Politicas fallidas, encienden ingobernabilidad en Chiapas

Marchas y protestas en contra de Reformas Estructurales se han vuelto la estampa cotidiana y se refuerzan en fechas como el centenario de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; de nueva cuenta, integrantes de la CNTE protestaron frente al Congreso local

Julieth Rodríguez / Portavoz

[dropcap]E[/dropcap]l creciente rechazo a las Reformas Estructurales del Ejecutivo federal es evidente en diversas entidades del país; la resistencia de la población es más fuerte en los estados que se ubican al Sur, Guerrero, Oaxaca y Chiapas. En el caso de esta entidad, las marchas y protestas en contra de estas disposiciones se han vuelto la estampa cotidiana y se refuerzan en fechas como la del domingo, cuando en el marco de la conmemoración del centenario de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, de nueva cuenta integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) protestaron frente al Congreso local.

La fuerza de la CNTE

La CNTE es la figura más representativa de la disidencia contra el Gobierno Federal y la que mayor convocatoria ha promovido entre la ciudadanía para que se manifieste en contra de las Reformas Estructurales; también se trata de uno de los entes más afectados por la reforma educativa que ha denunciado en reiteradas ocasiones, en realidad se trata de una laboral. El domingo, encabezó la protesta que conformaron organizaciones sociales, campesinas, indígenas y empresarios para denunciar que las reformas estructurales «desmantelan» y despojan al pueblo mexicano de sus conquistas históricas, laborales y de sus derechos fundamentales.
Seis días antes, el 31 de enero, ya lo había hecho acuerpada por padres de familia, estudiantes y la ciudadanía en general en una megamarcha; en el contingente también se contabilizaron trabajadores sindicalizados del sector salud entre los que había médicos y enfermeras que se pronunciaron contra el desabasto de medicamentos y la falta de pagos por sus prestaciones laborales.
En esa ocasión, José Luis Escobar, vocero de la sección VII de la CNTE, declaró a medios locales: «El magisterio hoy, no sólo lucha en contra de la privatización de la educación, sino, en contra de todo ese paquete de reformas estructurales que representan más hambre, más miseria y más injusticia».
Asimismo, en esa procesión que también se efectuó contra el gasolinazo impuesto desde el 1 de enero y que partió del parque «Chiapasiónate», adelantó que el 8 de febrero partirían a la Ciudad de México, de forma masiva al menos 10 mil docentes adheridos a las secciones 7 y 40, a fin de entregar el primer paquete de recolección de firmas para abrogar por la vía jurídica la Reforma Educativa.
A esta marcha para la que la CNTE por primera vez movilizó a todas sus bases magisteriales en la entidad —según Proceso—, antecedió el plantón de 125 días que mantuvo en la capital del estado en 2016. Asimismo, la Coordinadora informó que sólo sería la primera de todas las acciones previstas para este año.

Indígenas y católicos se unen

Además de los pronunciamientos por parte del gremio educativo y de salud, también los católicos en Chiapas se manifestaron contra las reformas estructurales. Elio Enriquez, corresponsal de Proceso, documentó que el 24 de enero pasado, al menos 8 mil católicos marcharon no sólo para conmemorar el sexto aniversario luctuoso del obispo Samuel Ruiz García, conocido como «Tatik» entre las comunidades indígenas, sino para protestar contra las reformas estructurales, los megaproyectos, la minería y el gasolinazo.
El conglomerado de marchantes que pertenecían a 50 diócesis recorrió las calles principales de San Cristóbal de Las Casas hasta la catedral en la que Felipe Arizmendi Esquivel y Enrique Díaz Díaz oficiaron una misa.
«Viva el j»Tatik Samuel»; «No al gasolinazo; rechazamos las represas y la presencia de empresas trasnacionales en nuestros territorios; justicia por Ayotzinapa», gritaban entre sus consignas los católicos ahí reunidos.
Por su parte, mediante comunicado, Arizmendi Esquivel expresó su inconformidad «porque el gobierno no escucha las demandas sociales pero sí impulsa las reformas estructurales que benefician a las grandes empresas trasnacionales».
Asimismo, en noviembre pasado, el Movimiento en Defensa de la Vida y el Territorio (Modevite) organizó una megaperegrinación que partió del municipio de Salto de Agua en la zona Norte y concluyó 11 días después en San Cristóbal, en la región Altos. La movilización fue para pronunciarse en contra de los proyectos de extracción en la entidad (siete, pertenecientes a empresas canadienses), la pretensión del gobierno federal de uno hidroeléctrico en el río Chakté y de nueva cuenta, contra las reformas estructurales.
«Las represas privatizan el uso del agua y dejan secos los cauces de donde se alimentan nuestras comunidades. Hacen ver el agua como un «recurso», es decir, como un negocio y no como un derecho vital de todos los seres, incluidos los humanos», señaló el Modevite en comunicado.
No era la primera vez que católicos y pueblos originarios se manifestaban contra las reformas. El 1 de enero del año pasado, la prensa estatal dio cuenta de que en Simojovel más de 15 comunidades originarias, entre ellas la sociedad civil Las Abejas de Acteal y el Pueblo creyente de Simojovel, marcharon en apoyo a la CNTE y contra la represión gubernamental. Pedro Gómez Bahamaca, secretario de Trabajos y Conflictos de la CNTE en Chiapas, declaró que esa manifestación era integrada por 15 parroquias católicas de aquella zona.

Enero insurrecto

El mes que recién concluyó abrió con la marcha ciudadana contra el gasolinazo, a la que se unieron diversos sectores; además, las manifestaciones se replicaron en los siguientes días en diversos puntos de la República. Durante la primera semana, en Chiapas, de nueva cuenta la CNTE encabezó una concentración en el puente de colores, lugar conocido como Ex Fuente Mactumatzá, para avanzar en una marcha pacífica hacia el Parque Central de la capital.
Asistieron, además, amas de casa, empresarios, así como organizaciones campesinas y civiles, para exigir la salida del presidente de la República, Enrique Peña Nieto; la abrogación de las reformas estructurales y la no aplicación del gasolinazo. De acuerdo con el secretario de Seguridad Pública local, 500 personas se concentraron en la manifestación y se prolongó por dos horas. Hubo disturbios en la zona Costa y Fronteriza, pero en Tuxtla Gutiérrez transcurrió sin incidentes.
A la luz de los hechos, la aplicación de las reformas estructurales le ha valido a Peña Nieto el descontento generalizado y la desaprobación del pueblo que gobierna, pues su nivel de popularidad cayó a niveles históricos; no hay mejores sueldos, ni abaratamiento de combustibles ni proyecto para una mejor educación. Lejos de disiparse, la protesta social adquiere fuerza con la adhesión de múltiples sectores —sociedad civil, empresarial, iglesia, salud— que en 2016 habían dejado marchar sola a la CNTE. 2017 pinta para ser una primavera «invernal».

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