Repensar las categorias «Sexo» y «Genero», un debate necesario en el feminismo

En un histórico encuentro entre expertas feministas: la antropóloga Marcela Lagarde y de los Ríos, la jurista Alda Facio Montejo, la abogada Andrea Medina Rosas, la filósofa Amelia Valcárcel, la política Angélica de la Peña y la académica e investigadora Aimée Vega Montiel, llamaron a no hacer distorsión teórica de dos conceptos que han ayudado a explicar la desigualdad estructural entre mujeres y hombres

Anayeli García Martínez / Cimac Noticias 

Ciudad de México.- Ahora que en México resurgen propuestas legislativas y de políticas públicas para proteger la  «identidad de género» y relegar el concepto de «mujeres», feministas que han contribuido a construir los derechos de la mitad de la población invitaron a reflexionar las bases del feminismo, un movimiento que no relega a los grupos sociales sino que actúa en favor de las mujeres y para acabar con la desigualdad entre ellas y los hombres.

En un histórico encuentro entre expertas feministas: la antropóloga Marcela Lagarde y de los Ríos, la jurista Alda Facio Montejo, la abogada Andrea Medina Rosas, la filósofa Amelia Valcárcel, la política Angélica de la Peña y la académica e investigadora Aimée Vega Montiel, llamaron a no hacer distorsión teórica de dos conceptos que han ayudado a explicar la desigualdad estructural entre mujeres y hombres.

Reunidas en el foro «Aclaraciones necesarias sobre las categorías Sexo y Género», que este jueves 24 albergó el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM, las expertas detallaron cómo los conceptos «sexo y género» han ayudado a generar mecanismos jurídicos y políticos para fortalecer el Estado y los derechos de las mujeres, por lo que coincidieron en que se deben mantener para no retroceder, pero también aseguraron que no se debe caer en la trampa de pelear.

La abogada Aimée Vega Montiel, quien ayudó a construir el reconocimiento de los derechos de las mujeres en las leyes de telecomunicaciones de México, expuso que el feminismo es un movimiento que tiene tres siglos de historia y que como fuerza conceptual y política ha elaborado su crítica a partir de dos categorías: «sexo y género». En su momento, las panelistas recordaron que el feminismo ha construido alianzas con otros movimientos y por eso promueve el respeto como eje fundamental.

En el actual contexto mexicano, donde hay propuestas para reconocer la explotación sexual como trabajo, los vientres de alquiler como actividad altruista de las mujeres; o bien, borrar el concepto «mujer» y sustituirlo por «personas» en el texto constitucional, como se pretendió en la Cámara de Diputados en 2021, la académica precisó que: sobre la diferencia sexual se construye la desigualdad estructural entre mujeres y hombres.

«Ambas categorías críticas han sido fundamentales para vislumbrar relaciones de desigualdad entre mujeres y hombres y para transformar al Estado. La categoría sexo ha permitido demostrar la opresión de las mujeres. Mientras que el género es el uso jurídico reconocido internacionalmente para evidenciar la desigualdad estructural», dijo.

«La Mujer» es un mito

En un ejercicio para rescatar la historia y la teoría del feminismo, así como redescubrir los aportes de las mujeres, Marcela Lagarde, quien es reconocida en México por ser una de las redactoras de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, vigente desde 2007, recordó que en síntesis «el feminismo es la noción de que las mujeres son personas», una consigna presente hasta el día de hoy.

La antropóloga refirió que la filósofa francesa Simone de Beauvoir, autora del libro «El segundo sexo», publicado en 1947, dejó ver en las páginas de aquella obra que sin sexo no hay género, y además en su trayectoria reflexionó sobre qué es ser mujer y cuáles son los mecanismos para ignorarnos y hacer que no existimos, tanto en el lenguaje y el enunciado, como en la política.

Para esta pensadora, explicó Lagarde, las mujeres son construidas para «ser para los otros» y, ahora también se ha interpretado que las mujeres son para defender causas, lo que nos deja sumergidas en una causa –que si bien puede ser libertaria– nos subsume, porque se nos exige entrega inmediata.

