Se ha publicado lo que la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo quiere hacer. Ejes, temas, programas y proyectos. La ruta gubernamental para construir un México mejor, de acuerdo con su propia visión, existe y es pública.
La secretaria de Gobernación, Rosa Isela Rodríguez Velázquez, con fecha 27 de febrero de 2025, envío a la Cámara de Diputados para consideración y eventual aprobación de dicho cuerpo colegiado, el Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030. La sociedad mexicana, con ello, puede conocer los objetivos, estrategias y prioridades que la administración federal pretende llevar a cabo en todas las áreas de la vida social.
Su redacción no fue producto de un conciliábulo, de intelectuales orgánicos o de personal administrativo, sino que es resultado de un ejercicio colectivo de intercambio entre los actores público, privado y social. Así se encuentra establecido en la Ley de Planeación al establecer el Sistema Nacional de Planeación Democrática. En este sentido, el ejercicio para integrar el PND de este gobierno consistió en la celebración de foros en las 32 entidades federativas llevados a cabo durante el mes de enero de 2025. La recepción de propuestas fue presencial y virtual. Dichos foros buscaron reunir opiniones y exponer la visión del gobierno sobre: gobernanza y participación ciudadana; economía moral y trabajo; desarrollo sustentable; desarrollo con bienestar y humanismo; igualdad sustantiva y seguridad para las mujeres; innovación pública para el desarrollo; rescate, defensa y revalorización de los ejidos y las comunidades agrarias; juventudes; migración; archivos y memoria; personas con discapacidad, en fin, salud pública.
El resultado de unir y tensar las ideas del gobierno en turno y las propuestas recibidas es un documento de 212 cuartillas que contiene tres pilares: bienestar, justicia social y sustentabilidad. Se afirma que desde la elección presidencial de 2018 existe un cambio de régimen político –aún objeto de debate académico– con el que se ha separado, afirma, el poder económico del político, combatido la corrupción y el Estado ha recuperado la rectoría del desarrollo.
Se habla, también, que el modelo económico es otro a partir de los programas sociales universales en apoyo de los sectores más vulnerables, el incremento de los salarios, el fortalecimiento del mercado interno, y la soberanía alimentaria y energética, así como del impulso a la industria nacional y al desarrollo sustentable.
El PND no es un acto administrativo, sino una hoja de ruta que, por su naturaleza, orienta la acción gubernamental y con ella misma será evaluada. En este Plan se conjuntan la técnica y la política. Esto no es menor y más en la coyuntura actual cuando se requiere mucha voluntad, capacidad de concertación y saber hacer.
Hace un sexenio el Plan, a cargo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público no tuvo la atención que ameritaba. Recuérdese la manera en que el Presidente de la República lo hizo a un lado y optó por un manifiesto político. Y en cuanto tal, había proclamas y deseos, pero no indicadores o formas para evaluar lo ahí dicho. No se dice que el manifiesto de aquellos años no haya sido relevante pues fue la expresión de buena voluntad de un gobierno que buscó transformar al país. Pero sin conocimiento experto, realismo y metas no hubo manera de que los buenos deseos se concretaran.
El PND que se publicó en la Gaceta Parlamentaria el 28 el mes pasado cambia por completo esta dimensión. Basta ver los diagnósticos, objetivos y estrategias que se plasman.
Ya sabe qué se quiere hacer, ahora falta lo más importante: con qué. El contexto nacional, el entorno externo y las luchas internas en el partido y el mismo gobierno pondrán a prueba la capacidad de la Presidenta Sheinbaum para cumplirlo.