Pese al trabajo duro y riesgoso, albañiles no se olvidan de celebrar

Cada 3 de mayo se reconoce el oficio de los trabajadores de la construcción, aquellos que a pesar de contar con las jornadas laborales más largas y peligrosas, también son de los que menos ganan en el país

Elizabeth Marina / Portavoz

[dropcap]C[/dropcap]on un par de zapatos viejos, pantalones rotos y una mochila, cada día miles de trabajadores de la construcción salen desde muy temprano para cumplir con las jornadas de trabajo más largas, cansadas y también, las peores pagadas del país.
Entre andamios, alambres y vigas, los albañiles exponen su vida y también su salud, realizando tareas de carga pesada bajo el sol, generalmente en jornadas de trabajo que superan las 45 horas a la semana; sin embargo, el 89.3 por ciento no tiene acceso a instituciones de salud, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Asimismo, datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) revelan que es la profesión con más accidentes laborales registrados, más de 37 mil casos anuales, y con los incidentes más severos.
Pese a ello, este 3 de mayo, fecha en que se celebra el Día del Albañil o Día de la Santa Cruz, estos trabajadores realizan un tradicional festejo y colocan en lo más alto de la obra una cruz fabricada con madera y decorada con flores y papel de colores como una muestra de agradecimiento por su trabajo y también como un emblema de bendición.

Alto riesgo

Chiapas se coloca en el lugar 14 de los estados que cuentan con el mayor número de trabajadores ocupados en el área de construcción, los primeros lugares lo ocupan el Estado de México, Veracruz y Jalisco, según el Inegi.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), elaborada por este organismo, señalan que en 2013 alrededor del 74 por ciento de los trabajadores de la construcción recibió un pago no mayor a los tres salarios mínimos.
Asimismo, las estadísticas del Inegi, a propósito del Día del Albañil, indican que en México, existen cerca de 2.4 millones de personas que desempeñan este oficio, 99.6 por ciento de estos son hombres, y solo el 0.4 por ciento lo conforman mujeres.
Asimismo, precisa que el 45.5 por ciento de estos trabajadores únicamente cursó la primaria, el 36.8 por ciento tiene algún grado de secundaria y solo el 11.8 por ciento cuenta con educación media y superior, por esa razón 85 de cada 100 albañiles que trabajan en la construcción lo hace de manera informal, y de esos, cerca del 86 por ciento no tiene derecho a prestaciones sociales.
Según la Clasificación Mexicana de Ocupaciones (CMO), sus tareas están relacionadas con la construcción de muros, pisos, techos, entre otras, en viviendas, edificios y obras de construcción, así como el trazado de ejes sobre el terreno y excavaciones para la cimentación.
Cabe precisar que de entre los más de 425 mil accidentes laborales que registró el IMSS en 2015, los trabajadores de la construcción se llevan la peor parte, además, no hay ningún otro rubro en el que mueran más trabajadores, 220 cada año a nivel nacional.

La Santa Cruz

Cada año, la iglesia católica organiza una celebración especial en memoria de Santa Elena, emperatriz que en el año 292 encontró la cruz en la que Jesucristo fue crucificado. La historia narra que Santa Elena encontró junto a la Santa Cruz, las de Dimas y Gestas, ladrones que murieron al lado de Jesús.
La hazaña no pudo ser posible sin la ayuda de cientos de trabajadores de la construcción que demolieron el templo de unos de los dioses romanos en donde Elena, afirmaba, se encontraba sepultada la Santa Cruz.
Tras varios días de trabajo, un 3 de mayo, los trabajadores encontraron las cruces y desde entonces, en este día la cruz es celebrada y junto con ella, se reconoce la labor de aquellos que ayudaron a que la búsqueda de Elena fuera un éxito.
Otras fuentes señalan que el origen de esta tradición parte de la cultura española y prehispánica, y que fueron los mismos trabajadores de la construcción que por el fervor religioso adoptaron la tradición y la mantienen viva hasta la fecha.
Sin importar el verdadero origen, ambas celebraciones son, hasta nuestros días unas de las más populares del territorio mexicano.

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