La también etnóloga e investigadora aseguró que Simone de Beauvoir refutó al médico y padre del psicoanálisis Sigmund Freud, quien preguntaba: «Qué quiere la mujer». Sin embargo, a esta pregunta, la francesa respondió diciendo que no hay una «única mujer», porque las mujeres somos diversas y plurales, y nuestras diferencias están en edad, sexualidad, casta, clase y otras condiciones de vida.

«No quiere nada, simplemente no existe, es un símbolo, reúne las diversas y estereotipadas formas que cada sociedad, cada clase, cada etnia y cada organización social define. La mujer no es un ser, es un mito, una norma, unas condiciones de vida. Quienes existimos somos las mujeres, en plural, concretas, cinceladas socialmente para ser y transcurrir y somos únicas e irrepetibles. Y si tomamos nuestro destino en nuestras manos podremos enfrentar mucho mejor manera al orden patriarcal», dijo.

Lagarde, autora de «Los cautiverios de las mujeres. Madresposas, monjas, putas, presas y locas» llamó a hacer un alto en la reflexión. Señaló que hay que traer a la memoria que la opresión de las mujeres está basada en el sexo: «No solo somos biología, pero somos biología; no solo somos psicología, pero somos psicología; no sólo somos economía, pero lo somos». Simone de Beauvoir explicó el enfoque de género, pero no lo nombró así, y a pesar de ello desarrolló esta teoría que ha servido para crear legislaciones en favor de las mujeres, dijo.

«Lo femenino» es expectativa social

 

En el foro, la filósofa y promotora de los derechos de las mujeres como Derechos Humanos, Amelia Valcárcel, se preguntó por qué el «sexo» se ha vuelto tan problemático cuando hay lugares donde es claro cuál es el «sexo» al que se le prohíben derechos. Ejemplificó: En Afganistán el gobierno Talibán permitió que las mujeres accedieran a la educación media, pero después decidió que ya no podrían hacerlo, por ser mujeres, por su sexo.

La experta explicó que existen dos sexos (el intersexo es una excepción que se presenta dentro de un sexo), pero esta categoría se ha vuelto problemática gracias al feminismo. «A causa del triunfo del feminismo como explicación verosímil en la dinámica en que los sexos han de estar, la propia noción de sexo se ha vuelto problemática», consideró.

La española, quien fue consejera de Estado en su país natal, detalló que las personas somos animales, un tipo de primates, y por tanto hay dos sexos: machos y hembras. El sexo, dijo, se observa en las personas nacidas, pero no se atribuye. En su disertación explicó que la forma en que tratamos, criamos y educamos a las personas, con base en el sexo: es el género.

La también catedrática continuó señalando que el feminismo como pensamiento que nació en el Siglo XVIII, en el periodo de la ilustración, explica que lo «femenino» es un aprendizaje. Para explicar esta idea mencionó que cuando Beauvoir dijo «no se nace mujer» también dijo «le llamamos mujer a lo que hay entre el varón y un eunuco (lo que no es varón)».

Recordando el pensamiento de otra pensadora, la antropóloga Margaret Mead, la española dijo que «lo femenino lo es por negación». «El ser masculino es propiamente el ser humano con todos los atributos y si a ese ser le son restados varios de esos atributos en eso consistirá el ser femenino». Es decir, en todas las culturas las mujeres valen menos que los hombres.

Vivimos violencias diferentes

En este diálogo, necesario para que en las políticas públicas que rigen la vida cotidiana no se confunda «sexo» con «género», la jurista y promotora de la Ley de Igualdad Social en Costa Rica, en los años 80, destacó que en el ámbito internacional, en Naciones Unidas y en tratados internacionales se ha usado «género» para referirse a las mujeres, pero acotó: «nunca imaginamos que iba a ser más bien un borrado de las mujeres».

