Coca Cola, la muerte con sabor
Lo dicho en su momento por el Secretario de Salud en Chiapas y posteriormente por el Sub Secretario a nivel federal, en cuanto a las bebidas gaseosas y comida chatarra, sin duda es un punto importante que se tiene que trabajar, desde la conciencia ciudadana, con el cual mejorará la calidad de vida.
La Coca Cola, es una de ellas; de acuerdo a los datos, en Chiapas hay 5 millones 450 mil ciudadanos, más población flotante proveniente de las caravanas e ingresos ilegales de Sudamericanos, Caribeños, Centroamericanos y en menor porcentaje, los Africanos y Asiáticos.
El 96.2 por ciento, toma Coca Cola, el resto no lo hace por alguna enfermedad que ha dañado ya su organismo, otros más por evitar complicaciones; pero en las zonas indígenas aunque no todas, se ha convertido en un rito el consumirla, junto al Pox; como un ceremonial religioso hasta los eventos familiares.
Aunque no hay un dato real, del ingreso del refresco a Chiapas, se dice que empezó a tomar fuerza en la década de los 70´s, del siglo pasado, la forma fue la regalía del mismo para los indígenas, estos reacios como siempre, pero la duda mata, y terminó matando a muchos producto de la diabetes y de la afectación al riñón.
El solo saber que era más popular que el mismo PRI en su momento, la Coca Cola, logró arraigarse milagrosamente en todos los eventos de algunos pueblos, los indígenas son personas buenas, que se han dejado llevar por el estilo no de publicidad, sino de acción para que su producto sea consumido.
Es de mencionar, que ni la Pepsi ni otro refresco llegaron a ingresar como lo hizo la Coca, un refresco en San Cristóbal o Tuxtla Gutiérrez, puede costar en una tienda 15 a 17 pesos, en Chamula y otros pueblos, solamente 10 pesos, la empresa entiende que de cualquier forma ganan, aunque den barato, pero el consumo es muy elevado.
Pero el problema actual con la empresa, no solo está en el consumo, también lo está en el apoderamiento de las aguas en San Cristóbal de las Casas, donde se asegura que el poder económico ha dominado en el gobierno federal, por encima de los intereses del pueblo, por rescatar sus aguas.
Coca Cola, es realmente un enemigo que tienen que ir venciendo las autoridades locales, entre más sea la presencia, más muertes por enfermedades habrá; la lucha es por el agua, hoy la empresa se apodera, mientras antes se decía un vaso de agua, no se le niega a nadie, hoy un bote de agua llega a costar poco más de 10 pesos.
Circunspección
Hace unos días, se celebró la firma de paz entre los municipios de Aldama y Chenalhó, un trabajo de filigrana del gobierno de Chiapas; deja en claro que, Rutilio Escandón se ha caracterizado más allá de acciones de infraestructura, en hechos concretos relacionados a la vida, dando claro mensaje de que la política no es un asunto de imagen, sino de entrega por los demás.
Dista mucho de otros gobiernos pasados, que se basaron en obras baratas y fantasmas, que empobrecieron a la entidad y provocó la quiebra de empresas locales, hoy se observa, algo que se desea, pero que no se sabía cómo hacerlo, es decir, acciones de diplomacia, política, solidarias y humanas.
¿Qué le falta al gobernador Escandón Cadenas?, sería una pregunta, seguramente que haya congruencia en la sociedad, sin quitar la diversidad ideológica y la forma de cómo se debe dar un proceso de democracia.
Lamentablemente pareciera ser que es un pueblo confundido, no logra captar el primer paso a una transformación, que es la paz, con el cual llega la justicia y finalmente el desarrollo; no puede ser al revés, tiene que tener un proceso y hacerlo con sabiduría.
Es posible que haya errores en un momento dado de este gobierno, pero significa que se está avanzando, cuando el pueblo se anime a leer y estudiar, entonces entenderá que el proceder de Escandón no es el interés personal, sino que está cumpliendo con el papel de un gobernante.
A quien le duele que el gobernador esté haciendo política, seguramente quienes están movimiento los hilos para tensar y provocar problemas; es cierto que hay mucho que hacer, pero el pueblo en su estado neófito, considera justo lo que no es legal y legal lo que es injusto.
Hacen marchas y bloqueos, pensando que es la forma de hacer justicia y aplicar la ley, el pueblo, no conoce que es el derecho consuetudinario, no sabe que es un reglamento, que artículos tiene la Constitución federal y estatal, ni siquiera conoce el reglamento de tránsito.
¿Cómo entonces puede pedir lo que no conoce?, esto va por todo lo que se está observando, no es que no sea válido el protestar, pero no es el camino, mientras se quiera hacer como ahora, no vamos avanzar, mientras la gente piense que con Facebook y whatsapp se soluciona las cosas, cada vez más estaremos peor.
Los chiapanecos, parecieran tener el síndrome de Estocolmo, se van a favor de quienes son los verdaderos enemigos, pero en contra de quienes les ayudan; no somos entonces una sociedad alta, media o baja, somos lo que decía Marx una sociedad lumpen, por eso estamos como estamos.
Al grado de que tener un celular se sienten periodistas, de poder decir algo ya están filosofando, de saber cómo mejorar la economía mundial, parar la COVID, detener el cambio climático, cuando en realidad, no pueden soportar la situación crítica en la familia, desde la violencia económica, psicológica, hasta la falta de atención a los hijos.
Es ahí, donde se tiene que reconocer la valía del mandatario, no aplaudir por aplaudir, sino hacer una crítica centrada, apegada y concienzuda, para que cuando se dé un paso, lo hagan todos, hacia un solo rumbo. Chiapas, no podrá cambiar, si no inicia su proceso de educación por sí mismo.