los adherentes es que de manera voluntaria, a veces no de manera remunerada, realizan labores necesarias para el partido como brigadas electorales, pinta de bardas. Su participación dentro del partido es constante.
La adherencia se puede realizar de dos maneras: directa e indirecta. La primera es cuando un ciudadano se añade a una lista que lo hace miembro del partido y que le da derecho a tener cierta información sobre éste. La forma indirecta es cuando un partido entra en coalición con otro u otros partidos para formar una nueva organización; entonces el ciudadano, en automático, se convierte en adherente del nuevo partido.
Los simpatizantes son ciudadanos que se sienten convencidos por alguna característica del organismo político y muestran su apoyo mediante el voto. No tienen derechos ni obligaciones con respecto al partido político y pueden dejar de apoyarlo en el momento en que deseen.
Debido a que el grado de sujeción del simpatizante es menos que en los dos casos anteriores, su participación interna es intermitente, es decir, sólo brinda su apoyo en tiempos electorales.
A un simpatizante constante se le denomina votante duro. Aquel miembro de la sociedad que incondicionalmente otorgará su voto a un partido, sin importarle ninguna otra circunstancia más que la fidelidad a su partido.

¿Qué tipos hay?

El científico político e historiador Moisei Ostrogorski estableció una tipología de partidos políticos que es la más reconocida hasta la actualidad. Con base en ella, Lerma, Bárcena y Vite distinguieron tres tipos de partidos políticos: de masas, de cuadros y cartel, aunque adicionan uno más, el de partido de gobierno que no debe confundirse con partido en el gobierno.
Los de masas, explican, son centralizados. Los manejan pequeños grupos que difícilmente ceden el control del instituto político. Buscarán siempre incrementar su número de miembros mediante un aparato de reclutamiento avanzado puesto que, en gran medida, dependen de las aportaciones de sus miembros.
Durante las campañas apelan a las clases sociales para que éstas los identifiquen como opciones de representación viales; además, proponen generalmente resolver problemas para toda una clase social. La ideología tiende a ser un factor importante de cohesión interna del partido y de vinculación con la sociedad, dado que es un buen recurso para generar simpatía entre la clase social deseada, generalmente la obrera.
La vida política y social está completamente movilizada por la pertenencia a este tipo de partidos, cuyo objetivo es acaparar el mayor número de votantes. Apelando a todo el electorado, los partidos de masas buscan apoyo de grupos lo más grandes posibles.
Los partidos de cuadros, por su parte, no se enfocan en la cantidad de miembros que pueden tener o en movilizar una gran cantidad de votos. Su fuerza política radica en la representación de grupos poderosos como terratenientes, la Iglesia y empresarios. Es decir, buscan características cualitativas en sus procesos de representación de intereses.
Sus miembros tienen a ser de estos grupos poderosos y, gracias a ello, es posible financiar las actividades del partido que además es dirigido por profesionales de la política, quienes son agentes que pueden no dedicarse a actividades laborales externas a las que demanda el partido.
En pocas palabras, los partidos de cuadros son mucho más acotados en cuanto a la representación, pues sólo se enfocan en los intereses de ciertas agrupaciones o élites de alta relevancia en la vida económica, política o social de un país.
Los partidos de cartel orientan su estructura, financiamiento y acciones persiguiendo el objetivo de mantener su posición dentro del sistema de partidos.
Una característica de estos institutos es que tienden a impedir la entrada de nuevos partidos en la arena electoral, para facilitar su permanencia en el gobierno, o bien, para reducir los niveles de competencia política.
En contraste con el de masas, los de cartel no se ocupan de reclutar al mayor número de ciudadanos, sino en tener como miembros a aquellos grupos o actores cuyo peso en el sistema político sea relativamente alto.
Esta noción de limitación de la competencia se hace posible, dado que los partidos cartel son más cercanos al Estado que a la sociedad. Una característica importante de éstos es que financian parte de su actividad política con recursos del Estado, debido a su interconexión con la estructura estatal. La dirigencia tiende a ser distante de la sociedad en general.
El del último tipo es el partido de gobierno que, como ya se dijo, no es igual a «partido en el gobierno». La subsistencia de un partido de Estado es incompatible con la verdadera democracia.
Un partido de gobierno, federal o estatal, supone apoyo visible o velado por parte del poder y en esas condiciones, «el partido de Estado» se convierte en el apéndice político electoral del sistema, obstaculizando la necesaria equidad dentro del proceso electoral, elemento esencial de la democracia.
Cuando existe un partido de Estado, las condiciones de competencia son de origen inequitativas para los candidatos postulados por otros partidos, quienes se enfrentan a situaciones por demás injustas y desventajosas.

El partido ideal

Un partido nunca podrá representar a toda la sociedad, ya que en ella conviven individuos con diferentes características, necesidades, intereses e ideologías; mientras mayor sea la diversidad dentro de una sociedad y exista libre acceso a la participación política, el número de partidos o corrientes dentro de ellos tenderá a multiplicarse. La democracia no garantiza de ninguna forma la unanimidad ni la unidad, pero sí debe establecer los medios para la convivencia y satisfacción hasta los límites del interés general y derecho de los demás. Un partido ideal debe cumplir con ciertas características como:
• Ser democrático hacia el interior, contener cultura y normatividad que permita la libre expresión en forma civilizada y cívica de cada uno de sus integrantes
• Propuestas sustentadas en su ideología con base en el bien común
• Una ideología clara y principios de doctrina actualizados con base en la dinámica de la sociedad en la que está inmerso.
• Honesto en principios y acción pública.
• Una estructura definida y funcional que sea eficiente en la administración interna y en la actividad, así como en la acción política y el proselitismo.
• Activo y participativo hacia el exterior.
• Fuentes propias y públicas de financiamiento que no sean objetables.
En resumen, un partido ideal es aquel que cuenta con principios e ideologías atrayentes, estructura e integración interna de su militancia, contacto, presencia y trabajo en la comunidad, compromiso constante con el bienestar y las causas sociales, buen gobierno de cuadros emanados del partido, liderazgo y capacidad para gobernar, honradez, voluntad de servicio, activo y propositivo.

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