Luis Jonathan Castillo Camacho
Las cámaras deben simplificar el voto migrante, es importante blindar el perfil de los candidatos de los mexicanos en el exterior para garantizar que sean miembros de la comunidad y la representen en los congresos federal y locales. Esto debe ser parte de la reforma al marco jurídico, a fin de que los partidos políticos realicen campañas donde residen y se conozcan sus propuestas.
Es importante reconocer el voto migrante para elegir a representantes en la Cámara de Diputados y en los congresos locales, para fortalecer sus derechos, actualizar, simplificar y modernizar el proceso de votación, facilitar el registro y avanzar en el voto electrónico. En este contexto también se debe tomar en cuenta que los mexicanos en el exterior puedan ser postulados para diputaciones independientes.
Respecto a las cuotas arcoíris deben ser una realidad y no una simulación como lo han hecho diferentes partidos políticos. Se debe castigar este tipo de prácticas. “Jugar con las cuotas arcoíris es indigno y peligroso”, porque históricamente esta población ha sido humillada, discriminada y vulnerada en sus derechos políticos.
Las y los Legisladores deben tomar en cuenta la iniciativa para reformar el artículo 35 de la Constitución, a fin de considerar con seriedad los derechos de las personas LGBTIQ+. Es de suma importancia se les otorguen sus derechos políticos como la representación legítima en los congresos.
En referencia al tema de las candidaturas independientes se debe cuidar los temas de financiamiento respecto a las candidaturas independientes, pues existe la tentación de que haya ingresos más allá de lo que establece la ley, pero tampoco malbaratando estas candidaturas, además tomar en cuenta de que existe el riesgo de prácticas clientelares. Es importante cuestionarse, que, dentro del paquete de propuestas de la iniciativa presidencial, al momento de que se le da a la lista de candidaturas independientes el tratamiento como partidos, cómo se organizaría la lista de los candidatos independientes por las diferentes entidades.
Considero que una solución de la crisis de representatividad no sólo de candidatos independientes, partidos políticos y minorías, es atender y reflexionar sobre la ética pública, ética política y el ejercicio de los representantes para atender los intereses de la ciudadanía que los votó.
Las minorías en el país son el sector que más se ha invisibilizado y las reformas legales no se han traducido en el reconocimiento pleno de sus derechos. Hay avances en medidas afirmativas; sin embargo, hacen falta grandes avances y la dualidad en el discurso político hace parecer lejano el escuchar las voces representativas de estas poblaciones.
La inclusión de las minorías es un gran reto para las autoridades electorales, ya que se está en búsqueda de criterios orientadores para lograr la representación de todas las personas sin perder el equilibrio en la paridad entre mujeres y hombres
En materia de comunidades y pueblos originarios se debe ampliar el debate legislativo sobre garantizar la representación en el sistema de partidos a través de mecanismos culturalmente adecuados, lograr la posibilidad de migrar del sistema de partidos a sistemas normativos indígenas, incorporar más y mejores figuras de asociación y representación indígena.
En materia de personas de la diversidad sexual, se debe transitar a una autoadscripción calificada con datos públicos y exigir que una asociación la acredite, presentar una agenda de trabajo en favor de este grupo, pues hay mucha simulación para ser beneficiarios de medidas afirmativas. Se requiere una representación específica para cada grupo que ha sido vulnerado.
La reforma electoral no debe estar hecha a modo, sino que supone pensarle a futuro y debe plantear avances, con cambios significativos, incluyendo compromisos pendientes.
