Chiapas es un estado pobre. No es mala publicidad ni exageración, es la realidad. Así lo consignan los informes oficiales del gobierno mexicano y que retoma el de Chiapas para integrar el Plan Estatal de Desarrollo (PED). Aceptar esta realidad es un paso fundamental para encontrar soluciones. Negarla, por el contrario, haría que los que menos tienen, sigan en esa condición o la empeoren y que el problema se extienda haciéndolo más difícil de resolver.
El eje “Chiapas con humanismo” es el que muestra de forma más cruda las condiciones sociales de la entidad. Insisto: reconocer el problema es avanzar hacia su solución. De acuerdo con cifras del CONEVAL, en la entidad se encuentra el mayor índice de pobreza y rezago social. El 67.37 por ciento de la población vive en situación de pobreza y el 28.21 por ciento en pobreza extrema. En términos prácticos, siete de cada 10 chiapanecos es pobre “a secas” y tres de cada 10 es pobre extremo. Es decir, que el 30 por ciento de la población no puede comprar sus alimentos básicos; de otros servicios, mejor no hablamos. De acuerdo con la Organización México, ¿Cómo Vamos? el valor de la canasta básica ha tenido un incremento sostenido para llegar a marzo de este año a un costo de $1,797.48 en el ámbito rural y $2,379.47 en el medio urbano, cifras que son coincidentes con lo informado por el INEGI. La canasta básica se integra por 40 productos, entre otros, por maíz, frijol, arroz, azúcar, atún, sardina, avena, sal de mesa, lentejas, huevo, gelatina y carne de pollo, puerco y res. ¿Cuánta gente puede pagar todos esos productos?
El mismo CONEVAL, citado en el PED, refiere que el 20.90 por ciento de la población tiene carencia de acceso a la alimentación nutritiva y de calidad. Además, el 22.14 por ciento tiene carencia por calidad y espacios en la vivienda. Además, dos de cada niñas y niños y adolescentes entre 5 y 17 años está en condición de trabajo infantil. Con relación a la población adulta mayor de 60 años y más, en Chiapas representa el 9.30 por ciento del total nacional (506,308 personas), se señala que muchas personas integrantes de este grupo etario sufren abandono, violencia, maltrato y abuso económico.
Para mejor comer, el gobierno en turno puso en operación, en marzo de 2025, el programa “Comedores del Humanismo”, que atiende directamente uno de los temas expuestos en este eje del PED, aunque, en sentido estricto, “se adelantó” ya que el plan fue aprobado en abril. Los objetivos son tres: garantizar el acceso a una alimentación adecuada y saludable; fomentar la participación comunitaria, y fortalecer el ejercicio de los derechos constitucionales. Bien por poner en marcha acciones que inciden en la población, aunque hay que ser cautelosos: los comedores, en sí mismos, no solucionan el problema, que es de carácter estructural, porque en una sociedad con mejores ingresos aquellos no tendrían razón de existir.
La política social del gobierno en funciones debe de considerar estrategias e instancias diversas, todas coordinadas, para mejorar las condiciones de bienestar y revertir las precarias condiciones de vida.
En este mismo eje, se considera la necesidad de incentivar la práctica de deportes y la activación física para mejorar la salud de las personas, pero también como una forma de disuadir a la población, en particular, la joven, de que se involucre en actividades delictivas. La atención a este tema, se menciona en el plan, ha estado desarticulada por lo que la institución rectora del tema debe asumir un papel protagónico y de coordinación para hacer de Chiapas una entidad en donde se practique deporte.
Un tema que es constante a lo largo del PED es el de la desigualdad entre mujeres y hombres. En términos gruesos, la población femenina en la entidad es la que vive mayores condiciones de desigualdad y opresión. El analfabetismo les afecta más a ellas que a ellos, ellas son más pobres que ellos, ellas trabajan más horas en tareas del hogar sin remuneración que ellos, ellas sufren más violencias que ellos. A pesar de la relevancia del tema, el Plan se limita a considerar como el objetivo el de impulsar la igualdad de género para contribuir a la autonomía económica y el ejercicio de sus derechos. El programa sectorial deberá ser más ambicioso. Las condiciones de exclusión, desigualdades y violencias que han sufrido las chiapanecas requieren ser revertidas con urgencia.
Por otro lado, la participación de los 13 pueblos originarios existentes en Chiapas debe pasar del formalismo a una incidencia efectiva. Ellos, junto con la población afromexicana han estado marginados del desarrollo, por lo que su incorporación a la vida estatal no puede esperar.
En cuanto a la salud, el plan propone consolidar el sistema en la materia, lo que significa hacer mucho mejor las cosas en un estado en donde el 77.88 por ciento de la población carece de seguridad social y la dispersión poblacional es aguda. Las pequeñas localidades con menos de 2,500 habitantes, que suman 20,951, plantean un reto mayúsculo para cumplir con este derecho. El número de unidades médicas en Chiapas es de 2,273 (2,065 de primer nivel, 204 de segundo nivel y cuatro de tercer nivel) y hay 25,714 empleados en el sector. A pesar de este dato, que parecería significativo, existe 1.05 médicos por cada 100,000 habitantes, una cifra a todas luces insuficiente y por debajo de las recomendaciones internacionales que sugieren que deben existir dos o tres médicos por cada 100,000 habitantes.
Este tema es muy sensible en la entidad. A las carencias del sistema de salud y las dificultades sociales existentes, se suma el uso político y patrimonial que en el pasado próximo se hizo de las instituciones en la materia que afectó el cumplimiento de sus tareas. Las informaciones más recientes informan que las auditorías practicadas dan cuenta de presuntos desvíos de recursos, como de la utilización de infraestructura institucional para posicionar a una persona en el marco de procesos partidistas internos y luego en los comicios constitucionales. Castigar estos hechos, si se determinan como delitos, es una obligación del gobierno en funciones.
Para atender las ocho políticas públicas (Desarrollo comunitario y familiar; Chiapas con una juventud activa; Igualdad sustantiva para Chiapas; Derechos de los pueblos originarios y afromexicanos; Rectoría en salud para garantizar servicios integrales; Salud pública humanista; Atención médica oportuna, y Protección contra riesgos sanitarios) y 29 estrategias planteadas en el PED en los temas anteriores, se requerirá el concurso de la Secretaría de la Mujer e Igualdad de Género; Secretaría del Humanismo; Secretaría de Salud; Instituto de Salud; Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Estado de Chiapas; Instituto de Seguridad Social de los Trabajadores del Estado de Chiapas, y del Instituto del Deporte del Estado de Chiapas.