Por un resfrío no deberías tomar antibióticos

El uso excesivo e incorrecto de antibióticos está generando bacterias resistentes, una amenaza creciente para la salud mundial. Conoce cómo prevenir este problema y proteger tu bienestar

Aquínoticias Staff

Los antibióticos han sido una herramienta fundamental en la medicina moderna, salvando millones de vidas al combatir infecciones bacterianas. Sin embargo, su uso excesivo y mal uso han dado lugar a un problema alarmante: la resistencia a los antibióticos. Este fenómeno ocurre cuando las bacterias mutan o adquieren mecanismos para sobrevivir a los fármacos diseñados para eliminarlas, lo que reduce su eficacia y pone en riesgo la salud pública.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), aproximadamente un tercio de los antibióticos recetados no son necesarios o son inapropiados. Esto incluye su uso para tratar infecciones virales, como resfriados, gripe o COVID-19, donde los antibióticos no tienen efecto. Tomarlos en estos casos no solo es inútil, sino que también promueve la resistencia, ya que ataca bacterias inofensivas en el cuerpo, permitiendo que las dañinas desarrollen y propaguen resistencia.

La resistencia a los antibióticos tiene consecuencias graves. En Estados Unidos, más de 2.8 millones de infecciones resistentes a los fármacos se reportan cada año, causando alrededor de 35,000 muertes. Además, estas infecciones prolongan las estancias hospitalarias, aumentan los costos médicos y dificultan el tratamiento de enfermedades que antes eran manejables.

Para combatir este problema, es esencial usar los antibióticos de manera responsable. Esto implica tomarlos solo cuando son recetados por un profesional de la salud, completar el tratamiento indicado y nunca compartirlos o reutilizarlos. Además, medidas como lavarse las manos frecuentemente, vacunarse y manipular alimentos de manera segura pueden reducir la necesidad de antibióticos al prevenir infecciones.

Para conocer más sobre la resistencia bacteria, visita el artículo original publicado en Mayo Clinic

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