Durante seis años, Iris y su madre pagaron a la financiadora «Su Casita» el préstamo de una casa, después ellos vendieron la deuda y desde ese momento todo ha sido un desastre
Sandra de los Santos / Aquínoticias
La forma que ha encontrado para denunciar la violación a sus derechos ha sido el arte, al cual se ha dedicado toda su vida. Por medio de un cortodocumental la creadora chiapaneca, Iris Moreno Aggeler, plantea una problemática que por lo menos 10 familias padecen a diario en la Ciudad de México: el desalojo a sus viviendas.
Iris Moreno Aggeler, mejor conocida como «Ra´al Ki Victorieux», es originaria de Chiapas, acá continúa viviendo su familia, pero ella migró a la Ciudad de México. En el 2006 su madre, Martha Aggeler compró, por medio de una financiadora llamada «Su casita», un departamento en aquella ciudad, que actualmente habita Iris.
La financiadora se declaró en quiebra y le vendió la deuda a banca Santander después a ING y ésta a su vez a otra, y esa otra a otra…hasta que llegó a HSBC. A la familia le fue tan difícil seguir la pista de quién tenía la deuda que se venían a enterar cuando les llegaban al domicilio notificaciones de una nueva financiadora o banco.
«Llevo viviendo en esta casa 16 años. En el 2006 cuando mi mamá compró la casa no nos dimos cuenta que el contrato tenía cláusulas abusivas, que deberían de estar prohibidas» comenta Iris.
Durante seis años, Iris y su madre pagaron a la financiadora «Su Casita» el préstamo de la casa, después ellos vendieron la deuda y desde ese momento todo ha sido un desastre: abogados, solicitudes de amparo, tratar de entender lo que les está sucediendo. La casa ya fue rematada.
«Ahora lo veo, y veo que nada es casualidad, que todo están coludidos, los jueces, las financiadoras, los abogados que también nos defraudaron porque nos cobraron por defendernos y no lo hicieron» denuncia la artista.
Todo lo que han tenido que padecer, Iris lo plasmó en un corto-documental al que llamó «casa corazón», en donde no solo habla de su caso, sino va más allá. Se registran entrevistas con activistas de otros países y de la Ciudad de México por el derecho a la vivienda.
El cortometraje fue realizado sin presupuesto porque su intención es que sirva para poner en la agenda pública un tema que es cotidiano, pero está invisibilizado: la falta de acceso a una vivienda digna. ¿Cómo algo tan prioritario pasa desapercibido?
Tan solo en la Ciudad de México hay 10 desalojos diarios, muchos de estos son por historias parecidas a la Iris, en la que de fondo está la gentrificación y la falta de una legislación que priorice el derecho a la vivienda de la ciudadanía y no las ganancias de constructoras y financiadoras.
La artista dice que el cortometraje lo hizo porque es la única forma que encontró para denunciar esta violación a sus derechos, después de tocar varias puertas institucionales. Está consciente que tal vez poco sirva para que el destino de su casa y de ella misma cambie, pero aspirar a incidir en algo y que al menos se ponga en la agenda pública el tema.
Las expresiones artísticas están al servicio de todas las historias que se quieran contar, son una manifestación de belleza de la humanidad, pero también de denuncia, de reflejar la cotidianidad. La historia que quiso contar Iris fue la de muchas familias que viven en la zozobra diaria de no tener un techo en dónde vivir.