Quiero recuperar el Informe Mundial sobre Población de este 2023, que en su centro coloca la importancia de seguir blindando derechos y libertades de las mujeres y las niñas, pues sobre ellas están pendiendo tentaciones autoritarias que buscan revivir el control demográfico como política gubernamental.
El diagnóstico y análisis del informe nos plantea mirar el futuro de la humanidad desde nuestra realidad, alertando que es necesario dejar de caer en las tendencias de sentencias absolutas, sino que debemos mirar la demografía desde la amplitud de los derechos humanos y las libertades.
Es decir, dejar de alarmar a la población con sentencias de que el crecimiento de la población nos llevará a la catástrofe o con afirmaciones como que es tan bajo el nivel de nacimientos que la humanidad prácticamente desaparecerá.
Ni una ni la otra, pues el informe señala que esto solo genera ansiedad demográfica y para evitar esto, es necesario hacer el análisis desde el contexto de lo que se ha avanzado en derechos, especialmente los sexuales y reproductivos, frente a los retos que nos quedan en materia de desigualdad y discriminación contra las mujeres y niñas.
Quedarnos solo en los números puede ser un peligro si no se leen desde esta lógica.
Especialmente porque estas lecturas absolutistas son el caldo de cultivo para que resurjan las tentaciones autoritarias de los gobiernos que intentan desarrollar políticas de control demográfico, que violenta los derechos pues están basados en controlar la fecundidad de las mujeres.
De los hallazgos que reporta el Informe es que están resurgiendo políticas demográficas basadas en la suspensión de los derechos y las libertades de las mujeres, las cuales cuentan con respaldo social provocadas por estas miradas extremistas de somos muchos, así que hay que reducir los nacimientos o somos muy pocos, hay que hacer que nazcan más, todo centrado en mayor control del cuerpo y la sexualidad femenina.
Por ello, Natalia Kanem, directora ejecutiva del Fondo de Población, que es la instancia responsable del Informe, señala en la presentación que todas las personas que componen la familia humana tenemos derecho a tomar decisiones libres y fundadas sobre nuestra salud, nuestro cuerpo y nuestro futuro.
Y advierte que cualquier debate sobre cuestiones demográficas debe partir de ese derecho. A fin de cuentas, señala Kanem, la población gira en torno a las personas y a la creación de las condiciones para que los 8 mil 000 millones de habitantes de la tierra podamos llevar una vida plena y libre, iguales en dignidad y derechos, en un planeta sano, seguro y próspero. Con lo cual, la especie humana sale ganando.
Desde este ángulo es importante reconocer, que, si bien vivimos en un mundo con mayores libertades y derechos aún hay brechas que son necesarias cerrar, por ejemplo, hoy existen 68 países, donde cuatro de cada diez mujeres con pareja no tienen la posibilidad de tomar decisiones sobre su atención médica, su placer sexual o el uso de anticonceptivos.
Que esto siga ocurriendo, no es un solo un dato, sino que retrata los retos de las desigualdades y la cadena de violaciones a los derechos humanos de las mujeres.
Que ellas, no tengan garantizadas las condiciones para decidir de forma libre e informada el número de hijos y cuándo quiere embarazarse, lleva a que casi la mitad de los embarazos no son intencionales.
Que estas mujeres no puedan tomar decisiones sobre su bienestar nos recuerda que no todas las mujeres tienen los mismos derechos y que hay regiones en el mundo y dentro de los países con mayores retos que otras, por ejemplo, América Latina y el Caribe es la región con el segundo nivel más alto de `fecundidad adolescente, con 53 nacimientos por cada 1000 mujeres de entre 15 a 19 años (El primer lugar lo tienen África Occidental y Central).
Ser madre en la adolescencia profundiza la marginación en la cual ya viven estas jovenas y cierra futuros posibles para ellas y sus criaturas.
En 2021 se estima que en el planeta medio millones de niñas entre los 10 y los 14 años se convirtieron en madres, cifra que es escandalosa por todos lados, porque lo que deja al descubierto la enorme violencia sexual que sigue habitando en las familias del planeta tierra y el enorme riesgo en el que se encuentras las niñas.
Finalmente quiero recuperar lo que sostiene el informe a lo largo de sus páginas la desigualdad y la discriminación que viven las mujeres por ser mujeres aleja a la humanidad de construir un mundo más justo, resilientes y sostenible, pues si queremos tener futuro hay que garantizarles el presente a ellas.