Qué más pue… / Carlos Coutiño

Belisario Domínguez

El aniversario luctuoso de Belisario Domínguez, quien además es considerado el mártir del periodismo, aunque más bien es el apóstol de la política; desde Chiapas nace y también crea raíces para entender que es momento de hacer un cambio sustancial en lo que es la política e incluso en el periodismo.

En un diálogo con viejos amigos periodistas, encontramos que hoy en día, hay 500 personas (Tuxtla Gutiérrez), con un celular que se dicen ser representes de sus propios medios de comunicación, sin tener un ápice de conocimiento sobre lo que implica esta labor.

De esa cantidad, algunos preguntan que cuanto se gana y donde se puede «cobrar», claro, esto es gracias a la sentencia absurda de la CNTE que dijo muchas veces, «prensa vendida, que aceptas la mordida».

esa consigna magisterial y que otros han retomado, ha traído consecuencias graves, pues la agresión a medios, el libertinaje que se consiguió a través de las redes sociales y que decir de la aparición de cientos de jóvenes tratando de hacer realidad el famoso «chayo».

Para ser periodista, se tiene que estudiar, practicar, empezar con la nota roja se decía, pero vivir el momento, entender el contexto y saber un poco de historia, reportear, no es tener un celular en mano y subir a Facebook así como subirse a una banqueta y destapar una cerveza o refresco.

Las redes sociales, aunque el ex presidente dijera «benditas», en realidad le han hecho un mal a la sociedad, pues lejos de informar, crearon supuestos medios, sin responsabilidad; para fortuna, los verdaderos periodistas aún existen y hacen su parte para tener vivo el derecho de informar con realidad.

En cuanto a la política, valdría la pena hacer una reflexión y entender, que Congresos van y Congresos vienen, un Senado de la República, donde se convierte en mercado, estadio de futbol y hasta el centro de prostitución, pero menos un Poder que legisle por, para y con el pueblo.

Cito, cuando vemos el canal legislativo, suben a mentar madre, a decirse estupideces, criticas que no corresponde a un tema, a dormir, a ver nalgas de sus compañeras y trabajadoras, a invitarse a tomar fotos, crear pasarelas y hacer convivios, en síntesis a socializar y sacar dinero.

Belisario Domínguez, no subió a tribuna a agredir, subió a defender al país, después de 89 años de ser parte de México, un chiapaneco criticó con severidad al dictador Victoriano Huerta, militar que solo duró 17 meses en el poder, y el comiteco del Partido Liberal, consolidó con su muerte, su amor a México.

Pues bien, no se trata de que, haya más Belisario Domínguez, pero si se trata de que haya más personas que entiendan que la tribuna no es una cabina de radio para estar saludando, ni pasarela para que la gente vea su estilo de vestir; es un lugar que sirve para entender que van en un diálogo sin gritos y aspavientos, para defender posturas en beneficio del pueblo.

Incluso, si son iniciativas del gobierno del estado en turno, no es para que todos levanten la mano y con el dedo aplastar el botón verde de aceptación, es para que debatan y con ello, enriquezcan esa iniciativa, pues, no se trata de votar en contra de algo positivo, sino de algo que puede ser perfectible y siempre velando por el interés de todos, incluso de los menos.

12 DE OCTUBRE

Desde que se empezó a visibilizar a los mexicanos con descendencia de otros continentes, las cosas han ido cambiado a favor de ellos, mucho se ha hablado de José María Morelos y Pavón, quien luchó por la independencia de este país.

Por ello, este 12 de octubre, los afrodescendientes que están en algunas entidades del país, se reunirán para dar a conocer sus derechos como mexicanos, pues ellos ya nacieron en esta nación, tienen familia con otros mexicanos, pero poco se les ha tomado en cuenta en lo laboral.

Lo cierto es que es este movimiento se inició en el estado de Jalisco, donde se pronunciaron por la reivindicación de sus derechos y ser visibilizados realmente, ellos no son migrantes ni refugiados, ellos son mexicanos de padres y abuelos extranjeros desde uno o dos siglos atrás.

Incluso hay quienes se retomó el caso de la independencia, vinieron con los españoles de África como esclavos, por ende, las condiciones ya son otras, es momento de que se reconozca su aportación en la música en particular, como la gastronomía que ahora se ha apropiado mexicano.

En efecto, pese a que es un país libre, con sus propias creencias y determinaciones, se sigue presentando el racismo, discriminación, la xenofobia, intolerancia a quienes son de piel oscura en particular, por lo que no es con leyes, sino con acciones desde la iglesia donde se tiene que atender.

Una persona afrodescendiente, es aquella de origen africano que vive en las Américas y en todas zonas de la diáspora africana por consecuencia de la esclavitud. Este término ha estado sujeto a localismos, como afromexicanos, afropanameño, afroperuano, entre otros. 

En México las personas afrodescendientes son las descendientes de mujeres y hombres africanos que llegaron a la Nueva España -en su mayoría- como personas esclavizadas, especialmente en los siglos XVI y XIX y que permanecieron en la sociedad, abonando a la vida cultural, económica y social. 

Del total de la población de 0 a 11 años (25.2 millones) en México, 2% (427 mil) se declararon con autoadscripción afromexicana o afrodescendiente. De este grupo de personas, 51% (216 mil) son niños y 49% (211 mil) niñas. (Instituto Nacional de Geografía y Estadística, [INEGI], 2020), lo que demuestra aún su no inclusión a la política y educación.

En Chiapas son pocos, pero muchos viven en la frontera con Guatemala, otros más en la parte del Soconusco y Costa, se les ve como siempre, solo para las tareas domésticas, trabajar y trabajar, sin que merezcan una mejor calidad y condición de vida, como ellos desean.

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