Por José Luis Castillejos
En la posición política que le asignen, Rosy Urbina sabe desenvolverse en el terreno y, hoy en día, a pesar de las rabietas de sus rivales y campañas en su contra, se encuentra bien posicionada para defender la Cuarta Transformación (4T) en Tapachula.
Gracias al trabajo político y a su incansable recorrido, la alcaldesa de la Perla del Soconusco, que actualmente se encuentra de licencia, ha liderado diversas encuestas, incluyendo una para la Diputación Federal, y, por lo tanto, ganará con facilidad la presidencia de Tapachula.
Su liderazgo político es evidente y su visión parece tener un alcance más amplio, enfocándose en continuar la transformación de la Perla del Soconusco, donde aún quedan desafíos significativos en áreas como la salud, la seguridad, el empleo, el fomento de la producción y el turismo.
La crítica a Urbina parece provenir de aquellos que no comprenden el método de selección de candidatos de Morena, que se basa en encuestas y no en negociaciones a modo.
La han incluido en las listas de candidatos a diputados federales, y esto se debe a que, en la posición política que le asignen, sabe jugar limpiamente, lo que se refleja en su popularidad y aceptación entre la población.
La aceptación social y las encuestas de popularidad, que la posicionan como una de las alcaldesas mejor valoradas no solo de Chiapas sino de México, le brindan la confianza necesaria para volver a ganar la alcaldía.
Pierden el tiempo aquellos que intentan descalificarla y difundir rumores para desacreditarla, cuando el trabajo político demuestra lo contrario. Es ella quien garantiza votos a Eduardo Ramírez Aguilar para la gubernatura de Chiapas y a Claudia Sheinbaum hacia la presidencia de México.
