A cinco días de la inauguración de la obra clave que buscaba traer esperanza a La Concordia y a la región se ha convertido en una preocupación, pues grupos delincuenciales lo están aprovechando para saquear el municipio, de acuerdo con pobladores
Aquínoticias Staff
En el calor sofocante del viernes 2 de agosto, dos helicópteros del Ejército Mexicano descendieron en un helipuerto improvisado a menos de un kilómetro del nuevo «Puente La Concordia». Este día, el presidente Andrés Manuel López Obrador se preparaba para inaugurar una obra que, más allá de su relevancia arquitectónica, se erige en el corazón de una zona marcada por la violencia y el tráfico ilegal.
El «Puente La Concordia» cruza uno de los brazos de la presa hidroeléctrica La Angostura, en un municipio que ha sido epicentro de la disputa entre los cárteles de Sinaloa (CDS), Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cartel Chiapas-Guatemala. Esta conexión agilizará el tránsito de personas y mercancías desde la zona sierra/fronteriza al centro de Chiapas.
En una ceremonia simbólica a la que asistieron no más de 500 personas, incluidos trabajadores de la obra, jóvenes de la Guardia Nacional vestidos de civil y una centena de pobladores, el ambiente era tenso. Abajo del puente, la actividad en las barcazas continuaba ininterrumpida. Estas barcazas, unas plataformas de acero y madera conocidas como “chaflanes”, transportaban pesados camiones de carga, autos, motocicletas y personas, una visión rutinaria en una región donde la presencia del crimen organizado es palpable.
Uno de los pobladores, bajo la condición de anonimato, relató con voz temblorosa los eventos del 31 de marzo, cuando una confrontación entre grupos criminales y la Guardia Nacional resultó en la muerte de al menos 10 personas, según cifras oficiales. «Nos tuvimos que aventar al agua, esconder donde pudimos», recordó, describiendo el terror de aquel día.
La barita, un mineral valioso por su blancura y densidad, extraído ilegalmente de las minas en Chicomuselo, es ahora uno de los principales bienes transportados a través del puente. A pesar de las concesiones mineras, la extracción se realiza sin el consentimiento de los ejidos ni estudios de impacto ambiental, denunciaron los habitantes. «Aquí lo mejor es no preguntar», dijo un operador de las barcazas, mostrando las abolladuras en la plataforma de acero causadas por el peso de los camiones cargados con el mineral.
Durante la inauguración, López Obrador anunció que el circuito se completará con el puente Rizo de Oro, a solo 15 kilómetros de distancia, y la rehabilitación de 127 kilómetros de carretera hasta Tuxtla Gutiérrez. Sin embargo, los habitantes de La Concordia expresaron su preocupación por la seguridad. «Le pedimos a Dios que no haya desastre», dijo un residente. «Si el paso está libre, va a ser más inseguridad», añadió, reflejando la incertidumbre que permea la región.
En este contexto, la inauguración del «Puente La Concordia» no solo representa un avance en infraestructura, sino también un símbolo de los desafíos y esperanzas de una comunidad atrapada en la encrucijada de la violencia y el progreso.
Con información de Pie de Página
