A menudo se piensa en los asuntos ambientales como una cuestión que involucra únicamente cuidar la naturaleza, pero el ambiente lo involucra todo. Desde los recursos naturales, los procesos productivos, las actividades económicas, las tendencias políticas, la normatividad vigente y todas las construcciones sociales, como la cultura. Sus efectos en la salud son parte de ello y lo hemos constatado como humanidad en el último año.
Debemos insistir en formar conciencia en toda persona, en todo asunto ambiental. Desde la Primera Cumbre de la Tierra (Estocolmo, 1972) se planteó la necesidad de establecer programas de educación ambiental que permitan a las sociedades dimensionar los efectos de la actividad humana en los ecosistemas y su impacto a gran escala. Esta Cumbre también fue la primera en tocar el asunto del cambio climático que ahora nos es inaplazable.
Informes del PNUMA pronostican que el 2021 será uno de los años más calurosos. Todo indica que veremos tormentas, sequías y más incendios como los de años anteriores (Amazonia 2019 y 2020, Australia 2019-20, California 2020). Los desastres naturales derivados del cambio climático no son casualidad. Han incrementado en frecuencia y destructividad conforme al aumento de contaminación aérea. Aún cuando se estima que el año pasado el mundo redujo 7% la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) a consecuencia de la pandemia, se estima que estas reducciones no tendrán cambios significativos a futuro.
Según este organismo internacional la contaminación del aire ya causa 1 de cada 9 muertes. Además, la emisión del 55% de GEI deriva principalmente de China, Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido y la India. Además, los miembros del G20 en conjunto generan el 78% del total de emisiones. Curiosamente, en plena crisis climática, la pandemia por COVID llega como una infección que afecta e inflama vías respiratorias poniendo al organismo en estado crítico, lo que acabado con la vida de más de 2 millones de personas.
Esta semana les invito a reflexionar sobre nuestro compromiso con el ambiente. Repensemos la estrategia para recuperarnos de la pandemia –y evitar futuras contingencias por zoonosis–, de manera sustentable y en beneficio de todas y todos. La buena noticia es que la semana pasada la administración Biden, en su primer día, hizo oficial el regreso de EUA al Acuerdo de Paris, lo que podría significar un retorno a la acción multilateral para tomar responsabilidad respecto al calentamiento global.
Como ya he dicho en este espacio, el daño está hecho y urgen medidas tajantes para enfrentar la crisis y repensar políticas económicas e industriales que coadyuben a la reducción de emisiones de CO2.