Fenómeno natural
Las tragedias de los pueblos, son ganancias de políticos; viene a colación por el resultado del huracán “Oti”, pero que en Chiapas se ha tenido la experiencia en este sentido, tanto en el gobierno de Pablo Salazar, Juan Sabines y desde luego con Manuel Velasco Coello.
No quiero hacer referencia de Acapulco y comunidades, porque no hay constancia, aunque ya muchos han criticado el informe con cuetes y fiestas, o que hay quienes están aprovechando las cosas para su fin particular, en fin, eso es México lamentablemente y que no habrá como cambiarlo.
Pero decía el tema de las ganancias políticas, porque en el gobierno de Pablo Salazar se presentó “Stan” que sin duda fue una tragedia enorme, ahí se dijo que la ayuda llegaría y nunca ocurrió, hasta la fecha muchos no solo recuerdan la desgracia, sino que la siguen viviendo.
Con Sabines, se habrá de recordar temas como el de las ciudades rurales y desde ahí se presentó la ganancia, al nunca llegar a ocupar esos espacios habitacionales y que terminaron siendo de otros y nunca de los damnificados.
Quizás el peor de los casos, fue con Velasco, quien como dice el presidente, no vale la pena pisar lodo solo por la foto, eso es lo que ocurrió con Manuel, quien incluso estando con el presidente Peña Nieto, dieron el grito de independencia en Cintalapa; de nada valió, la ayuda se quedo en manos de los políticos.
Quien no recuerda al locutor como el sobre nombre de “Chunco” cuantas veces no se le señaló que, como PRD, había solicitado despensas y estas no fueron entregadas, hay que decir que en ese caso fue por “Larry”, una tormenta tropical en Tuxtla Gutiérrez que dejó sobre el margen del Sabinal, muchos damnificados.
Es cierto que no solo el gobierno o los políticos ganan con las desgracias ajenas, también la población suele ser abusiva y en esa ocasión, sacaron parte de línea blanca de otros lados, para decir que la inundación los había perjudicado, esto para que recibieran estufas, refrigeradores, hornos de microondas, televisores, nuevos.
Ahora bien, hay que decir que las tormentas y huracanes, son eventos naturales, por lo tanto, hay que entender que pasan porque pasan y en el lugar que sea, sin embargo, la población no entiende y siguen cometiendo los mismos errores, quizás hasta a propósito, como queriendo sacar tajada de ello.
Nos quedamos en Tuxtla Gutiérrez, aquí un promedio de cien colonias, viven exactamente no solo a 2 centímetros, sino que encima de los arroyos que alimentan al Sabinal, en tiempo de lluvia desde luego que ingresa el agua a sus hogares y ahí viene la dolencia falsa, de que son damnificados.
El gobierno por su parte, también permite y hasta aplaude, pues el darles apoyos, es sinónimo de un que bueno es usted gobernador o funcionario, lo mejor que puede pasar, es que esté cercano en un proceso electoral, es cae como anillo al dedo para ellos y en ocasiones para la población.
Cierro diciendo, aunque son pocos los beneficiados, contra la gran mayoría que son los perjudicados, es cierto que se tiene que hacer algo y ya, porque no se puede seguir permitiendo que se tenga una idiosincrasia como esta, a costa del dolor.
MUERTOS
¿Qué es para los chiapanecos y muchos más de entidades mexicanas, estos días denominados como de muertos? En efecto no es Halloween y tampoco es “calabacita tía” y menos el vestirse de brujas, muertes, fantasmas, personajes de películas, y hasta de mitos y leyendas como la mala mujer, el Sombrerón, entre otros.
Este día no es de fiesta como ahora se dice, en realidad es una fecha de atención para todos, primero el entender que los que están en las tumbas son padres, abuelos, hermanos, esposo, esposa y en algunos casos hijos; luego entonces es de un total y profundo respeto a ellos.
No creo que alguien esté contento con decir que la madre de alguno, se le diga bruja, por lo tanto, se tiene que entender que es una fecha para recordarlos que fueron importantes para nosotros y desde luego, saber que por ellos estamos aquí en este mundo.
La costumbre que se ha convertido en tradición, nos señala que el 31 de octubre a las 12 del día, las almas de los niños acuden a la tierra para así poder estar con nosotros, para ello se queman cuetes, triques, se pone incienso, en fin, se hace un rito en el altar de la casa como se adorna las tumbas para recibirlos.
El 1 de noviembre, a la misma hora estas almas de los niños se regresan de donde vinieron y dan paso a las almas grandes, o de los adultos, para ello se hace el mismo procedimiento, algunos hacen rezos otros más una sencilla oración, todo ello como parte de un ritual ya con reglas católicas, finalmente el 2 se retiran y se tocan campanas y la quema de todo lo anterior.
Es pues que, no es un día de tristeza como tal, sino de un profundo amor para quienes fueron nuestros parientes y amigos, pero además el que merecen todo el respeto y por ende no hay que confundir ideologías foráneas con las propias y lo que es peor, olvidar lo que realmente representa.
Ahora bien, con el tema de los niños, por lo menos a fines del siglo pasado, los muchachitos pasaban y decían, “qué dejaron las almitas”, no “calabacita”, se les daba el repartido que sobraba de los rezos de “todosanto”, se llevaban turrones, tamales, gelatinas, atol, así como alguno que otro dulce.
En cuanto a la flor, si bien es cierto que el cempasúchil es propio de otros lugares, esta se fue arraigando en Chiapas, aquí se veía las tumbas con cartuchos (alcatraz), que mientras en la Cdmx cuesta en promedio 500 pesos una, en Chiapas 50 pesos la docena; se colocaba palmas, claveles, lirio, lluvia, incluso aparecía la flor de seda, y algunos, juncia en el piso.
En realidad, los cambios no fueron buenos, pues se deja a un lado el sentido real por dar paso a un tema de comercialización, cierro diciendo que dentro de estas fechas se incluye el 1 de noviembre como día de todos los santos, es decir, de quienes han sido denominados como tal por la Iglesia Católica.
También expongo, que mientras han “metido” como tradición, el cual no es cierto, el Halloween, la Iglesia Católica invita a desterrar lo que califica como diabólico, haciendo gala y uso del Holywins que es disfrazar a los niños de santos, el que ellos decidan, desde San José, San Judas, Santo Domingo, San Marcos, hasta de angelitos.