El representante popular sostuvo que los planes de desarrollo municipal deben significar avances sustanciales en la reducción de la brecha de desigualdades, y no campañas de promoción permanente en busca de nuevos puestos
Redacción
[dropcap]E[/dropcap]l diputado federal por el estado de Chiapas, Emilio Salazar Farías, sostuvo que la ciudadanía no se equivoca cuando afirma que urge y es necesario el desarrollo de la capital chiapaneca, «necesita a los mejores hombres y mujeres, los más preparados, los que quieran y amen esta ciudad. Los que pretenden, como ruta de vida, permanecer en Chiapas y contribuir al desarrollo del estado».
El legislador chiapaneco dijo que en sus múltiples recorridos por las colonias tuxtlecas, los reclamos son los mismos de hace décadas. Pareciera que el tiempo no ha pasado, pero la molestia de la gente por el no cumplimiento de la palabra empeñada se acrecienta, «cada recorrido encontrar las necesidades de tanto tiempo. Luminarias, cuando la administración anterior decía haberlas cambiado; seguridad, pavimentación, limpieza, orden y una brutal pobreza. ¿Se puede cambiar el rumbo? Es difícil. Pero con la colaboración de todos se puede».
Por eso el presidente de la Comisión de Desarrollo Municipal en la LXIII Legislatura insistió en que privilegiar la fiscalización, la evaluación, la capacitación y la profesionalización de los servidores públicos evita que se improvise y haya actos de corrupción en los municipios, «modernizar la administración local es una tarea que convoca a la corresponsabilidad; México y Chiapas requieren que sus municipios sean capaces de enfrentar retos y aprovechar oportunidades».
En ese sentido, Salazar Farías hizo hincapié en que los gobiernos locales deben ser fuente de soluciones para alcanzar las metas nacionales, como reducir la desigualdad, garantizar el acceso a la salud y a la educación, promover la participación ciudadana y el fortalecimiento del tejido social.
Para concluir, el representante de los chiapanecos en el Congreso de la Unión, destacó que los municipios son los espacios en los que las comunidades pueden decidir el rumbo de la política pública. Son, además, ejemplo de democracia cotidiana, en los que la sociedad hace ciudadanía e invita a dejar de lado las diferencias, construir consensos y sumar esfuerzos, «con transparencia absoluta, sin fórmulas caducas, sin las rémoras de siempre y tomando como ejemplo el trabajo de aquellos presidentes municipales de los 60, tan respetados, tan honorables y sobre todo llenos de sabiduría y experiencia. Nadie puede cambiar todo en tres años pero sí cimentar un trabajo de largo plazo».
