¿Quiénes son todos esos niños en las calles de Tuxtla?

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Por Mario Escobedo

En las calles de la capital chiapaneca se vive un fenomeno que ha ido creciendo en los ultimos 2 años, es un acontecimiento que cuestiona la existencia de otros a partir de la observación de los efectos sociales que produce en la realidad de nosotros mismos (los no migrantes) un malestar, cierto repudio, pero también empatía con el otro, niño/a, que corriendo y riendo habitan ahora nuestro alrededor – ¿quién en nuestra ciudad no los ha visto en las calles, los semáforos, en los grandes estacionamientos y en el Instituto Nacional de Migración (INM)?.

La migración infantil es un fenómeno complejo que ha evolucionado notablemente desde sus inicios en la década de 1980. Originalmente, los migrantes procedían principalmente de los países del Triángulo Norte de Centroamérica—Guatemala, Honduras y El Salvador—y huían de los conflictos armados en sus países de origen. Estos menores cruzaban la frontera sur de México, ingresando a través de Tapachula, y, tras establecerse temporalmente en diversas localidades, avanzaban hacia el norte con la esperanza de llegar a los Estados Unidos.

A lo largo de los años, el perfil de los migrantes ha cambiado significativamente. Si inicialmente se trataba de hombres jóvenes y adultos, en los últimos tiempos ha habido un notable aumento en el número de mujeres y familias completas que migran. Sin embargo, uno de los fenómenos más impactantes se produjo en 2014, cuando se observó un incremento considerable en el número de niños, niñas y adolescentes no acompañados atravesando México.

México, en su papel de país de origen, tránsito y destino, presenta características particulares en la migración infantil. Internamente, el país experimenta movimientos migratorios que varían según diversas condiciones socioeconómicas y políticas. En Tuxtla Gutiérrez, capital del estado de Chiapas, situada en una región fronteriza, la presencia de múltiples caravanas migrantes ha transformado la dinámica social local, creando un nuevo entorno en la región.

A nivel global, la magnitud del fenómeno es alarmante. Según datos de UNICEF de 2018, aproximadamente 31 millones de niños viven fuera de su país de origen. De estos, 11 millones son refugiados o solicitantes de asilo, mientras que 17 millones son desplazados internos. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) reportó en 2018 que 27,600 niños y niñas no acompañados o separados solicitaron asilo, y 111,000 eran refugiados.

En enero de 2023, México registró a 6,833 migrantes irregulares menores de 18 años, un aumento del 95.8% respecto al mismo período de 2022. Esta cifra revela un incremento preocupante en la migración infantil irregular, con implicaciones potencialmente conflictivas respecto al derecho a la «no privación de la libertad por motivos migratorios», establecido en la reforma del capítulo 6 de la Ley de Migración de 2020.

Los migrantes menores de edad provienen de una variedad de países, incluidos Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Venezuela, Haití y algunos países africanos que han llegado a Panamá. La presencia creciente de estos niños y adolescentes en Tuxtla Gutiérrez ha pasado a formar parte de la cotidianidad de la ciudad.

El fenómeno de la migración infantil ha evolucionado de manera significativa desde sus inicios, reflejando cambios tanto en el perfil de los migrantes como en las dinámicas regionales y globales. El incremento en el número de niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados, junto con el aumento de familias completas y mujeres en movimiento, subraya la creciente complejidad de la crisis migratoria. México, actuando como un punto crítico en esta ruta migratoria, enfrenta desafíos significativos en la gestión y protección de estos menores. La situación actual no solo plantea cuestiones humanitarias urgentes, sino también cuestiona la efectividad y adecuación de las políticas migratorias y de protección infantil vigentes. Abordar estos desafíos requiere una respuesta integral y coordinada que considere tanto los derechos de los migrantes como las realidades sobre el terreno.

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