Después de que Amelia Valcárcel propuso «poner a descansar el concepto género», es decir, dejar de usar el término «género» y referirse a las «mujeres» o al «sexo» como tal, la costarricense señaló que la palabra «género» no tiene tantos ataques o un sentido de menosprecio, por esa razón se usa en instancias de política exterior. «Todavía no se puede hablar de feminismo en Naciones Unidas», advirtió.

Aun así, Facio, quien promovió la justicia para las mujeres en la Corte Penal Internacional, destacó que las feministas han puesto sobre la mesa la necesidad de que otros grupos que viven violencia o discriminación sean protegidos por instrumentos legales o tratados. Sin embargo, incluir a esta población en los mecanismos creados para las mujeres, como la Convención Belém Do Pará, redactada en 1994, podría hacer que un beneficio para un grupo discriminado menoscabe a otro grupo.

Esto cobra relevancia considerando que las mujeres apenas tenemos 29 años siendo reconocidas como sujetas de derechos. En la Declaración de Viena, de 1993, fue cuando las mujeres comenzamos a existir en el derecho internacional

La jurista también puso un ejemplo y destacó el asesinato de Vicky Hernández, una mujer trans que fue asesinada en Honduras, en 2009, y cuyo caso llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En este caso, un grupo de feministas envió un documento al alto tribunal para pedir que en su análisis se diferenciaran las desigualdades estructurales entre mujeres y hombres y los crímenes de odio que afectan a las personas de la diversidad sexual.

Esta comunicación se hizo porque la demanda feminista por reconocer la violencia contra las mujeres, como el feminicidio, no niega las violencias hacia otros grupos, pero destacó que se ha distorsionado el «género» como sinónimo de «sexo» o de «mujer», lo que puede tener efectos contrarios. Facio destacó que las personas trans, bisexuales o intersexuales, son violentadas por no ser hombres en el sentido patriarcal, pero no por ello deben ser encasilladas como «mujeres».

En ese sentido, la abogada y quien litigó a nivel internacional un caso de tres asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua (caso ocurrido en la década de los años 90 y que dio origen al concepto jurídico de feminicidio a nivel internacional), Andrea Medina Rosas, expuso que el Derecho ha recogido los derechos de las mujeres. «En todo el mundo a las mujeres se les trata de manera desigual y se les discrimina, con matices de acuerdo a cada Estado, pero hay esa realidad. Entonces, los sujetos que el Derecho toma en el concepto del género son: hombres y mujeres».

La litigante expuso que el Derecho familiar ha reconocido las desigualdades que viven las mujeres y por eso las ve como sujetas jurídicas, pero destacó: «Si no somos precisas en qué cambios queremos hacer de estas categorías, todo eso puede ser afectado y lo podemos perder y hay muchos grupos que esperan que perdamos eso». Además, expuso que el mundo jurídico no debe reglamentar nuestra identidad, ni de las mujeres, ni de ninguna persona.

Andrea Medina señaló que el Derecho no puede centrase en autodefiniciones individuales, para la abogada feminista, el género se vive en el cuerpo vivo e histórico.

Otras ideas que Las estudiosas de la teoría feminista destacaron fue que el cuerpo es la base fundamental de la persona, la desigualdad se vive sobre la diferencia sexual, como dijo Marcela Lagarde. En tanto, Amelia Valcárcel señaló: el género nos sirvió para nombrar la desigualdad derivada de la diferencia sexual, el feminismo lucha por ganar libertades públicas individuales para las mujeres. A su vez Alda Facio destacó la relevancia de diferenciar la violencia basada en el sexo de la discriminación por identidad de género.

Las panelistas expusieron que en las leyes se ha usado el concepto «género» para construir los derechos de las mujeres. Sin embargo, mencionaron que hoy se está usando el «género» para pasar por encima de las mujeres al no nombrarlas. De ahí que llamaron a abrir el diálogo, a escuchar a todas las voces sin reproducir discursos de odio, a crear mecanismos de protección y seguridad jurídica para mujeres y para otros movimientos de la población.

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Un comentario

  1. Excelente conversatorio realizado entre estas grandes mujeres feministas que han aportado tanto para que seamos reconocidas y que podamos hacer valer nuestros derechos.

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