Se cumplen dos años de desaparicin de chiapaneca en Utah

Los sueños de Elizabeth Elena Laguna Salgado la llevaron a pisar el condado estadounidense, un 23 de marzo, sin embargo, sus metas y expectativas no se cumplieron; 18 días más tarde desapareció sin dejar huella. Tras dos años de búsqueda, su familia sólo abraza el recuerdo plasmado en fotografías y objetos personales que dejó en su recámara antes de partir

Elizabeth Marina / Portavoz

[dropcap]F[/dropcap]ue en la ciudad de Provo, Utah en donde Elizabeth Elena Laguna Salgado, fue vista por última vez. Su misteriosa desaparición a tan solo 18 días de haber llegado a los Estados Unidos mantiene a su familia inmersa en una pesadilla, un túnel en el que el dolor y la desesperanza cada día, se hacen más fuertes.
La ilusión y la fe de Elizabeth por crecer profesionalmente se apagaron en aquel condado, al que llegó un 23 de marzo del 2015 con el sueño de perfeccionar el inglés en la escuela Nomen Global Language Center, que de acuerdo con sus familiares tiene gran prestigio internacional y una comunidad considerable de estudiantes latinos.
A dos años de su desaparición, catalogada como «extraña» por los vecinos y autoridades del condado, la familia Laguna Salgado solo cuenta con el recuerdo inmortal plasmado en fotografías y objetos personales que Elizabeth dejó en su recámara antes de partir.
«Mami, no estés triste voy a volver rápido, no me extrañes tanto no será más de un año», fueron las palabras de Elizabeth hacia su madre Edith Salgado, la última noche que pasaron juntas.
El semblante de sus familiares luce destrozado, la mirada cansada y los rostros pálidos demuestran que las noches de insomnio y la incertidumbre de no saber nada de la que describen como la más cariñosa, religiosa y entregada de la familia, está hundiéndoles en un clamor desesperado que nadie escucha.
«No hay un solo rastro de ella, no hay sospechas, su habitación fue encontrada intacta, mi hija no tenía amigos y tampoco conocidos que puedan dar alguna pista a las investigaciones que el gobierno de Estados Unidos mantiene desde el día de su desaparición», lamenta entre sollozos, Edith.

Sin pistas

Elizabeth nació en la capital chiapaneca, Tuxtla Gutiérrez, fue criada en una familia mormona y siempre demostró ser entregada a su religión, cariñosa y un gran ejemplo para sus hermanas y hermanos. Terminó sus estudios de ingeniería industrial en una universidad de la ciudad y al concluirlos, decidió servir como misionera en Pachuca, Hidalgo, en donde pasó poco más de un año y medio.
Pero ella anhelaba continuar con sus estudios y hacer una maestría, por lo que se esforzó por conseguir una beca en Nomen Global Language Center, institución ubicada en Utah que localizó por internet. Según relata su madre, tras varios meses de trámites, Elizabeth se mudó de inmediato a Estados Unidos, en donde su tío Rosemberg Salgado –hermano de Edith– la esperaba para instalarla y enseñarle el condado en el que viviría por aproximadamente 12 meses.
Las metas de Elizabeth y las expectativas de la familia no se cumplieron. A poco menos de un mes, desapareció sin dejar huella, sin levantar sospechas, sin decir adiós. «Ya salí de la escuela», fue el último mensaje de texto que la joven de 26 años envió a la 1:30 el pasado 16 de abril del 2015.
«Mi niña siempre se comunicaba, en la mañana me dijo «mamita ya me voy a la escuela», platicamos muy rápido y por la tarde me envió un último mensaje pero después de eso, no volvimos a saber más de ella.»
Al principio, para Edith y Rosemberg –quien se mantenía al pendiente de Elizabeth y con quien se vería la misma tarde de su desaparición– todo les pareció normal, no sospecharon nada y creyeron que la joven se había ido a estudiar con unos amigos o hermanos de la iglesia, sin embargo, al caer la noche, la desesperación se apoderó de la familia y la búsqueda incansable comenzó.
La impotencia de no poder salir a las calles a buscar a su hija llevó a Edith a tocar puertas y utilizar todos los medios para conseguir una visa migratoria humanitaria, con la que pudo viajar a Utah junto a su esposo para rencontrarse con Rosemberg y apoyar a la investigación y búsqueda de su hija.
«Fuimos a todos los rincones de la ciudad para decirle a las personas que nos ayudaran a encontrarla, pegue su carita en todas las esquinas, en todos los negocios para que la gente siempre la recordara pero hasta ahora nadie, absolutamente nadie, me dice en dónde está mi hija.»
Desde el día de la desaparición nadie pidió rescate, y aunque las autoridades americanas se han mostrado excluyentes y lentas en la investigación, según refiere la familia, aseguran que no se han detenido en exigir a los gobiernos de Estados Unidos y México que no bajen la guardia en la búsqueda de la joven para que pronto den con su paradero.

«Mi hija está viva»

Cada noche Elizabeth aparece en los sueños de su madre, desesperada, cansada y perdida: «mi hija vive, no está muerta, está viva pero suplicando auxilio, está sufriendo».
La calidad humana y el deseo de superarse, llevaron a Elizabeth hasta Utah, la inocencia que la caracterizaba quizás fue la que la hizo caer en las manos de las personas equivocadas, nadie tiene certeza de ello y aunque la fe de la familia aún es fuerte, cada día es un golpe mucho más duro que amenaza con derrumbarla.
«Seguimos con fuerza pero la falta de pistas me cala hasta los huesos, estoy desesperada quiero saber quién tiene a mi hija, ya no puedo seguir así, mi familia está enferma, nuestra salud es débil y aunque la fe nos mantiene en pie, a estas alturas no sé cuánto más pueda soportar.»
En la sala de su casa y con las fotografías a sus espaldas, Edith, que porta una playera con el rostro de Elizabeth, exhibe ante los medios la falta de progreso en las investigaciones y ruega a los mexicanos y extranjeros que memoricen el rostro de su hija perdida y ayuden con cualquier pista que pueda ayudar a encontrarla.
La familia ha buscado apoyo en fundaciones de búsqueda de personas desaparecidas tanto mexicanas como extranjeras, con la esperanza de localizar a la joven.
En Estados Unidos, se ofrece una remuneración económica de 50 mil dólares para quien ofrezca alguna pista de Elizabeth; sin embargo, a la fecha no se sabe absolutamente nada de ella.
La incansable búsqueda inició un 17 de abril, alrededor de 300 personas se encuentran rastreando el condado, grupos solidarios de distintos países se han sumado a través de redes sociales y desde México su familia persigue cualquier pista que ayude a entender cómo desapareció Elizabeth y dónde está.
Actualmente, ambos padres se encuentran en Chiapas y es su tío Rosemberg quien continúa la búsqueda en Utah; los familiares ya no tienen recursos para seguir buscándola, mucho menos para viajar.
«Gastamos todos nuestros recursos en vano, por el hecho de tener un familiar desaparecido nos negaron la visa y tenemos que quedarnos aquí, con los brazos cruzados esperando a que en Utah encuentren algo», se lamenta la señora Edith.
«Hijita, aún recuerdo tu ilusión, me acuerdo de tu entusiasmo por superarte, tu energía y todos tus planes, aguanta Elizabeth, te vamos a encontrar.»

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Un comentario

  1. Seńora Bonita Primero Dios Ella Regresara a Dus Brazos Pk Alguien Tan Buena y Joven no puede desaparecer asi sin dejar rastro sin que nadie viera o escuchara nada..Dios esta con ella y no la soltara de su mano hata revresar con ustedez animo y no pierda la fe

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