El artista Enrique Díaz y la periodista Issa Maldonado buscan visibilizar las rampas de acceso en las banquetas para personas con discapacidad, de la tercera edad y ciclistas, que además de no ser respetadas por la carente cultura de los ciudadanos, presentan graves deficiencias por no cumplir con las normas establecidas para su construcción
Elizabeth Marina / Portavoz
[dropcap]F[/dropcap]lores de colores están cambiando el día de aquellas personas que se ven obligadas a utilizar rampas de acceso, ya sea por una discapacidad motora, la edad o por el medio de transporte que utilizan para moverse de un punto a otro en la ciudad.
La idea surgió del pintor y grabador, Enrique Díaz, y la periodista chiapaneca, Issa Maldonado, quienes interesados en promover una mejor cultura y el respeto hacia estos espacios tomaron la decisión de impulsar la iniciativa «Pintando Rampas», como una nueva forma de sensibilizar a la población de Tuxtla.
Con sus propios recursos, la pareja ha modificado las rampas ubicadas en el Museo de la Ciudad, la primera calle poniente, Parque Central, Parque Cinco de Mayo, así como las que se encuentran ubicadas sobre la octava y novena oriente.
En entrevista con Portavoz, Enrique Díaz compartió qué fue lo que los impulsó a contribuir con su granito de arena a mejorar la imagen urbana de la ciudad y los retos a los que se han enfrentado por hacerlo.
Una idea independiente
Enrique e Issa no pertenecen a ninguna asociación civil ni mucho menos a un partido político, «Pintando Rampas» fue una idea cien por ciento independiente motivada por el anhelo de transmitir amor y tolerancia hacia las personas que a diario hacen uso de estos espacios grises, marcados por la indiferencia tanto de la sociedad como de las autoridades.
Según explicó el artista, muchas de las rampas se encuentran en mal estado y no cumplen con las normas establecidas para su construcción, ya que muchas de ellas son completamente lisas, no cuentan con señaléticas y, en algunos casos, son muy angostas, lo que dificulta el acceso de quienes utilizan sillas de rueda o andaderas.
Según han documentado activistas, la capital se destaca por ser una ciudad excluyente, marcada por los estereotipos y falta de acciones gubernamentales que promuevan y protejan los derechos de las personas con discapacidad o de la tercera edad.
«A partir de la falta de conciencia ciudadana y analizando la problemática, decidimos pintar rampas, sabíamos que muy pocas personas se interesan por respetar estos espacios y estábamos seguros de que pocos o incluso nadie, promovería un cambio en ellos».
Las flores representan amor y son consideradas un obsequio, por ello Enrique decidió pintar ramos y jarrones llenos de ellas, para cambiar no sólo la mirada sino para generar una nueva perspectiva para espacios tan cotidianos.
Una rampa por colonia
Enrique asegura que cambiar culturas arraigadas no es fácil aunque tampoco es imposible, por ello, pese a que pintar las rampas de algunas de las principales calles y avenidas de Tuxtla no ha resultado una tarea sencilla, no pierde las esperanzas de convertir el proyecto en algo más grande.
«Creo que todos podemos aportar algo, si cada ciudadano decide pintar por lo menos una rampa en su colonia, nuestra ciudad cambiaria en gran medida y no sólo hablo del aspecto físico sino también de las conciencias».
En este sentido destacó que las autoridades no han manifestado el mínimo interés por acercarse a este proyecto y ampliarlo, no obstante es algo que no le sorprende pues tampoco han impulsado políticas públicas orientadas al cambio social.
«Nuestros representantes están desinteresados en el arte y la cultura, a ellos les interesa promover su imagen, ganar seguidores».
De acuerdo con la dirección de Tránsito Municipal las multas para quienes no respeten los espacios designados para las personas con discapacidad o las rampas de acceso a las banquetas ascienden hasta los 10 salarios mínimos, lo equivalente a 740 pesos.
